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FF.AA.: la columna de la seguridad ante la pandemia

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Hay 31 465 militares que realizan diversas labores para la seguridad. Trabajan en tres turnos para cubrir las 24 horas del día. Cuatro han fallecido por el mortal virus.

Fotos: Gianna Benalcázar – CCQ

El fuerte militar Epiclachima, en el sur de Quito, es uno de los puntos logísticos para el control del Estado de Excepcion y del toque de queda por la pandemia. Allí acuden todos los días militares, policías, agentes metropolitanos y bomberos.

Desde ese punto de la ciudad se despliegan las unidades para revisión de salvoconductos, control del orden público, incluso de ordenamiento de filas de ingreso a bancos y supermercados en los lugares de mayor afluencia. En ese lugar están 35 de los 1500 que salen a las calles de la Capital para el control. Pero en el país la colaboración aumenta. 

Hay 31 465 militares en los puestos de mando y control, según el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, que cumplen con las operaciones militares y el apoyo a las instituciones del Estado, vigilancia y control de las zonas de seguridad y de pasos migratorios autorizados, control de pasos no autorizados. 

Asimismo, vigilancia y control de los espacios terrestres, navales y aéreos, y también cuentan con una fuerza de reacción en caso de eventos que comprometan la seguridad de Estado. Para esto emplean ocho aeronaves, tres lanchas y 547 vehículos, entre camiones, buses y camionetas.

Ayer, el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, detalló que los militares también han participado en la repatriación de ecuatorianos desde Chile y México. También en la entrega de kits de víveres, medicinas e implementos médicos en todo el país. Hasta ayer, dijo, han trasadado 26 toneladas de alimentos en el Ecuador. 

También han asegurado los seis corredores logísticos para el abastecimiento de alimentos en el país. Y han instalado hospitales móviles y atención médica en Guayaquil, Quito y Esmeraldas. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército trabaja en la reparación de tres oleoductos y el Instituto Geográfico Militar ha elaborado los mapas de georeferenciación que sirven para determinar lugares de concentración de personas y para el control de la movilidad. Incluso, participan en el levantamiento de cadáveres.

Ese contacto directo con la población también ha causado que los militares sufran de contagios. Hasta el viernes pasado se registraron 234 (75 oficiales, 157 voluntarios, dos conscriptos). Estaban en aislamiento 1138 uniformados y habían dos fallecidos por Covid-19.  Pero ayer, el ministro Jarrín actualizó las cifras. En cuatro días los números aumentaron, se registraron 130 casos adicionales, para un total de 364 infectados. 1300 personas permanecen en aislamiento y la fuerza ya tiene cuatro fallecidos. 

Los militares cuentan con los equipos de bioprotección. Pero el contacto es inevitable para ellos, y también para los uniformados de la Policía, Bomberos y agentes metropolitanos. 

En cada control deben acercarse a la gente y a los vehículos. El patrullaje lo hacen con armas neumáticas, de proyectiles no letales con gas pimienta. Lo hacen en tres turnos para cubrir las 24 horas del día. Entre los uniformados de verde oliva hay personal que está preparado para combate de primer nivel. Suelen trabajar en la frontera norte en patrullajes en zonas conflictivas por la presencia del narcotráfico. Son capaces de hacer reconomiento y vigilancia de puntos clave. 

Ahora, custodian a otros uniformados en los controles ciudadanos, y, como menciona un oficial, a “ciudadanos altaneros que buscan irse encima de la ley y hay que controlarles”. Los retenes, así llaman los militares a los controles en las calles, duran un máximo de 30 minutos. Y pasan a otro punto de la ciudad. 

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