¡No!, robar o engañar no es lo habitual
Compartir

La campaña de Honestidad Criolla es un aporte importante y necesario. Cualquier paso que se dé en la dirección de reforzar valores y la integridad, ayuda.

Los fines de año de 2017, 2018 y 2019 han cerrado de la misma manera: problemas graves de corrupción en el Ecuador. No se trata solo de lo escandaloso de las cifras robadas o de las altas exautoridades involucradas, que ahora son noticia por los cientos de juicios que afrontan. Tampoco se trata de un problema reciente, porque corrupción ha habido. Lo que preocupa es que ya no se trata de un problema cíclico, sino que se encuentra en la cotidianidad. Hacer trampa, engañar, mentir, estafar, “hacerse” el vivo… parece ser una forma de vida muy arraigada en muchas personas, de ahí que sería gravísimo que no infringir las normas sociales, las leyes, se convierta en noticia.
Más allá de esta última afirmación, que simplemente constituye una caricatura de lo que pasa en el país, es importante que se comience a reforzar los valores éticos y morales de la sociedad. Si bien son pocos los jóvenes, aquellos de menos de 25 años, los que se preocupan por saber lo que ocurre en el país, siempre me asombra la cara de preocupación que ponen en las aulas universitarias cuando se toman casos de la realidad para analizarlos.
Su angustia ante lo mal que vamos como país, como grupo humano, como sociedad, ha hecho exclamar a más de uno ¡y ahora!, ¿quién nos va a ayudar? Me ha sorprendido que esas exclamaciones no sean inclusivas, es decir que diga qué vamos a hacer, qué hacemos. Esa pequeña diferencia de ver el problema como algo ajeno a ellos o como parte de una solución integral, es lo que puede en realidad ayudar a cambiar esos comportamientos tramposos.
La campaña de Honestidad Criolla, impulsada por universidades, empresas privadas, estudios jurídicos, medios de comunicación y una serie de actores de la sociedad civil, vista en este escenario, es un aporte importante y necesario. Cualquier paso que se dé en la dirección de reforzar valores y la integridad ayudan. No es suficiente, pero se debía empezar por algo y era vital que alguien tome la batuta.
La honestidad, la transparencia, la rectitud no solo nos ayuda como sociedad, sino que es un camino para lograr ciudadanos conscientes que, sin duda, colaboran con la democracia, ese bien en el que no podemos dejar de creer. No es una primera campaña cívica que se lanza en el país, así que, por ese lado, se puede estar seguro de que algunos pasos se darán. En algo calará. El resto del camino debemos seguir construyéndolo, pero sin demorarnos demasiado. El desafío está lanzado y todos, como habitantes de este país llamado Ecuador, tenemos una responsabilidad importante para que las noticias dejen de ser sobretodo de corrupción.