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Las claves para que el país reciba más inversión

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Los actores políticos asumen que todo se ha hecho para generar confianza y ahora es el momento de la contraparte privada para invertir. Pero falta un ecosistema. Un análisis.

Hace poco tiempo la mayor tienda del planeta, Amazon, una de las gigantes multinacionales, abrió en Colombia un centro de operaciones, que al igual que Facebook, Google y Netflix han dirigido su mirada, y ahora sus operaciones, hacia el vecino del norte. Sus directivos manifiestan que están literalmente ‘encantados’ de invertir en Bogotá y de trabajar con personas tan calificadas con altos niveles de experiencia y sobretodo pasión por su trabajo, al tiempo que ya se están ofreciendo cientos de empleos en su sitio web.

Pero, ¿por qué Colombia y no Ecuador, si al parecer con el actual Gobierno los matices han sido la apertura comercial, el manejo transparente de las cuentas fiscales, y la lucha contra la corrupción? El tema de la mesa vacía, no servida, ya pasó; pero vemos también que muchos cambios de forma no han terminado de resolver el problema de fondo: que cualquier tipo de inversionista, local o extranjero, no quiere bailar con la más fea, porque saben que solo está maquillada, y eso, básicamente no genera confianza.

La economía ecuatoriana se mantiene en el empantanamiento de los seis últimos años, sin decisiones o acciones concretas que mantienen en la balanza el depender mayormente de las exportaciones petroleras y tradicionales. O permitirse generar diversificación hacia nuevas estructuras de comercio y producción que, incluyendo a las micro, medianas y pequeñas empresas en sus cadenas productivas, lleguen a cambiar para bien esta manifiesta dependencia; siendo la inversión uno de los más vigorosos catalizadores para llegar a este objetivo.

En el sentido económico, invertir es colocar una cantidad de capital para obtener una ganancia futura, esperando que el riesgo de no obtenerla, siempre sea el mínimo. Y es precisamente ese bajo nivel de riesgo el que un país debe garantizar a través de la articulación de varios factores que pongan de manifiesto la confianza requerida.

Hacia un ecosistema para el crecimiento
La forma de hacer negocios ha cambiado de manera sustancial, de tal forma que, al igual que en un ecosistema biológico, el ecosistema económico está compuesto por una comunidad de organismos públicos y privados interdependientes que comparten el mismo hábitat. Esa sí que la relación vital establecida entre estos, se canaliza a través del dinero que llega al ecosistema (inversión), mismo que debe contar con los cuidados y condiciones necesarias que permitan mantener y multiplicar ese ciclo de vida monetaria en beneficio de todos sus miembros.

El administrador de este ecosistema para el caso del Ecuador, es el Comité Estratégico de Promoción y Atracción de Inversiones, liderado por el Ministerio de Comercio Exterior. Este, durante el último año, se ha preocupado de promover al mundo un catálogo de inversiones con cerca de 30 proyectos que suman aproximadamente USD 33 000 millones. Las herramientas tangibles con las que cuenta: el Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones (COPCI, del 2010), la Ley de Fomento Productivo y Atracción deInversiones (de octubre pasado, mientras esperamos la Ley de Fomento Productivo II), mantienen énfasis en nueve sectores priorizados: Producción de alimentos, Cadenas forestales y agroforestales, Metalmecánica, Petroquímica, Farmacéutica, Turismo, Energías renovables, Servicios logísticos, y Biotecnologías & Software. Pero no hay planteamientos sobre otros sectores, por ejemplo, la Construcción.

Sin embargo, estos instrumentos jurídicos por sí solos no permiten materializar los beneficios derivados de la inversión, puesto que hacen falta políticas nacionales complementarias que fabriquen oportunidades y fortalezcan la relación vital del ecosistema económico a través de la innovación, la competencia justa, la reducción de costes innecesarios del comercio, por un lado; y la urgente inversión en las personas y en infraestructura física y digital, por otro. En este sentido, regresando al ejemplo de Amazon en Colombia, tanto Netflix como Google escogieron invertir y operar en territorio colombiano, según ellos porque el talento humano es uno de los más grandes atractivos de ese país y este cuenta con un nivel de educación alto. Ecuador está rezagado en este punto.

Más facilidad para hacer negocios
Todo inversionista se nutre continuamente de información, especialmente aquella que le hace conocer las condiciones de inversión y el riesgo al que se enfrenta, factores que varían según el sector productivo o comercial hacia el que se dirige. Los gestos y señales por parte del Gobierno que pretenden elevar el atractivo para la inversión, aún son insuficientes, puesto que no pasan de planificación e intenciones, a acciones. Tanto inversionistas nacionales como extranjeros se enfrentan al principal contaminante del ecosistema económico: la incertidumbre.

Pese a lo que puedan decir muchos expertos, el elemento básico de esta incertidumbre es el de conocer qué va a pasar en el futuro cercano, cuando el Gobierno actual y sus autoridades entreguen el poder (faltan dos años). ¿Las reglas actuales de juego para inversión se mantendrán? o ¿el nuevo Gobierno volverá a cambiarlas? Esto se traduce en desconfianza y pocos pondrán a disposición sus recursos monetarios sin tener la certeza de que las condiciones serán las mismas en las siguientes décadas.

La inversión es básica para incrementar la capacidad competitiva de un país, sin embargo, el escenario ecuatoriano establece competencia proteccionista limitada y condiciones poco equitativas, especialmente para el inversor extranjero, frenando el potencial incremento en la productividad. En Colombia, en cambio, para las empresas extranjeras es fácil establecer operaciones, puesto que le da al inversionista extranjero la condición de empresa nacional, sin discriminar entre extranjero y local. Ambos países están separados por 59 puntos en el indicador de Facilidad para hacer Negocios 2018 (Doing Business), que mide objetivamente las normas que regulan la actividad empresarial y su aplicación. Ecuador ocupa la posición 118, Colombia 59, Perú 58 y Chile 55 (es decir, la mejor para invertir) de entre 190 economías analizadas.

Es por eso que invertir en creación de capacidad y el fomento de la productividad, deben tener marcos regulatorios y jurídicos estables, con el fin de lograr que las personas, los puestos de trabajo, los mercados y los gobiernos estén muy bien conectados y puedan crear oportunidades, así como participar de los beneficios de un ecosistema sano.

Invertir en infraestructura física, desde carreteras a facilidades portuarias, tiene que ver no solamente con el desempeño económico, sino también conciertos objetivos sociales. Por ejemplo, este tipo de inversión facilita el acceso de las personas a empleos, mejores salarios, salud y educación; permite conectar regiones rezagadas con zonas de mayor productividad. También ayuda a implementar infraestructuras digitales, redes de comunicación fiables y accesibles, datos, programas y equipos informáticos, así como los servicios prestados en estas redes. Oportunidades: muchas. Pero… inversionistas: pocos.

La oportunidad hacia el futuro
La sostenibilidad del comercio en el largo plazo le pertenece a las pequeñas y medianas empresas, entidades del ecosistema que son las menos beneficiadas de las inyecciones de capital de inversión, debido a las exigencias y dificultades a las que se enfrentan al momento de encontrar financiamiento para emprender o expandirse. La cadena de desconfianza se mantiene, el inversionista no confía en el país y, a su vez, el ecosistema financiero y jurídico del país desconfía en alto grado de la capacidad de pago de las Mipymes.

Es hora de mirar al futuro. Es necesario que el Gobierno defina cómo abordar los desafíos para tener un ecosistema económico fuerte. Una vía es ver el recurso humano como el principal foco de inversión: desde la primera infancia hasta la formación permanente. Invertir en educación de los ciudadanos es invertir en crecimiento, el ser humano no solo necesita habilidades técnicas, requiere de habilidades cognitivas, sociales y emocionales que le permitirán identificar, aprovechar y crear oportunidades de innovación y emprendimiento. Hoy decimos “Hecho en China”, “Hecho en Estados Unidos”, etc.,y pronto diremos “Hecho desde Internet”, gracias a la apertura comercial, la inversión sin barreras y a Jack Ma (Alibaba). Debemos prepararnos. 

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