El misterio detrás de ‘Los mulatos de Esmeraldas’
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A pesar de su antigüedad (420 años), el cuadro se encuentra en perfecto estado. Sus trazos y colores tienen una historia poco conocida. Una que tiene que ver con el origen del arte quiteño.

El cuadro ‘Los mulatos de Esmeraldas’ es la representación visual de la esclavitud y un proceso de pacificación de un territorio libre. No se reconocía a esta zona como parte de la Corona española en ese momento, recuerda Ivette Celi, directora del Museo Nacional del Ecuador (MuNa).
La pintura es un documento histórico, además, que da cuenta del prestigio y la importancia de un artista indígena que, de alguna forma, fue el promotor o fundador de lo que luego se conoce como la Escuela Quiteña, enfatiza Celi. Es Andrés Sánchez Galque. Él pintó y firmó este cuadro, en 1599, por disposición de Juan del Barrio Sepúlveda, Oidor en la Audiencia de Quito, en 1596. Tenía como finalidad indicar al rey de España Felipe III los acuerdos políticos y de pacificación que había logrado con el pueblo de Esmeraldas. En ese entonces, el objetivo de España era instalar un puerto comercial en dicho territorio, que sirviera de salida directa desde Quito y que conectara con Panamá y Perú. Para lograr este fin, el Oidor logró una alianza con los ‘mulatos’ que habitaban la región de Esmeraldas, así como con otros caciques y principales indígenas de regiones limítrofes.
Los acuerdos de pacificación duraron un año. Para convencerlos, el Oidor ofreció varias cosas a los líderes de Esmeraldas como: ropa, joyas, participación en el comercio, el rango de ‘don’ (término asignado a una persona de jerarquía de ese entonces), entre otras. Nathaly Andrade, historiadora de arte y guía de este cuadro, señala que el lienzo representa un convenio político. La tregua se concretó con Francisco de Arobe, quien tenía 56 años, y con sus dos hijos: Pedro de 22 y Domingo de 18. Ellos viajaron a Quito para ser retratados por Sánchez Galque, pero con las especificaciones de Sepúlveda: que se visualice el acuerdo. Esta tregua duró menos de cinco años y el pueblo de Esmeraldas recuperó su libertad.
El lienzo se encuentra en exhibición en la sala de oro del MuNa, hasta el 10 de agosto de este año.
¿Sánchez Galque fue el primer pintor quiteño?

Susan Verdi Webster, historiadora del arte, con larga trayectoria y autora de varios libros, cuenta lo que descubrió en sus investigaciones bibliográficas. Fue un indígena que nació y vivió en el barrio de San Roque, ubicado actualmente en el centro de Quito, en una casa cubierta de teja y cerca de la residencia de los descendientes de Atahualpa. Se casó con la indígena de nombre Sasticho, habitante de la parroquia de Pomasqui, con quien tuvo dos hijos: Mateo y Francisco, que también fueron pintores.
Residía junto a la vivienda de su hermano Bernabé Simón, también pintor, y de otros indígenas como la familia Chauca, que tenían el mismo talento y habilidad. “Era un grupo de pintores que hablaban ki- chwa”, sostiene Webster.
Celi recalca que Sánchez Galque no fue el primer pintor de Quito, porque fray Pedro Bedón fue anterior a él y quizá fue el maestro de Sánchez Galque. Lo que le diferencia es que fue de origen indígena.
En ese entonces, los pintores no colocaban su nombre en sus cuadros. Pero de las investigaciones realizadas por Webster, Sánchez Galque además de firmar ‘Los mulatos de Esmeradas’ también colocó su rúbrica en otro cuadro de carácter religioso que se encuentra actualmente en el Museo de Bolivia.
“Sin duda, Sánchez Galque era un adepto que probablemente adquirió su conocimiento de pintura al estilo europeo en el Colegio San Andrés de los Franciscanos. Era un pintor muy hábil y sabio en cuanto a las artes europeas de pintura y caligrafía, que se demuestra en el lienzo”, manifiesta Webster.
En el cuadro ‘Los mulatos de Esmeraldas’, el pintor quiso demostrar al Rey que era un hombre ilustrado y esto se evidencia en su firma, que es un código al entrelazar las letras de su nombre en latín y en romano. Empleó cuatro formas de caligrafía. Además, Webster dice que Sánchez Galque firmaba distinto en los documentos y en sus cuadros, lo que le convirtió en un artista con estilo propio.
¿Quién descubrió el cuadro en España?

Este lienzo llegó a España y se exhibió en las colecciones de arte del Rey y se salvó de un incendio del Real Alcázar de Madrid, en 1724. Durante varias décadas permaneció en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, en un área que no estaba abierta al público. Cierto día, José Gabriel Navarro, quien era embajador de Ecuador en España y como era un hombre intelectual tuvo acceso a los cuadros en reserva, donde le llamó la atención ‘Los mulatos de Esmeraldas’, porque en un extremo de la obra dice Cancillería de Quito. Empezó a investigar y a difundir la importancia que tiene este lienzo. En 1964 fue trasladado al Museo de América. Temporalmente llegó al MuNA (Museo Nacional del Ecuador) como préstamo, pero bajo estrictas medidas de seguridad. Las negociaciones con los representantes del Museo de América, en Madrid, comenzaron en octubre del 2017, para lo cual se cumplió un protocolo de manejo de bienes que incluyó a varias instituciones, indica Celi.
Cuando retorne a España, la obra permanecerá en una especie de ‘cuarentena’ para determinar si sufrió o no daños en el viaje y se exhibirá nuevamente en el Museo de América, explica Andrade.
Los cuidados y seguros para esta obra de arte
- A pesar de tener más de cuatro siglos, la obra luce en perfecto estado. Esto se debe a las técnicas de conservación utilizadas en el Museo de América, indica Nathaly Andrade.
- Antes de que llegue el cuadro al MuNa arribó al país una comisaria, quien verificó el sitio donde se exhibe, la luminosidad, temperatura y vigilancia permanente.
- Este cuadro tiene una póliza de seguros internacional que se denomina ‘clavo a clavo’, que cubre la obra durante el transporte, el embalaje, desembalaje, manipulación e instalación, así como en todos aquellos lugares por los que pase la obra. El monto de la póliza se mantiene en reserva.
- Además, está la garantía de seguridad y estabilidad del cuadro durante su exhibición en Quito.