El hombre invisible
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La salida de uno de los hombres más fuertes de uno de los gobiernos más débiles genera más preguntas que respuestas. Ahora, el hombre invisible que maneja la estrategia gubernamental tiene menos de dos años para intentar solventarlas.

La mesa chica del gabinete ministerial es más chica tras la sorpresiva salida de Santiago Cuesta. Se atribuye la salida a varias causas y hasta a la acumulación de todas ellas. Un hombre polémico, el Consejero del presidente Lenin Moreno se parecía a otro personaje por sus ademanes autoritarios y su modo gritón de responder a los cuestionamientos, parecía hablar a nombre del Estado, del gobierno, del Presidente y siempre terminaba, en primera persona. Nunca le faltaban argumentos y le bastaba que sus aseveraciones fuesen verosímiles. A sus críticos respondía argumentando ad hominem, soltaba informaciones que se suponen secretas y siempre se mostraba imbuido de autoridad.
Fue dejando en su camino cabos sueltos de asuntos escabrosos que nadie hizo el seguimiento. Cuando le cuestionaron acerca de los honorarios a un estratega político español cuyos pagos no habían sido reportados, respondió que pagó de su bolsillo. Aparecieron correos, seguramente hackeados, en los que anunciaba al candidato Lenin Moreno que llevaría hasta Ginebra a empresarios interesados en apoyarle y acompañaba a los nombres los montos estimados del giro de sus negocios.
Estuvo en una comisión encargada de concesionar las empresas públicas, pero parecía ser quien tomaba las decisiones y quien tendría la última palabra aunque no había valoraciones establecidas ni indicaciones del destino de los recursos. Era difícil saber si sus declaraciones polémicas eran imprudencias o deliberadas maneras de poner la pica en Flandes. Cuando preguntó para qué quieren reconstruir una refinería como la de Esmeraldas que está envenenando a la ciudad parecía más de oposición que del gobierno. Nunca aclaró debidamente su aseveración de que un guardia había robado la información de Pamela Martínez y andaba vendiendo por 50.000 dólares y, por último, provocó un choque personal con directivos y accionistas de un canal de televisión.
La pregunta de por qué salió Santiago Cuesta es importante porque la mesa chica se queda más chica sin él. Si era el hombre fuerte del gobierno, y todo gobierno débil necesita algún hombre fuerte, cabe preguntar por quién será reemplazado, pero ya ha quedado claro que por decreto se creó el cargo a su medida y por decreto se aceptó su renuncia y se eliminó el cargo. Es poco probable que los otros miembros de la mesa chica hayan conspirado contra él. Parece faltar un factor clave para entender las actuaciones y la renuncia de Santiago Cuesta. Se fue, dejando más débil al gobierno y sin su tren playero.
Todavía caben dos preguntas más para descubrir el sentido de su entrada en escena y sobretodo de su salida: ¿Quién es el hombre invisible que maneja la estrategia de gobierno? Y ¿Cuál es la estrategia del tercer año de Lenin Moreno? El primer año fue el de la ruptura con Correa y la toma de las instituciones correístas. El segundo año fue el diseño de un modelo económico nuevo que debe concluir con la aprobación de las reformas. Si no hay posibilidades de que la Asamblea apruebe las reformas ni hay posibilidades de conseguir dinero para concluir el tercero y para el cuarto año, debe haber otra estrategia preparada por el hombre invisible que dio por concluida la tarea de Santiago Cuesta. A diferencia del segundo año que puede prolongarse hasta parte del tercero, las tareas que pueden hacerse en ese año no pueden prolongarse hasta el cuarto. El hombre invisible es quien lleva la estrategia y los tiempos.
Una cosa es cierta: el fulano no se va con las manos vacías ni tampoco enfrentando denuncias ante la justicia. De hecho ni siquiera se va mal parado, además este sería el mejor momento, sus mejores quince minutos en toda su patética vida y seguro que los aprovechará. Nada lejano o extraño será que decida largarse a Miami Fl. USA a disfrutar de su misteriosa fortuna y a contestar vía SKYPE las demandas, mientras acá nos arrancamos los pelos buscando la manera de hacer quesos con suero de leche.