¿Quiénes paralizaron la producción petrolera durante las protestas?
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Uno de los altos dirigentes de la Conaie habla sobre la paralización petrolera durante las protestas de este mes. Además, responde sobre las denuncias de infiltración y acerca de un personaje extranjero que supuestamente adoctrinó en Ecuador.

El biólogo y comunicador, Andrés Tapia, de la nacionalidad Kichwa Pakiru, es el jefe de Comunicación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae). Tiene 36 años.
El ocho de octubre, por la noche, llegó al Ágora de la Casa de la Cultura, en Quito, y en la tarima confirmó la toma de pozos petroleros, estaciones de bombeo y la interrupción, en varios tramos, de la Troncal Amazónica. Para el movimiento indígena esa era una de tantas batallas ganadas durante la paralización.
El Gobierno no ha brindado las cifras totales de las pérdidas de la paralización de la producción petrolera y de los daños causados a pozos en unos tres campos petroleros. Sin embargo, hay referencias de ingentes sumas de dinero que afectarán, de seguro, al presupuesto del Estado hasta finales de este año.
Tapia, quien es un reconocido gestor de festivales de cine en la Amazonía e impulsor de medios comunitarios, habló con este portal sobre detalles de la protesta en la Amazonía y la toma de pozos petroleros. Además, de las declaraciones de algunos líderes indígenas sobre la infiltración de grupos de ideológica extrema y del correísmo. Aquí parte del diálogo.
Usted anunció en el Ágora que llegaba desde la Amazonía con buenas noticias. Se refirió a viva voz a la toma de pozos petroleros, de estaciones de bombeo y la interrupción en varios tramos de la Troncal Amazónica…
El día que llegamos los amazónicos. El ocho.
Sí. El Gobierno no ha efectuado una evaluación completa. Pero se sabe que fueron más de 100 pozos petroleros…
101 pozos y como USD 48 millones en pérdidas. Esa información tengo.
Sí. Tres campos petroleros. ¿Cómo se concretó eso?
Hay antecedentes de esto, sobre todo en la Amazonía, al nororiente. Remontémonos a hace pocos meses, en Chontapunta hubo una paralización. Esto duró una semana. Las bases de la Federación Kichwa del Napo decidieron realizar esta medida de hecho y hubo la toma de pozos petroleros. Esa fue una acción espontánea que surgió por la insatisfacción de la gente local. En Orellana y Sucumbíos, sobre todo en Dayuma e Inés Arango, hay antecedentes. Recordemos el primer paro con el actual gobierno, fue en Inés Arango, creo que en agosto del 2017.
¿Cuál fue el motivo?
Sentían mucho abandono en cuanto a vialidad, a obras de infraestructura, compensaciones por la explotación petrolera. Y también se realizó un proceso muy similar en Chontapunta. Lo de ahora no dista mucho en el sentido que no es una acción preparada con antelación, con planificación y estrategia.
¿No es como lo creen en el gobierno y en el sector privado petrolero?
No. Realmente la gente que está en los territorios conoce el funcionamiento de las maquinarias. Porque muchos son trabajadores de las empresas petroleras. Eso no es oculto. Son contratados eventualmente o temporalmente. No en cargos directivos. Por eso conocen el funcionamiento de los campos. Es por eso que cuando se da la acción el paro, se paraliza la Troncal Amazónica, y están cerca de los sectores donde existe explotación petrolera y optan paralizar los pozos. En Pastaza no hay explotación petrolera. Entonces la gente paralizó las vías. Y se tomó las gobernaciones. Interrumpen lo que está mas cercano a su cotidianidad. En el caso de la Amazonia nororiente, sobretodo Orellana y Sucumbíos, la gente que tiene los pozos cerca de sus comunidades decide ejecutar esta medida hecho y se toma los pozos. Es gente común, son bases de la Confeniae. No hay preparación. El argumento del Gobierno es que hay detrás grupos subversivos.
Incluso que hay un estratega.
No hay algo así. Lo que pasó aquí, en Quito, rebasa la acción de un dirigente. La gente por su propia iniciativa empieza a interrumpir las calles. Esto de las barricadas es cosa de la gente. Desde la Amazonía y dentro del movimiento indígena tenemos esa lectura.
Ahora, el crudo que no se ha exportado puede llegar a significar USD 12 millones, USD 40 millones para reparación… y más cifras que las manejan con reserva en el sector privado. ¿A quién le deben pasar esa factura?
Lo importante es reconocer que, incluso la paralización de los pozos, esto se enmarca dentro del paro. Por tanto, no es una acción dirigida a paralizar la producción. Nosotros sí legitimamos esas acciones porque están en el marco del paro. Otra cosa es que eso haya sucedido al margen y con otro tipo de intereses. El Gobierno está en la obligación de responder por lo que ha pasado. Porque el paro se genera por un descontento popular a las medidas económicas. Si se pretende endilgar la responsabilidad a las personas que realizaron la medida de hecho sería evadir las responsabilidades que tiene el Gobierno sobre todo. Hay falta de compensaciones en zonas donde existe actividad petrolera y eso motiva a que la gente haya reaccionado de esta manera. Ven que la riqueza se extrae de ahí y que los recursos no se revierten a la población.
¿Cuál es el cambio que piden?
Una medida de hecho busca dejar en claro, mostrar que hay algo mal. Y en las zonas de explotación petrolera hay algo que está mal. Por eso, permanentemente, ha sido un planteamiento de la Confeniae las auditorias integrales, en términos sociales, ambientales, entre otros. Y eso sigue sin respuestas. Mientras el tema de fondo no ha sido tocado, mal haríamos en decir: “ellos son los culpables, ellos deberían pagar”.
Hay la hipótesis de un proceso de terrorismo y subversión. Están muy estructurados porque cortan vías, paralizan campos petroleros. Es una estrategia de guerrilla… ¿Cómo puede descartar esas hipótesis?
Hay que reconocer que el pueblo ecuatoriano tiene una trayectoria insurreccional. No es novedad. La serie de levantamientos y derrocamientos desde la década de los 90 tiene procesos similares. Donde el pueblo se vuelca a las calles y realiza todo tipo de acciones. Entonces pretender decir que había una estrategia planificada es desconocer la historia de Ecuador. Y la historia de los últimos 30 años donde el movimiento indígena emerge como actor principal. Las medidas de hecho del movimiento indígena han tenido estas características y nunca se ha acusado de grupo terrorista. Esta movilización fue una de las más fuertes y por eso quizás da lugar a esas interpretaciones. Pero con eso evaden el tema central: el pueblo ha tenido una historia insurreccional porque se ha movilizado. Las medidas crecieron en intensidad, pero como una acción de masas, no dirigidas. Sí hubo cortes en las estaciones de bombeo, pero también se cierran válvulas, y no es una cuestión de alta ingeniería.
Fueron determinantes las declaraciones de Salvador Quishpe. Hablo de una infiltración del grupo Mariátegui y los relacionó con los actos violentos. Ya se conoce información de que altos dirigentes de la Conaie son parte de esa agrupación. ¿En verdad hay una infiltración o son parte de la Conaie?
Nosotros no podemos hablar de infiltración, porque la consecuencia es que la dirigencia no tiene la capacidad de dirigir su propio destino. Que los dirigentes que somos elegidos en un Congreso no pintamos nada y hay gente que nos dirige. En este paro el movimiento indígena demostró que tiene ideas renovadas y es capaz de aglutinar. Esto surge en momento de confusión. Podía haber intereses del correísmo, pero eso no significa que el correísmo se apropió del levantamiento. Nosotros rechazamos eso y lo hicimos público inmediatamente.
¿Salvador Quishpe mintió?
No diría que mintió. Tal vez fue su interpretación. La Conaie es un movimiento amplio.
Dimitri Madrid, señalado por Salvador Quishpe como líder de los Mariáteguis, estuvo en el Ágora junto a la alta dirigencia indígena.
Habría que ver que se entiende por Mariátegui. Es un movimiento estudiantil. Es lo que se sabe. Habría que definir. Si uno habla de Mariátegui es el pensador José Carlos Mariátegui (peruano, pensador del marxismo), que construyó pilares del pensamiento de izquierda, con influencias en el movimiento indígena. Nos referimos a un grupo. Pero si se ha identifica figuras en torno a ello…
¿Leonidas Iza no es Mariátegui?
Por eso te digo, se tendría que definir qué se está entendiendo sobre Mariategui. Porque bajo este termino se puede decir que todo el mundo es o no es. Es difuso. Habemos personas que podemos identificarnos con ideas de José Carlos Mariategui y se nos va a identificar. Y se va a intentar criminalizar. Hasta el momento no existe un manifiesto del un grupo, legal u oficial. Eso debe aclararse. Leonidas es dirigente, Jaime Vargas es dirigente, yo de la Amazonía. Somos parte de las bases, pertenecemos a una estructura organizativa.

Existen las referencias de una ciudadana extranjera, de Argentina y que vivió varios años en Ecuador, quien ya está identificada por adoctrinar a gente en Ecuador bajo ese paraguas ideológico. Se habla de campamentos para conocer de estrategia militar. Incluso con algunos de los actuales dirigentes…
No se puede hablar de infiltración. Sería desconocer a los dirigentes. Que dentro hay tendencia de izquierda, derechas, socialdemócratas, este es un movimiento amplio. Tenemos debates acalorados entre las regionales por las distintas visiones. Pero actos como este, el levantamiento, se actúa en conjunto. De la misma manera, hay distintas formas de pensamiento de izquierda, de distintas vertientes, y no se puede hablar de infiltración, porque sería desconocer la libertad de pensamiento que tiene cada persona. Por eso es necesario que se tenga una prueba tangible de qué es el grupo Mariátegui. Y así los dirigentes podemos responder, sino es un genérico que no define las cosas. Pero decir que un grupo con estrategia que infiltró al movimiento para llevar a acciones que no estaban previstas, no corresponde con la realidad.
Las circunstancias pueden empujar a algunas personas a concretar esos pensamientos extremos. Por ejemplo, hablar de crear un ejército. ¿Cómo evitar que eso avance?
Entiendo el tono con el que hablo Jaime. Si tu traduces las palabras se interpreta como ejército en el castellano. Al traducir el achuar, o el quichua incluso, no existe la palabra ejército, sino que se asemeja a la palabra seguridad, guardia.
¿Cuál es la palabra en el achuar?
Habría que preguntarle. No conozco el achuar. Si dices ejército para el conjunto de la población que no entiende esas particularidades, cree que es un ejército armado.
Pero de cualquier manera eso crea alertas en el Estado…
Esas realidades existen. La gente sí habla de esto, las formas de auto-organización. En este momento se puede entender que se prepara algo, pero no es nuevo. Incluso lo de las referencia a Mariátegui no es nueva. En el paro el 2015, el exministro José Serrano dijo que hay grupos subversivos que condujeron las acciones en campamentos mineros. Pero es la gente que no aguantó y accionó. La gente que se organizó y decidió que eso tenía que hacer. Podíamos no estar de acuerdo en incendiar el campamento de la empresa, pero fue lo que gente decidió. Que eso sirva para construir el germen de un Alfaro Vive Carajo, no corresponde con el momento que se vive.
¿Lo descarta totalmente?
Sí. Hay que ver la multiplicidad de gente de izquierda. Dicen que son 19 grupos. No conozco cuáles sean estos. Incluso se mencionan ONG. Pero las ONG brindan líneas de cooperación. Pero decir que ONG definen lo que hace la Conaie, Grupos de Combatientes Populares o Mariátegui, no es así.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, envió al extranjero a altos oficiales para prepararse en temas antisubversivos. ¿El escenario cambió?
Nosotros creemos que el gobierno quiere posicionar esa tesis, desviar y desprestigiar las motivaciones del levantamiento, que fue la derogación del Decreto 883. La posición de la Conaie ha sido coherente. Que eso tuvo distintas tonalidades… es parte del proceso. Pero la Conaie tiene su camino. Hay un relevo generacional, son dirigentes jóvenes en su mayoría. Pero esa es la organización y hay respaldo. La gente dice que es lo que tenía que hacerse.