Escribe para buscar

Debate Noticias

Las duras lecciones que nos deja la paralización y la violencia

Compartir

Las protestas del movimiento indígena, infiltradas por los sediciosos, dejan varias alertas para el país. La afectación al Sistema de Inteligencia quedó en evidencia.

Foto: Juan Diego Montenegro – API

La crisis socio-económica que atraviesa el país, como resultado de un proceso revolucionario que decía defender a los más pobres, demostró en la práctica que el Socialismo del Siglo XXI es la organización delictiva transnacional. Que se adueñó del país para saquearlo y continuar delinquiendo.

La independencia de los poderes del Estado, el respeto a los derechos y las libertades fue para esta gavilla de delincuentes un raído texto escrito en un panfleto llamado Constitución, para ser violado permanentemente a fin de que su caudillo populista se eternice en el poder.

El festín de los patrimonios del Estado, el endeudamiento agresivo, la venta de los recursos a las transnacionales chinas, la protección a los funcionarios gubernamentales corruptos, el mantenimiento de una burbuja burocrática, tenían en algún momento que hacer metástasis en una sociedad y un gobierno de indecisiones e improvisaciones permanentes.

El gobierno de Lenín Moreno tomó la decisión de suspender los subsidios para cumplir con el mandato de FMI y de esta forma tratar de reencausar la economía nacional. Su intención pudo haber sido correcta pero la afectación a las clases más desposeídas ha generado una violencia social que no es habitual en nuestro país. 

Rafael Correa, que desde mucho tiempo atrás venía impulsando la desestabilización del gobierno de su ex compañero de fórmula, no vio mejor oportunidad para meter toda la leña al bracero y calentar las calles para propiciar un golpe de estado blando. Lo hizo con términos y prácticas que cuando ejercía la Presidencia eran una herejía siquiera pensarlo, peor salir a las calles a protestar. En ese entonces, la prisión por terrorismo era su justificativo para la intimidación legal.

Foto: Daniel Molineros – API

Todas las estructuras de control y seguridad del Estado nunca anticiparon el desenlace de estos escenarios apocalípticos para la estabilidad democrática del país.

Lenín Moreno decreta un Estado de Excepción a nivel nacional con la intención de frenar el desarrollo de un paro indefinido. Esta la decisión adoptada por el gobierno constituyó una burla para los manifestantes que continuaron alterando el orden con las intenciones de derrocar al Presidente, dejando a su paso destrucción, saqueo, vandalismo, inseguridad y caos en todo el territorio nacional.

La protesta social que perseguía fines reivindicativos para los indígenas y el pueblo más desposeído fue tergiversada e infiltrada por quinta columnistas  y agitadores profesionales que utilizaron la desinformación y el vandalismo para crear el caos y tratar de generar un golpe de estado orquestado por correístas, con apoyo internacional. Ellos consideraron una oportunidad para retornar al poder.

El gobierno, en cambio, presionado por las organizaciones indígenas y sociales que tenían 11 días de protestas con violencia y vandalismo, llama a un diálogo en busca de la paz y la reconciliación ciudadana. Estas negociaciones tienen como resultado la eliminación del Decreto 883 (eliminación de subsidios) y la emisión de otro Decreto, con el apoyo de las organizaciones sociales.

Las lecciones que nos deja estos días de paralización en donde nadie ganó y todos perdimos, son muy graves. Pudimos constatar que el gobierno se encuentra debilitado y que puede ser presa fácil de cualquier reclamo social. La infiltración y vandalismo ejecutados demuestran que el país sobrepasó la línea de la tranquilidad y entró en la del terrorismo y sedición urbana.

El Estado demostró que no tiene un Sistema de Inteligencia adecuado, que le alerte sobre las amenazas existentes en le ámbito nacional e internacional. La  infiltración del correísmo en la estructura gubernamental es tan grande que está torpedeando la administración del presidente Moreno. Por eso el mismo gobienro requiere de un cambio de 180° que le permita salir de esta crisis y caminar en terreno más firme. Un proceso de paz que se construye con impunidad y vandálismo no es una garantía de éxito y tranquilidad para el país. Los nubarrones de una tormenta apocalíptica se están gestando y arrasarán la democracia y el Estado de Derecho.

Etiquetas:

1 Comentario

  1. Francisco Campain M 17/10/2019

    Puede que el Estado Ecuatoriano ya requiere parntoa el actul momento de organismos progresistas tal el caso si politicamente un Consejo Consultivo Agrario podria ser el nexo de union entre el sector productivo sierrra costa y oriente una metodoligia productiva q rompa con el sistema imperante hasta el dia de hoy de prwsidencias seccionales a mas de q las Camaras de de la Produccion podrian hacer un mejor desempeño

    Responder

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *