Un retrato del sistema penitenciario de Ecuador
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Este testimonio muestra en detalle qué pasa dentro de las cárceles. Un relato sobre bandas criminales, fuerza pública cómplice, golpes, asesinatos, enfermedades. Lo cuenta una exautoridad penitenciaria.

Durante dos meses y medio fui subsecretario de rehabilitación del Ministerio de Justicia hoy SNAI; fue una oportunidad histórica para conocer casa adentro el sistema penitenciario del país. Pensaba que con la eliminación del Ministerio de Justicia y la creación de un Servicio especializado en Rehabilitación (SNAI) se podía refundar el sistema penitenciario. Pero estaba totalmente equivocado, no había voluntad política del Gobierno Nacional para hacerlo.
Como todos los ciudadanos, vi en los enlaces del expresidente Rafael Correa tres cárceles nuevas, en las que los internos tenían uniforme (aunque no estaba de acuerdo con el color), había comida de un catering, se instalaron economatos o supermercados de la cárcel, ejes de rehabilitación etc. Eran unos centros de rehabilitación del primer mundo.
Mi desilusión llegó desde mi primer día en funciones. Fui de visita al Centro de Detención Provisional de Quito (CDP) del Inca, al llegar encontré a decenas de personas rogando y preguntando sobre sus familiares, ingresé y visité todo el Centro. Su capacidad era para 700 y tenía una población de 2 100 detenidos, es decir un hacinamiento del 200%. El olor era penetrante, ingresar a los pabellones daba claustrofobia. Uno se pregunta ¿cómo estos seres humanos que todavía no reciben sentencia (algunos pueden ser inocentes), viven es estas condiciones? Las principales enfermedades eran gripe, piel, sífilis, bronquitis; me mostraron unos pequeños cuartitos donde funcionaban talleres individuales para dar trabajo a 10 PPL, el proyecto de la panadería era el más grande pero trabajaban 30 personas. Menos del 5% tenía alguna actividad.
Al salir al patio vi unas carpas hechas con palos y una cobija de toldo. ¿Qué es eso?, pregunté. Ahí los presos tiene relaciones íntimas, me dijeron. Mi reacción inmediata: ¿cómo es posible que para el siglo XXI se pueda tener una relación íntima frente a 500 personas en un patio y las visitas tengan que llegar a las 04:00 para hacer fila? Dispuse la entrega de turnos por internet, cero sellos, colocar brazaletes a visitas e iniciar la construcción de 21 celdas íntimas. Las inauguramos, pero duraron poco; ahora son celdas para los que pagan.
Fui a la Cárcel Regional de Cotopaxi, una obra de la revolución ciudadana. Parecía impresionante. Tenía estrictos controles para familiares y, además:
1.- Revisión con detector manual
2. Paso por arco de metal
3. Silla cavidad
4. Scanner de aeropuerto.
Me pregunté: ¿cómo puede pasar una aguja a las cárceles regionales con estos controles? En el Gobierno pasado se construyeron tres regionales: Turi, Guayas y Cotopaxi con una capacidad aproximada de 15 000 plazas, se esperaba que la cárcel de Cotopaxi se llene en el 2030.
Pero pronto descubrí que el Centro de Cotopaxi tenía poca agua, porque el caudal que entrega el Municipio de Latacunga es mínimo ya que se desabastecería a barrios de esa ciudad. Después me encontré con que el agua no llega a pabellones, al segundo y tercer pisos. Esto causaba una pestilencia en las celdas que tienen baños anti vandálicos, caros pero sin el líquido vital.

La principal queja era la calidad y la cantidad de la comida. En el gobierno anterior se firmó un contrato por USD 2,50, más IVA, por interno con una empresa para que abastezca de comida a todos los centros de privación de libertad. Son USD 36 millones anuales.
También se contrató el economato que es la tienda de la cárcel, precios altos, algunos productos caducados, comida chatarra de pésima calidad, y el centro no ganaba nada. En Colombia este supermercado sirve para que el centro se vuelva autosustentable, se venden productos y se cocinan pollos y pasteles de cumpleaños para los presos, la ganancia sirve para proyectos y ejes de reinserción.
En Ecuador, el Economato no entrega ninguna ganancia al Estado, no paga arriendo y tiene 40 000 clientes fijos, era igual con las cabinas telefónicas. Además, existió un monopolio de más de ocho años que continuaba en este Gobierno, para el servicio de comida, economato y cabinas telefónicas. Estos centros regionales no tienen comedores, lavandería o talleres equipados para el trabajo.
La salud no es bien atendida. Los internos que fueron trasladados del exPenal García Moreno hasta Cotopaxi llevaron una epidemia de piojos.
Otro punto que me llamó la atención fue la famosa escuela penitenciaria que antes fue cuartel militar donde se gastaron algunos millones en readecuarlo para la educación, se formó una sola promoción por falta de dinero. Está ubicada a dos horas de Machala. No había profesor de buen nivel que acepte ir a dictar clases en ese centro; las clases eran dictadas por policías entrenados en prevención del delito.
Encontramos un polígono virtual de un costo aproximado de 500 000 dólares para armas no letales y letales, que había sido utilizado pocas horas. Estaba abandonado.
En Machala el hacinamiento era de 200%, en cada celda de cinco dormían 15 privados de la libertad. Se les encierra a las 18:00 y se abren las puertas a las 06:00. No tienen baño… Las necesidades biológicas tienen que hacerlas en un recipiente de plástico.
Hay problemas de violencia. Un día llegó el periodista de TC, Jonathan Carrera, con un video que mostraba a una banda que golpeaba a un PPL primario. Habían grabado la golpiza para enviar a su familia para exigirles dinero. Fue en Cotopaxi.
Fuí hasta la cárcel, llamé a reunión y les expliqué lo miserables que eran quienes habían golpeado, en grupo, a una persona indefensa. En media hora estaban identificados los agresores como miembros de la banda Latin Kings. Dispuse que el Centro ponga una denuncia por chantaje y el privado de libertad, al tener apoyo, firmó la denuncia. Una semana más tarde, los delincuentes visitaron a su esposa, secuestraron a su sobrino, lo golpearon y amenazaron con hacer lo mismo con la mujer si no retiraba la denuncia. Informé a la Unidad de Inteligencia Penitenciaria para seguimiento, pero al día siguiente era yo quien salía del SNAI.
A propósito, nunca tuve cápsula de seguridad, pese a lo peligroso del cargo, el Ministerio de Justicia se negó a darme seguridad. Un conductor leal y un agente penitenciario honesto, me protegían. Cuando un funcionario es honesto, no recibe dinero de los privados de libertad y hace un trabajo profesional, es respetado por ellos.
El Cubano
En Guayaquil conocí al famoso alias Cubano. Pregunté por el interno que estaba en una celda cerrada y me dijeron que era el famoso Poveda; pedí que abran la puerta, los custodios estaban nerviosos, me dijeron que el PPL estaba a cargo de Inteligencia Policial. Les dije que yo estaba a cargo del Ministerio de Justicia. Encontré que el preso tenía que hacer sus necesidades biológicas en un plástico. Le pedí que salga, se bañe y le ubiqué en otra celda que tenía baño. Pensé: me habían contratado como Subsecretario de Rehabilitación, no como torturador.
Alias Cubano tenía una guerra privada con Los Choneros, por eso si era trasladado de transitoria a Máxima Seguridad, donde debía estar, era condenarle a muerte. Me decían que alias Cubano manejaba el negocio de Gerald, el famoso lanchero manabita que enviaba droga a Estados Unidos, y que se encuentra detenido en ese país, después de ser extraditado desde Colombia.
Por el cambio de celda me ofrecieron un carro como agradecimiento. Respondí que si volvía a mencionar el tema le devolvería a la celda anterior. Ese día corrió la voz de que en mucho tiempo había un Subsecretario honesto.
Un fin de semana recibí una llama anónima que me decía que una ambulancia fantasma había ingresado ilegalmente a la cárcel regional. Tomé el primer avión a Guayaquil, con el Director de la cárcel fuimos al Data Center a ver los videos. Informé a las autoridades, a la Unidad de Inteligencia Penitenciaria y judicializamos los videos con denuncia en Fiscalía. 21 policías y civiles se habían vendido al crimen organizado para dejar entrar la falsa ambulancia con dos chicas y toda clase de artículos prohibidos.
Lo extraño es que los agentes de la UIP de Guayaquil decían que no veían nada raro en el video. Pasaron semanas y no se daban las órdenes de captura pese a existir los elementos de convicción. El asunto se hizo público en el programa de la periodista Janet Hinostroza. La ministra María Paula Romo me acusó de ‘quemar’ la investigación al hacer público el episodio, pero yo respondí: los ministros pasivos son quienes queman la investigación. Me pidieron la renuncia y la entregué con gusto. La cirugía mayor y la oferta de que todo ciudadano podía denunciar, era un cuento que me creí.
¿Cuáles son los problemas de las cárceles y que se puede hacer?
- Hacinamiento del 42% que llega al 200% en algunos casos
- Falta de servicios básicos en muchos centros
- Pésima comida para los centros carcelarios aunque el país ha gastado más de USD 240 millones en ocho años.
- No existen programas serios de reinserción, ejes como trabajo, salud, educación, deportes.
- No tenemos escuela penitenciaria que forme a guías y directores. Tenemos agentes penitenciarios poco capacitados, sin uniforme, sin armas no letales, y sin carrera de vida.
- Los sistemas de seguridad están dañados o no existen. Se requiere un scanner vehicular en cada centro.
Hasta la presente fecha, el SNAI no ha presentado una hoja de ruta para solucionar los problemas señalados. El sistema está podrido. Las carpetas de prelibertad son el mejor negocio, hay un nivel de reincidencia cercano al 80%, es decir, de cada 10 pesos que salen ocho regresan. En Chile el Presidente Piñera ha creado un plan, que lo dirige él mismo, para disminuir el nivel de reincidencia al 20% con ayuda de empresarios chilenos.