Colombia: Iván Duque se alista ante el paro nacional
Compartir

Colombia se prepara para una paralización, el 21 de noviembre. Esta recoge los reclamos de varios sindicatos y estudiantes. Encapuchados ya amenazaron en videos la estabilidad democrática del país vecino. El Gobierno, por su parte, dice que la protestas están fundamentadas en mentiras.

“Está soplando una brisa bolivariana”, decía Diosdado Cabello semanas atrás en referencia a la situación de convulsión y violencia que vivieron algunos países de la región. «Y pronto se convertirá en huracán», sentenciaba. Estos y otros hechos han alertado a los gobiernos de las naciones sudamericanas y los han llevado a intuir que podría existir una relación entre las protestas y los líderes venezolanos, o que estas se habrían fraguado en el marco del Foro de Sao Paulo, un foro de partidos y organizaciones de izquierda no gubernamentales en América Latina.
Ese criterio lo comparten algunos especialistas. “Puede haber un plan diseñado desde Caracas dentro de toda esta ola migratoria para perturbar la paz de toda la región”, dice el coronel (sp) John Marulanda, colombiano y especialista en política y seguridad internacional. Según él, algunas agencias de seguridad e inteligencia advierten que, de los cuatro millones de migración de Venezuela, hay grupos de personas que provienen de las cárceles para el cometimiento de actividades relacionadas al crimen organizado, y delincuentes menores para cometer desafueros como se ha visto en varios países de la región. Para Marulanda se podría estar emulando a la migración de los “marielitos de Cuba” ahora, con una función de ideologización y organización de células chavistas.
Ahora, la opinión pública vuelca su mirada a Colombia, donde se prevé un Paro Nacional para este jueves 21 de noviembre y donde varios “encapuchados” han dado declaraciones sobre la severidad del paro.
Sin embargo, no se puede desconocer la desaceleración del crecimiento económico de Sudamérica y las repercusiones en los bolsillos de los ciudadanos que han originado el descontento social. Este paro por ejemplo, tiene reclamos sociales puntuales al que se han unido estudiantes y grupos sindicales. En primera instancia rechazan el ‘paquetazo de Duque’, a lo que se suman los reclamos por las reformas tributarias, laborales y pensiones jubilares. Además, de reclamos por incumplimiento en los acuerdos por la paz y el cese de asesinatos a líderes sociales. Cabe señalar que Colombia es uno de los países con mayor desigualdad de la región y todavía existen altas cifras de violencia por parte de grupos armados al margen de la ley.
El gobierno colombiano ha dicho que las protestas están fundamentadas en mentiras y que lo que se busca es polarizar la sociedad. Lo que ha llamado la atención para esta jornada de movilizaciones es la incitación a través de videos en redes sociales de encapuchados que advierten el cierre de vías, ataques al transporte público y otras acciones. Desde el lado de los manifestantes, se asegura que son infiltrados ya que el discurso de estas personas no se alinea al legítimo de la manifestación.
La encrucijada en la que se halla el gobierno colombiano es acerca del devenir de las protestas que, a juzgar por sus vecinos, podría desatar violencia nunca antes vista, similar a la de Chile. Por lo pronto, el derecho a la protesta está garantizado y tras una reunión con el Presidente Iván Duque, empresarios y líderes de los trabajadores, se desestimó una reforma laboral, pensional o la reducción de salarios para jóvenes, lo que mermaría -en parte- la movilización. Lo que se busca ahora es que la jornada sea pacífica, para ello se ha llamado a acuartelamiento a todas las Fuerzas Armadas y se ha creado un plan regional y local que incluye la posibilidad de un toque de queda inmediato si la protesta sube de tono.