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La recaudación cae y el gobierno está en aprietos

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La crisis económica por el COVID-19 vacía los bolsillos del Estado. El deficit fiscal empeora por el efecto cíclico de la falta de recaudación debido a la paralización de la producción de las empresas y sus ventas.

La propagación del COVID-19 ha marcado el inicio de una recesión económica en el territorio ecuatoriano. Según la Ley Orgánica para el Apoyo Humanitario, presentada por el Ministerio de Economía y Finanzas para combatir la crisis sanitaria derivada del COVID-19, el Ecuador atraviesa su tercera crisis económica en dos décadas.

Crisis fiscal del Gobierno Ecuatoriano. A causa de esta pandemia, la actividad económica se ha visto afectada, influyendo considerablemente en los ingresos fiscales vía recaudación, lo que acentúa aún más el déficit fiscal del Ecuador. Está claro que una de las principales fuentes de ingreso para el Estado es la recaudación de impuestos. Sin embargo, la crisis económica está pasando factura a la tributación, por la reducción que existe en las ventas privadas, indicador del consumo de los ecuatorianos, que ha reportado una tasa negativa en el primer trimestre del 2020.

Decrecimiento de las recaudaciones tributarias. En el periodo enero – abril de 2020 la recaudación bruta alcanzó los USD 4 829 millones. Sin embargo, para el mismo periodo del 2019 el valor de esta recaudación fue de USD 5 493 millones, lo que nos indica que ha existido una variación negativa de -12,1%. Por su parte los dos impuestos más representativos de la recaudación bruta también presentan tasas negativas en el periodo enero – abril de 2020. El Impuesto a la Renta alcanzó un valor de a USD 1 836 millones y el Impuesto de Valor Agregado (IVA) un valor de USD 2 018 millones de dólares, lo que significa que sus tasas de variación son de -19,0% y -11,2% respectivamente. Al observar el Impuesto a los Consumos Especiales y el Impuesto a la Salida de Divisas, vemos una situación es similar. En el primer cuatrimestre de 2020 tasas negativas de -10,3% y -4,2% comparándolos con el mismo periodo de 2019.

El efecto dominó. Estos resultados nos presentan una realidad con tintes grises para ambos lados de la economía ecuatoriana. Los estragos que ha dejado el COVID-19 provocaron un freno en la producción de empresas, la reducción de sus ventas y la incapacidad de consumo por parte de los ecuatorianos. Esto debido a que sin facturación, disminuyen los ingresos y la liquidez a las familias ecuatorianas. El escenario desemboca en una reducción de la recaudación tributaria y, claro, los ingresos del Estado.

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