El sector privado enfrenta con trabajo y bioseguridades al nuevo coronavirus
Compartir

La industria y el comercio vuelven poco a poco. Hay ejemplos de buenas prácticas, de directivos y empleados, para no dejar morir a las empresas.

Las empresas soportan cada vez menos la cuarentena. Sin ventas y sin ingresos hay falta de dinero que retrasa o que suspende el pago a proveedores, a empleados, incluso de impuestos para los gobiernos locales y nacionales. Es una cadena riesgosa para el aparato productivo del país.
La misma ministra de Gobierno, María Paula Romo, reconoció ayer el devastador efecto de la pandemia y el confinamiento a la economía de las familias y de las ciudades. “En junio debemos seguir tomando medidas para la apertura de las actividades, de lo contrario el deseo de trabajar de las personas hará que cada vez haya menos disposición a cumplir con las medidas de distanciamiento”, dijo en cadena nacional.
De hecho, varios sectores han decidido regresar a trabajar, proponiendo a las autoridades protocolos de trabajo donde las medidas de bioseguridad son lo principal. Y ya están en actividades.
En el recorrido y entrevistas que hizo Criterios se muestra un sector privado que busca recuperar las actividades ofreciendo tranquilidad y bioseguridad a sus empleados y clientes. Acoplándose a medidas para enfrentar el miedo a la pandemia, dando un vuelco a los negocios y ayudando a la comunidad. En estas empresas se respetan las disposiciones para disminuir al máximo el riesgo de contagios. Cuatro firmas contaron lo que hacen.
La empresa de 80 años que cambió su producción

Casa Linda es una empresa textilera que ya tiene 80 años. Está ubicada en las afueras de Quito, en Amaguaña. La línea de negocio es la confección de telas y de artículos para el hogar. Todo lo que tenga relación con la decoración. Pero desde que se inició la cuarentena, esta fábrica estuvo obligada a cambiar para no desaparecer.

El encierro empezó el 17 de marzo y dos días después resolvieron dar un vuelco a la línea de producción. Dejaron temporalmente la confección de artículos para el hogar y desarrollaron mascarillas con materiales antibacteriales y repelentes al agua. La confección la entregaron a un grupo de mujeres, jefas de familia de Quito y las parroquias aledañas. En un inicio fueron 25, ahora llegan a 200 que producen 150 000 unidades cada semana.
Paulo Revelo, gerente General de Casa Linda, cuenta que la empresa facilita a las costureras un kit con todos los materiales para que ellas puedan confeccionarlas. Y que esperan llegar a 1000 mujeres que puedan tener ingresos y colaborar en el proyecto.
En los talleres las máquinas son manejadas por el personal al que le toman la temperatura, que cumple con el distanciamiento, y que usa mascarillas reglamentarias para evitar contagios. Trabajan por turnos.
Cuenta que la empresa ya diseñó una línea de este tipo de artículos. “En lugar de sentarse a llorar hacemos mascarillas, trajes, cubrebolsos lavables para carteras, chaquetas para salir, trajes con visor, compartimentos para gel o alcohol, bolígrafo, monedero. Si antes pensábamos en productos para el hogar ahora pensamos en productos para protegernos. Cuando abran los locales empezaremos a abastecerlos”, dice.

Maresa regresa cargado de buenas prácticas internacionales, atención personalizada y segura
La Corporación Maresa innova para adaptarse a las nuevas necesidades de los clientes. Es una vez más. Esta firma era una ensambladora de autos que se convirtió, en un año, a una que ofrece servicios automotrices y vende autos. Y ha captado el mercado.

Juan Martín Muller, subgerente de Sostenibilidad y Comunicación de Corporación Maresa, explica que, como toda industria, la automotriz tuvo que revisar su operación para el futuro. “Estos dos meses de paralización nos han permitido entender y evaluar e implementar medidas que se acerquen a las expectativas de los clientes. Quienes quieren comprar un vehículo o necesiten sus mantenimientos”, indica.
Para esto trabajaron en un plan de reactivación segura, junto a la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (AEADE), para garantizar la salud de los empleados y clientes en la reapertura de las actividades. Es más, cuenta Muller, Maresa tiene marcas como Mazda, Ford, Fiat, Jeep, y se ha nutrido de las mejores prácticas de esas marcas globales. En los talleres, los mecánicos ya trabajan en los autos, con las protecciones adecuadas. El 30% de la nómina ya está activa. Las personas que requieran los servicios de los talleres son atendidos con cita previa, para así evitar tener demasiadas personas en un mismo lugar y, por ende, generar un riesgo de contagio.
Maresa propuso para sus clientes cinco nuevos servicios:
- Activación de canales digitales para atención y asesoría virtual en venta y posventa a sus clientes.
- Talleres móviles a domicilio.
- Entrega de vehículos, repuestos y baterías a domicilio.
- Ferias virtuales con presencia de asesores virtuales.
- Y, la ampliación de un servicio posventa multimarca.

Maresa también ofrece nuevas facilidades para la compra de autos. Tienen bonos de hasta USD 3 000, hasta tres cuotas gratis y que los compradores inicien su pago desde enero del 2021. Además, la firma ya conversa con la banca para buscar más beneficios y facilidades de pago para los consumidores.
Equifax y MapCity dan una mano a la reactivación general
Las dos empresas internacionales se juntaron para ofrecer un servicio único. Durante la crisis chilena de octubre se pulió una iniciativa para ayudar a los locales comerciales pequeños que estuvieron obligados a cerrar para evitar saqueos.
“En esa época desarrollamos una iniciativa, apoyados por varios entes gubernamentales y empresariales, que es una plataforma para esos locales que tenían problemas. Esa plataforma les ayudó a conseguir créditos de consumo blando y también fue una manera de visibilizarlos para que los ciudadanos puedan escogerlos para hacer sus compras, así la crisis sea menos compleja”, dice Roberto Camhi, gerente general de Mapcity, en una videollamada desde Santiago de Chile.

Así surgió la idea de hacerlo para Chile, Perú y Ecuador. Es una plataforma de reactivación comercial mediante un aplicativo desarrollado por Grupo Equifax, buró de crédito y empresa de Big Data, Analítica y Alta Tecnología, y MapCity, empresa especializada en georreferenciación. “La aplicación permite dar visibilidad a comercios pequeños que están funcionando a pesar de a crisis porque venden productos de primera necesidad o que son más básicos. Y ayuda para que los compradores los puedan encontrar y las personas no se trasladen en grandes distancias”, dice el Gerente General de Mapcity.
La página brinda dos opciones ya que está orientada a locales comerciales y a quien quiere comprar. Pero no lo hace por la plataforma, sino que ubica al local, el servicio que presta, horario, si tiene delivery. Gracias a la Cámara de Comercio de Quito, dice Camhi, hay 10 000 comercios que están en la plataforma. Los dueños de negocios y emprendedores pueden registrar, sin ningún costo, la información de sus establecimientos en el portal estamosfuncionando.ec.
La demanda de productos de Farmacid subió en un 500%
Farmacid es una farmacéutica se adaptó a nuevas medidas de bioseguridad para garantizar la salud de sus colaboradores y sostener su producción para abastecer a farmacias y hospitales públicos y privados del país.

La empresa implementó el teletrabajo, 200 personas laboran de manera presencial y 100 desde sus hogares. También turnos para la alimentación, entrada y salida de trabajadores, instalaron alfombras sanitizantes y alcohol en gel en los puntos estratégicos. Los trabajadores deben pasar por un control de temperatura y deben ejecutar un lavado de manos cada 20 minutos. Y cuentan con equipos de protección dependiendo del riesgo al que se expone y del lugar de trabajo de cada colaborador. Así, los colaboradores utilizan desde mascarillas hasta equipos más sofisticados.
Para ellos aumentó la demanda paracetamol, antivirales y antiinflamatorios, hasta un 500%, según un comunicado de la empresa. Para la empresa, adoptar estas medidas y continuar con la producción es la muestra de que las industrias ecuatorianas pueden abastecer a los ciudadanos.