Revisar el Presupuesto, priorizar gastos, reestructurar la deuda, incentivos… las propuestas de Gabriela Calderón ante la crisis
Compartir

La especialista en temas económicos hace una revisión de la crisis del país. Hace duras críticas al Gobierno por el manejo de la economía. Lea esta entrevista.

Gabriela Calderón de Burgos es polítóloga, analista económica e investigadora del Cato Institute. Una de las voces escuchadas en América del Sur sobre economía, comercio y política. Ella conversó con Criterios sobre la economía del país y las salidas que pueden darse para enfrentar la crisis, agravada en el Ecuador por la pandemia del nuevo coronavirus.
¿Cómo ve usted la respuesta del Gobierno, en el ámbito económico, para solventar la crisis?
Generalmente es un Gobierno que se ha caracterizado por dejar para después el manejo económico. Se ha caracterizado por tener una especie de vacío de liderazgo en este ámbito. Recordemos que cuando se inició la administración pasó un año en los que, primero, iba a resolver el tema político y después el tema económico. Sin embargo, el país soporta una crisis fiscal desde que se terminó la bonanza petrolera, en el 2015, y se han presentado dos oportunidades de oro, por ejemplo, para eliminar los subsidios a los combustibles, que se produjo cuando el precio de los combustibles a nivel mundial cae y se reduce la brecha entre el precio subsidiado y el precio mundial. Ahora la estamos desperdiciando nuevamente. Se lo puede eliminar porque es un momento fiscalmente neutral, y neutral para el bolsillo de la gente porque es mínima la brecha entre el precio subsidiado y el precio internacional. Entonces, el Gobierno no ha tomado ningún tipo de medida estructural que mejore las finanzas públicas, para que la capacidad de pago del gobierno, como sujeto de crédito, mejore. Estamos en una crisis global, no solo por el tema de la pandemia, sino la grave crisis económica que se deriva de las medidas que hay que tomar para controlarla. Frente a estas medidas, muchos países tienen escaso margen fiscal y monetario. Particularmente países como el nuestro, que antes de esta crisis ya estaban en una crisis fiscal. Una de las pocas cosas a favor es que no tenemos el problema de inflación que tienen países como Argentina, ya que tenemos una moneda de aceptación universal y aquí no se puede monetizar las deudas y emitir como lo está haciendo Argentina. Eso va a derivar en una inflación galopante y podría amenazar la estabilidad del sistema financiero. Esto nos obliga a tomar cartas en el asunto en cuanto a las reformas estructurales, que el Gobierno no lo ha hecho. Por ejemplo, el gasto corriente, que tenemos años sugiriendo que se reduzca… no se ha reducido, sobre todo la nómina del sector público.
¿Cuáles serían las medidas que usted adoptaría para esta crisis?
La primera medida es revisar, en virtud de la emergencia, el Presupuesto del Estado. Incluso la metodología para elaborarlo y la reestructuración, porque evidentemente van a tener que redirigir partidas que estaban consideradas para otros rubros y concentrar más recursos en las prioridades que son la salud, la seguridad y la manutención de los más vulnerables frente al impacto del cierre de la economía. Entonces, lo que podría hacer es partir de la metodología, es decir, cuánto le va a ingresar al Estado y cómo se va a distribuir ese ingreso en las prioridades del gasto.
¿Cuáles son las prioridades?
Por ejemplo, salud, seguridad. Y esto incluye las Fuerzas Armadas, la Policía, mantener el servicio exterior ya que es clave para obtener insumos y ayuda a nivel internacional. Aparte de los créditos, desembolso de los multilaterales; y reestructurar de manera ordenada las obligaciones de deuda, como parece que lo está haciendo el Gobierno. No se puede dejar de pagar la deuda unilateralmente por que se nos cierra todavía más el financiamiento externo. Si Ecuador quisiera colocar bonos en el mercado extranjero, hoy en día, tendría una tasa de interés de 43% debido a su Riesgo País. No es una opción para el país gastar más. El país tiene que captar de manera más eficiente con lo que tiene y tiene que gastar menos porque han caído brutalmente los ingresos del Estado.
¿Cuáles son esas cuentas?
El Estado ya había presupuestado gastar USD 35000 millones, pero resulta que ahora espera que le ingresen tan solo 19 000 a USD 20 000 millones, incluyendo unos USD 7000 millones de desembolsos por préstamos de los multilaterales. Entonces, como tenemos cerrados los mercados de capitales extranjeros, hay que ver en qué gastamos esos USD 19000 a USD 20000 millones; y eso implica reducciones importantes del gasto en otras áreas que no son prioritarias. Por ejemplo, reducir los sueldos del sector público de todos aquellos que no son trabajadores de salud y de seguridad, en un 27%. Eso reportaría un ahorro de alrededor de USD 2000 millones. Reducir el monto de compras públicas también es un rubro importante. Y todo esto puede servir para concentrar más recursos en salud y en seguridad, y dar algún tipo de manutención a aquellos del sector informal que son más impactados por las medidas de cierre. Y, también, para financiar una reducción en la carga tributaria para fomentar al sector formal, particularmente las empresas pequeñas y medianas que son las más impactadas. Aunque creo que la reducción de la carga tributaria debería ser algo general.
¿Qué otras medidas puede proponer para el sector privado?
Por ejemplo, se podría reducir el impuesto sobre la renta a las personas jurídicas, como el equivalente al impuesto corporativo. Se podría reducir del 25% mínimo a un 15%, como incentivo a aquellos que retengan 90% de sus empleados. Esto sería un estímulo para que las empresas no despidan y les brindaría mayor liquidez. Esas son las medidas que están a nuestro alcance porque, lamentablemente, no teníamos fondos ahorrados para una emergencia.

¿Qué papel cree usted que debe jugar la banca privada para colaborar en la solución a la crisis?
Lo más importante es que el sistema financiero se mantenga estable, que por falta de liquidez no llegué a tener problemas de insolvencia. Hasta este momento no hay problemas… pero si se imponen mandatos sobre la banca que causen en riesgo se puede atentar contra la solidez del sistema financiero y eso no le conviene a nadie. La banca había anunciado, hace unas tres semanas, que iban a desplegar USD 12000 millones de crédito a lo largo del año, eso tiene que haber cambiado significativamente. El mundo era otro hace tres semanas, el panorama económico se alteró mucho. Probablemente no van a lograr esa meta. Lo que se puede hacer es dar incentivos para que la gente haga inversiones y quiera endeudarse. Porque el problema no es solo la escasez de crédito, sino la gente que quiera arriesgarse a emprender un negocio, endeudándose en este entorno.
Hay voces que consideran que la desdolarización de la economía ecuatoriana pudiera ser beneficiosa. ¿Cuál es su postura?
Hay que mirar lo que está pasando en países con instituciones similares a las nuestras y no caer en esas falacias de Nirvana, que consisten en creer que el Banco Central manejaría de manera óptima una política monetaria si tuviésemos moneda propia. Y eso es un espejismo porque eso no es lo que pasó. No tenemos un Banco Central que sea independiente del Ejecutivo. Entonces no habría que esperar que sea manejado de esa manera. Ahora, si nos vemos en el espejo de países con una institucionalidad similar, como Argentina, vemos que este país frente a la crisis se está embarcando en una emisión monetaria, lo cual siempre deriva en inflación. Cuando la inflación se dispara, se disparan las tasas de interés, y necesitamos que las tasas de interés bajen en este momento. Por otro lado, la solución de emitir moneda implica una reducción de los salarios de todos los trabajadores del país. Eso es endosarle el ajuste a los trabajadores ecuatorianos con el impuesto secreto llamado inflación. Por otro lado, la devaluación hace que se incremente el peso de la deuda pública sobre el PIB del país. Hace más oneroso el servicio de la deuda que está denominada en dólares. Y, finalmente, cuando hay corridas en esos países van a pedir dólares al Fondo Monetario Internacional.
¿Para usted no es un punto de debate esta opción?
No, porque incluso en el peor escenario, que es el de una corrida bancaria y el colapso del sistema financiero, la confianza de los ecuatorianos en el sistema sería lastimada. ¿Cómo vuelven a depositar dinero diciéndole que ya no van a poder usar el dólar, sino que tienen que usar una nueva moneda emitida por el Banco Central? A mí me parece difícil.