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Problemas electorales y judiciales

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Algunos candidatos aparecen muy temprano pero su candidatura tiene corto recorrido. Otros se lanzan tarde con la esperanza de dar una sorpresa, pero no hay sorpresa. Las decisiones del Consejo Nacional Electoral y de la Corte Nacional de Justicia, serán las determinantes para las próximas elecciones.

Foto: Freepik.es

El Consejo Nacional Electoral ha tenido varios problemas para organizar las elecciones del próximo año. El primer problema es de orden interno, tres vocales de mayoría son acusados de tomar decisiones sin tomar en cuenta el criterio de los dos vocales de minoría. Ni siquiera son informados, según han dicho en declaraciones de prensa. El problema no es achacable solamente a los vocales de mayoría porque tienen capacidad legal para tomar decisiones de acuerdo con las normas democráticas. Los dos vocales de minoría, incapaces de llegar a acuerdos, decidieron convertirse en críticos y opositores y constantemente están en los medios de comunicación expresando quejas y restando legitimidad a las decisiones del órgano electoral.

Elecciones en medio de una pandemia

El segundo problema consiste en organizar elecciones en medio de una pandemia. Ya se han celebrado elecciones en otros países, pero en Ecuador la epidemia está todavía en ascenso y la Organización Mundial de la Salud sugiere evitar aglomeraciones. Aprovechando esta circunstancia, algunos sectores pretendieron aplazar las elecciones, pero no es posible si se pretende llegar a la transmisión del mando presidencial en la fecha que ordena la Constitución. Todavía es posible adoptar algunas medidas preventivas como distribuir las votaciones en varios días o multiplicar los centros de votación para evitar las aglomeraciones.

La dificultad de controlar el gasto electoral

El tercer problema será la difícil, casi imposible tarea de controlar el gasto electoral. La picardía de los políticos ha desmontado los controles impuestos. El Consejo Electoral no pone dinero en manos de los políticos, pero se dice que algunos de los medios que reciben el dinero, devuelven una parte a los políticos y todo queda santificado. Las evidencias de abusos en el gasto electoral no han servido para que el Consejo Electoral establezca buenos precedentes. El dinero aportado por las empresas públicas para la campaña de Lenín Moreno constituye doble crimen porque viola la ley de control del gasto y utiliza mal los dineros públicos. Aunque es escandaloso el hecho denunciado, la justicia avanza con el apuro de la tortuga.

La manipulación electoral en las redes

Muchos países están preocupados por la manipulación de las elecciones por parte de gobiernos extranjeros o empresas que prestan servicios a políticos corruptos para utilizar antidemocráticamente las redes sociales. Todavía no se encuentra el mecanismo que permita evitar estos vicios. Las redes sociales están preocupadas del tema porque terminará afectando su credibilidad, pero no deben ser ellas las que establezcan los controles porque se convertirían en los garantes de la verdad y afectarían la libertad de expresión. No hay a la vista el instrumento que permita, simultáneamente, castigar la mentira sin afectar la libertad de expresión.

La eliminación de numerosas cuentas falsas, aparentemente utilizadas por asalariados del correísmo desde Canadá y otros países, demuestra que los dineros de la corrupción podrían entrar en el juego democrático burlando el control del gasto electoral. El Consejo Nacional Electoral debe estar prevenido porque las redes sociales van superando a los medios tradicionales como herramientas de difusión y confusión de los electorados.

Una Corte timorata jugaría a toro pasado

El problema más grave tiene carácter electoral pero se origina en la Corte de Justicia. El correísmo hará todo lo que pueda y moverá todas las fichas posibles para evitar la descalificación total del expresidente Correa en las próximas elecciones. Una sentencia en firme le dejaría fuera no solo de las elecciones sino de la vida política, pero los jueces se muestran timoratos y pueden eludir la responsabilidad. Los jueces pueden tener dos temores: el primero que gane las elecciones el correísmo y arrase con los jueces que participen en la descalificación del caudillo. El segundo temor puede ser que no encuentren la debida sustentación de los casos por parte de la Fiscalía y  como consecuencia se vean obligados a emitir un fallo más político que jurídico. El remedio para los timoratos, como nos ha mostrado la experiencia, es el tiempo, no tomar decisiones y esperar para emitir un fallo después de las elecciones. A toro pasado sería más fácil emitir un fallo sin arriezgar demasiado.

No se puede dejar de considerar lo que está ocurriendo en Argentina. Una presidenta cargada con 30 juicios por corrupción, llegó a la vicepresidencia y maneja al presidente al que consideran un paniaguado. Algunos de los acusados de corrupción ya salieron de la cárcel y los críticos del gobierno creen que tratarán de cambiar la Corte para librarse de todos los juicios. Ese habría sido el precio para obtener la presidencia. El caudillo ecuatoriano intentará, en el peor de los casos, replicar la estrategia argentina en Ecuador. Se topará seguramente con el mismo dilema que ya resultó fatal para sus planes: si designa candidato a alguien plenamente confiable puede perder las elecciones, pero si elige un triunfador puede resultarle un traidor.

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