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Las proyecciones de la crisis económica ecuatoriana revelan un futuro desolador

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Hay poca creatividad del gobierno para implementar medidas que ayuden al sector privado y, por ende, la protección del empleo. Conozca algunas cifras. 

Foto: Gianna Benalcázar – CCQ

Vivimos una de las peores crisis sanitarias en el mundo. Experimentados algo que ninguna nación, desarrollada o no, estaba preparada, causando la saturación de los sistemas de salud y la paralización del sector productivo en general. 

El Ecuador no está exento de esta crisis mundial y sus efectos van a ser devastadores para la economía de este año. Apenas el 30% de del aparato productivo en el país está en funcionamiento. Lo que quiere decir que el 70% está sin poder vender sus productos. Es una crisis interna por la paralización, y externa por la limitación de comercio internacional de los productos ecuatorianos a países donde el Coivd-19 ha hecho sus efectos como Europa, China y Estados Unidos. Naciones que hoy son los principales compradores de bienes no petroleros del país. Por último, no podemos olvidar que todo esto ha hecho que el precio del petróleo caiga más del 40% de su valor desde enero, llegando a los USD 20.

Las primera estimación de la caída que tendrá el Ecuador por parte del Banco Mundial se publicó el día 12 de abril. El organismo internacional estima que el país registrará una contracción de su PIB del 6% para el 2020, valor que solo es comparable a la crisis bancaria vivida en el Ecuador en el año 1999 donde el país decreció en 4,7%. Un shock externo tan fuerte muestra el débil poder de reacción que tiene un país que no tiene reservas para contingentes, altas necesidades de financiamiento por las deudas contraídas años pasados, sin política monetaria, dependencia del precio del petróleo y nula credibilidad del gobierno. 

Se estima que el déficit del presupuesto general estimado para el 2020 en USD 3 500 millones llegue, por lo menos, USD 7 500 millones; que la deuda pública incremente 10 puntos porcentuales pasando de 49% del PIB a 60%; menor ingreso para el Estado en recaudación tributaria e ingresos por petróleo. Finalmente, está la paralización del transporte de petróleo por la rotura de oleoducto SOTE y OCP. 

Es uno de los peores panoramas que se pueden llegar a imaginar para la economía de un país, y hay poca creatividad del gobierno para implementar medidas que ayuden al sector privado y, por ende, la protección del empleo. Es claro que la dolarización complica las maniobras en política monetaria que se podrían hacer; países como Colombia, Perú, Chile han expandido su política monetaria para generar más recursos en su economía, respaldados por las reservas que mantiene, y para el Ecuador esto es imposible. Todo el dinero fresco que ingrese al país tendrá que ser vía deuda, destinado principalmente para la protección del tejido empresarial por medio de créditos; además, deberá tener una postura muy fuerte para el cambio de plazos de pagos de la deuda que vencen este y el próximo año. 

El Presidente de la República hizo el anunció de medidas para enfrentar la crisis. Expuso la propuesta sin profundizar, pero el mensaje fue claro: se restará liquidez a empresas con utilidad superior a USD 1 millón y a las personas que perciban ingresos superiores a los USD 500.  Medidas que se entienden como una aportación solidaria para usar esos recursos en la activación económica. 

En otras condiciones no estaría en duda el apoyo de los ecuatorianos ante esta crisis, como ya paso en el 2016, pero la realidad es que tenemos empresas, desde grandes a pequeñas, que no están produciendo y, por ende, no tienen ingresos, y ya se están utilizando los recursos generados en 2019 para mantener el pago de proveedores y empleados. Por otro lado muchas empresas han optado por una reducción de salarios de sus empleados temporal para aguantar la crisis y una contribución para un trabajador complica aún más su liquidez y compra de productos que van ayudar a la reactivación más rápida de la economía.

Las empresas que no están vendiendo muy difícilmente podrán pagar a sus empleados o aguantar por más de dos meses nóminas sin generar ingresos. Por esto es descabellado pensar en quitar recursos a las empresas y trabajadores en la actual situación, ante crisis de tal magnitud las medidas tienen que ser de igual forma, pero mucho más elaboradas. 

El Estado necesita recursos y las acciones se deben tomar en este momento. La focalización correcta de los subsidios puede generar USD 500 millones de ahorro, eliminación de empresas públicas que generan pérdidas, apertura de los sectores estratégicos para la atracción de nuevas inversiones. El sistema financiero va necesitar la inyección de liquidez para la reactivación productiva, se estima que existen USD 30 000 millones de recursos de ecuatorianos en el exterior, la repatriación de un parte con incentivos para hacerlo puede generar una inyección de liquidez importante a la economía.

Es importante el consumo de la producción nacional para lo que mejorar su competitividad será vital con aranceles reducidos en sus materias primas y bienes de capital. El sector productivo entiende que el estado tiene poco margen de maniobra para ayudar a la economía y al sector privado, sin embargo, tampoco se le puede quitar la liquidez para ser mal utilizado en gasto corriente. Es momento como ecuatorianos unirnos y ayudar a los que más necesitan, pero las medidas económicas deben tomarse con más responsabilidad. El presidente Lenín Moreno, desde que está en el poder, ha enviado más de 6 proyectos de reactivación económica que no funcionan. La calidad es mejor que la cantidad.

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