OTAN: Objetivos y desafíos futuros del escudo de Occidente
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Esta alianza militar se ha convertido en la guardiana de los valores de Occidente. Sus objetivos son claros para el futuro. Lea este relato sobre el bloque.

Eric Lomax fue uno de decenas de soldados británicos que fueron tomados prisioneros por las fuerzas invasoras de Japón, luego de la batalla de Singapur en 1942. Fue uno de los sobrevivientes de años como prisionero de guerra. Vivió la monstruosa crueldad de la tortura de guerra desde que fuera sentenciado como ‘antijaponés’ cuando sus captores descubrieron su radio receptor, artesanalmente fabricado en su celda, donde se enteró que la guerra ya había terminado en 1945. Antes de fallecer, a los 93 años, Eric también comprobó el significado de la reconciliación y el perdón para su torturador japonés y autor confeso de crímenes de lesa humanidad.
Esta es, probablemente, la mejor época con una elevada conciencia de derechos a la vida y el derecho a la libertad para repensar sobre el juzgamiento y castigo moral y ético, post mortem, de los conocidos líderes revolucionarios, ministros de guerra, jefes de los servicios secretos y guardias de la última calaña. Los que masacraron con sus crueles y sanguinarias conductas a más de 70 millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial. Y después, supuestamente en época de paz, a otros millones de contradictores, disidentes, inocentes y libres pensadores, cuando algunos de estos bárbaros líderes intentaron imponer a la fuerza sus ‘mesiánicas bobadas’ como el socialismo/comunista.
Ya corría el año 1946 y la realidad del hambre, de la desolación y de la pobreza de Europa, no compaginaba con la percepción indolente y el tiempo que se tomaban los ‘triunfadores de la Segunda Guerra Mundial’ para reconstruir Europa. Menos mal que la ayuda humanitaria seguía llegando en toneladas desde EE.UU. Pero la gente europea seguía intranquila. George Marshall, el general que diseñó el plan de reconstrucción de Europa y que llevaría su nombre, logró atesorar unos USD 14 000 millones. Valores que serían invertidos, entre 1948 y 1952, en la reconstrucción para la prosperidad de Europa. El dinero fue para los proyectos con valor agregado en las naciones seleccionadas, en función del tamaño de su población, la infraestructura industrial existente (la que haya sobrado y que esté todavía en buen estado) y aquellos países que jugaron un papel en la conflagración mundial que llevó a los europeos a esa desgracia. Las naciones de la parte de Europa Oriental y otros territorios de una Alemania, intervenida por la URSS, dijeron No a las propuestas de EE.UU. Pero, a renglón seguido, fueron devoradas, sin contemplaciones, por la fuerza arrolladora soviética apoyada en gran parte por la sobreviviente e insatisfecha clase política e intelectual europea, procomunista y prostalinista.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte, conocida como la OTAN, se instituyó en Washington el 4 de abril de 1949. Fue mediante la firma de naciones como Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal y el Reino Unido. Ahora, corridos los tiempos, se han sumado otras interpretaciones sobre el famoso Plan Marshall que confirman, por ejemplo, que el No rotundo de la Europa Oriental de ese entonces, para formar parte del Plan Marshall, se dio puesto que se creía que EE.UU. estaba decidido a detener a la Unión Soviética en sus planes expansionistas del comunismo y socialismo en toda Europa y en el mundo, incluido el mismo EE.UU. En efecto, esas interpretaciones no fueron erróneas. Pocos años después de establecida la OTAN, el 14 de mayo de 1955, se firmó el Pacto de Varsovia. Esta fue una alianza de carácter militar, con ocho países de la Europa Oriental: Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Hungría, Polonia, Rumania y la URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas). La notable diferencia entre aquel Pacto de Varsovia y la OTAN era que un país que mostrare un ligerísimo distanciamiento del sóviet supremo sería invadido inmediatamente, como sucedió en 1968 con Checoslovaquia. La URSS exigía a dicho país una “obediencia incondicional a perpetuidad”. Esa era la inexorable de la aplicación irrestricta de la ‘Doctrina Brezhnev’ para toda Europa y el mundo.
Sin embargo, antes, la actuación soviética bajo el régimen del primer ministro Nikita Khrushchev durante los acontecimientos de la revolución cubana, ya mostraba las ambiciones soviéticas hacia Latinoamérica. EE.UU. percibía todo esto como una clarísima intención expansionista no solamente en Cuba, sino también más al sur en países como Chile, Argentina, Brasil. Estaba pues implícito un desafío militar ‘unipartidista ideológico socialista/comunista’ al sistema democrático capitalista de Occidente, liderado por EE.UU. Esto es lo que posteriormente se denominó, por parte de los intelectuales europeos, como la ‘Guerra Fría’, donde el primer campo de batalla ideológico, debía darse en la vieja Europa.
Así las cosas, para Occidente, se estaba configurando y enraizando el papel militar defensor de la OTAN, considerada ahora como la más gigantesca alianza militar jamás antes concebida, construida y operativa, en la historia. El desafío occidental de los países miembros de la OTAN era defenderse de cualquier ataque que sufriera alguno de ellos, por una potencia extranjera. Históricamente, la idea de la defensa comienza primero con el Tratado de Bruselas de marzo de 1948, cuando se constituyó la primera alianza militar luego de concluida la Segunda Guerra Mundial y que fuera también la fuente primigenia de la actual Unión Europea. En ese entonces, los países patrocinadores eran Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y el Reino Unido. En todo caso, estaba implícito que el país atacante debía tener el carácter de país potencia. Así mismo, el origen de la OTAN data desde el inicio cuando la beligerancia soviética quedó demostrada con el “bloqueo de Berlín”, ordenado por los soviéticos entre el 24 de junio de 1948 y el 12 de mayo de 1949. Esto nació por el cambio de moneda en Alemania que supuestamente impediría el flujo comercial entre el oeste y el este de la Alemania ocupada, donde la moneda marco del reino alemán, vigente desde 1924, pasó a ser el marco alemán occidental vigente.
Ahora, la OTAN contemporánea consta de más de 29 países miembros. Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Grecia, Turquía, Alemania, España, Hungría, Polonia, República Checa, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Lituania, Rumania, Croacia, Albania y Montenegro. La celebración reciente de los 70 años de la OTAN muestra que la alianza ha tenido una expansión casi mundial de naciones adherentes, incomparable. En un comunicado de prensa de la OTAN, reunida en Washington, dice: “Esta semana del 4 de abril 2019, nuestros expertos militares han adoptado una nueva estrategia militar para la alianza”, indicó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Se refiere a un nuevo plan para contrarrestar lo que describió como la “amenaza nuclear de Rusia”. Lo que a la gente le interesa que se minimice el riesgo de guerra en el continente europeo.
Para terminar, cabe concluir que el atractivo del oeste sigue siendo la libertad en todos sus órdenes: de expresión, de asociación, de democracia (al estilo Occidental, por supuesto) y del respeto a los derechos humanos.