Una estrategia global para el mañana
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La pausa al ritmo de vida global nos permite reflexionar y, por qué no, soñar en que el futuro después del coronavirus sea mejor que antes.

Escribo estas líneas luego de leer con fascinación, una entrevista a Luigi Ferrajoli, realizada por Braulio García, para El País, sobre la crisis actual. En sus respuestas, el jurista italiano propone una “Constitución de la Tierra” como la única manera de enfrentar esta pandemia y contrarrestar fenómenos como el cambio climático -a propósito, otra de las crisis que tendremos que manejar-. Ferrajoli habla funciones e instituciones supranacionales que garanticen los derechos humanos y la paz; y, que esta crisis puede servir para que reconozcamos fragilidad ante fenómenos desconocidos. Hay que admitir que la ciencia, aun cuando ha caminado mucho, esta vez se atrasó a la pandemia.
Sus palabras me han hecho reflexionar sobre cómo será el mundo cuando todo esto pase, me refiero a los grandes problemas de la humanidad como el hambre y la pobreza. Hoy, el Covid-19 permite mirar con mayor claridad las debilidades sistemáticas en las que vivimos; porque aún cuando se habla con frecuencia de la Agenda 2030, tal parece que existe un divorcio entre los 17 objetivos y las agendas nacionales que manejan nuestros gobernantes. El ejemplo más claro, la crisis sanitaria en Ecuador explota, el mundo entero es testigo a través de imágenes devastadoras, se conduelen, lo lamentan, tuitean, pero nadie allá afuera nos puede dar la mano.
La entrevista me ha brindado esperanza; existen pensadores que buscan respuestas a la nueva hoja de ruta para el mañana. Las grandes potencias deben pensar en los más pequeños, con agendas supranacionales; pues poco habrán servido estrategias con bandera de soberanía nacional, si a mediano plazo habrá interacción ciudadana y el contagio, la pobreza y el hambre continuarán.
Me quedo con la ilusión de instituciones mundiales, que un día garanticen por ejemplo la prohibición de armas y una administración mundial para los más vulnerables; punto central de varios compromisos internacionales suscritos por Ecuador sobre derechos económicos, sociales y culturales, que terminan en la nada.
Esta lectura me deja con una sonrisa en esta crisis; pues contiene medidas, que aún con ideas que pueden parecer fantasiosas, proponen una verdadera agenda post Covid-19 para el mundo entero.
Debe existir un procedimiento de excepción, que la Fiscalía del Estado aplique para recuperar los más de $ 70.000 millones de dolares robados por el indeseable y la banda de delincuentes de la revolución ciudadana del siglo XXI, ya tuvieron la valentia de sentenciarlos, que se apoyen con organismos internacionales para seguir la ruta del dinero, que robaron de las arcas del Estado ecuatoriano. Ese delito debe ser tipificado como «Traición a la Patria» y sentenciado «Cadena perpetua»