Urgente reparación de refinería de Esmeraldas
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La refinería de Esmeraldas no puede seguir maltrecha, produciendo derivados de baja calidad en sus casi descalabradas instalaciones.

El estado de la refinería de Esmeraldas es calamitoso, por decir lo menos, y podría llegar al desastre, a menos que las autoridades energéticas no demoren más la convocatoria a concurso internacional para repararla, para volverla técnica y una eficiente productora de combustibles de calidad.
El país tiene presente que el gobierno de la ‘robolución ciudadana’ movilizó casi USD 2 300 millones para repotenciar la planta, pero quedó más maltrecha de lo que estaba, por lo que la justicia aún persigue a los responsables de esa trama. No se pueden perder las cuantiosas inversiones realizadas, por lo que la solución a los problemas serios de la refinería debe ser asumida, urgentemente, por el régimen del presidente Moreno.
Datos recientes alarman: en el 2019 se programaron 53 días de paro para la Unidad FCC para que, con ciertos arreglos y parches, continúe operando, pero fueron necesarios 143 días. Los paros de la unidad viscoreductor No.1 de 48 días se extendieron a 64. En menor rango estuvieron las unidades atmosféricas y de vacío, no funcionaron las desulfuradoras, desaladoras, la isomerizadora y estuvo muy mal el tren de reformación y, para colmo, hubo descontrol de condensados, mal funcionamiento de calderas y no hubo generación propia. Todo lo cual determinó que los combustibles salieran al mercado con calidad inferior a las especificaciones nacionales e internacionales.
Esos paros y deficiencias también determinaron que la planta no refine 22 000 barriles diarios de crudo, 8 millones de barriles en el año. Por lo que el costo de importaciones de combustibles creció en casi USD 300 millones.

La refinería, inaugurada en 1976, fue diseñada para procesar crudo de 28° API, pero el gobierno ‘robolucionario’ decidió mezclar los crudos amazónicos Oriente y Napo para ‘ahorrarse’ el pago de la tarifa de transporte del crudo pesado por el OCP, alimentando la planta con petróleo de 23°API promedio, lo que causó afecciones técnicas en esta y en la de Santa Elena, produciendo combustibles con alto contenido de monóxido de nitrógeno, azufre y benceno, lo que afecta sensiblemente el ambiente, a la salud humana, a los motores de los vehículos.
Pero se conoce que Petroecuador ha realizado estudios, a fondo, para reparar la refinería de Esmeraldas. Aunque parecen dormir el sueño de los justos, porque las autoridades respectivas demoran la urgente convocatoria a licitación internacional, que debe ser transparente y gane la que ofrezca mejores condiciones técnicas y precios, para que el país no vuelva a quedar envuelto en trafasías como la mentada ‘repotenciación’.
Ello, porque el estudio prevé, en primera fase, refinar productos de alta calidad, bajo normas Euro5, que reducen el nivel de contaminación, puesto que bajaría el contenido de azufre del diésel que al momento tiene 300ppm (partes por millón) a 10ppm, menor contenido de monóxido de nitrógeno, monóxido de carbono y menor cantidad de benceno en las gasolinas.
También considera la construcción de una minirefinería para procesar 60 000 barriles diarios de residuos, que hoy se venden a precio de gallina enferma, que darían 55 000 barriles de productos limpios de calidad, lo que reducirá la importación de ese volumen, liberando recursos para potenciar otros sectores de la industria. Petroecuador carece de dinero para cubrir los costos de reparación y de la construcción de la minirefinería, por lo que la convocatoria a concurso internacional, para reparar y administrar la planta, luce urgente e ineludible, a fin de que el país tenga combustibles de calidad y los ciudadanos respiremos en ambientes más adecuados.