Escribe para buscar

Contexto Noticias

La lucha contra Covid-19 también es una batalla global por el derecho a la vida, a la salud y a la alimentación

Compartir

La pandemia y la cuarentena global ya se perciben como catastróficas en algunas naciones del mundo. Las alertas están encendidas en varios organismos internacionales.

Foto: Juan Ruiz – API

La crisis de Covid-19 también es un problema de Derechos Humanos, derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, y son retos globales y urgentes. Esto porque las consecuencias por la pandemia y la cuarentena global pintan como catastróficas en algunas naciones y ya preocupa a varios continentes, en especial por las guerras y la falta de alimentos. 

Las proyecciones de cifras y los llamados a tomar acciones por los problemas más serios y hallar soluciones rápidas, ya llegan de las más altas organizaciones de DD.HH. y de líderes mundiales. 

Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ofreció cifras actualizadas de las proyecciones por el hambre en el mundo. La crisis sanitaria está acompanada de una crisis económica que puede agravar la situación mundial. 

El Programa Mundial de Alimentos calcula que el impacto económico del Covid-19, en este año elevará a 265 millones el número de personas expuestas a “inseguridad alimentaria aguda”. La cifra casi dobla los registros de 2019, cuando se contabilizaron 135 millones. Esta agencia humanitaria indicó que es fundamental la necesidad de mantener los programas de asistencia alimentaria, primero los de la propia la Organización, que ayudan a casi 100 millones de personas vulnerables en el planeta.

De hecho, la mayoría de las personas que padeció inseguridad alimentaria aguda en 2019 se encuentran en países afectados por conflictos (77 millones), por el cambio climático (34 millones) y por crisis económicas (24 millones de personas). Las peores crisis alimentarias en 2019 se centraron en 10 países, uno cercano a Ecuador: Venezuela, Yemen, Congo, Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Siria, Sudán, Nigeria y Haití.

En el 2019, Venezuela fue la nación con la cuarta mayor crisis alimentaria del mundo, con 9,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda y necesitadas de asistencia urgente, según la ONU. Por eso la situación de ese país puede agravarse aún más por la pandemia.

Este tema ya fue conocido, hace tres días, en el Consejo de Seguridad de la ONU, que tiene como responsabilidad mantener la paz y la seguridad internacionales. En esa reunión, el director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, dijo: «no sólo nos enfrentamos a una pandemia de salud mundial, sino también a una catástrofe humanitaria mundial».

En América Latina también hay preocupación. El Grupo Andino del BID publicó un análisis sobre el impacto de la pandemia en Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Y la crisis, mencionan los especialistas Osmel Manzano y Francesca Castellani, dependerá de la duración de la pandemia, su propagación y las medidas de prevención y de respuesta de los países para contener y amortiguar el choque. 

Asimismo, mencionan también que dependerá de la estructura de las economías y su exposición y vulnerabilidad a lo que suceda en el mundo. Es decir, apertura comercial e integración a cadenas de valor globales, integración financiera, y otros. 

La prioridad es contener el virus. Pero la cuarentena dejará una marca en las finanzas públicas, la productividad y la actividad económica, dicen los analistas del BID. Primero nacional y luego global. Ahí es donde se verán afectados los ciudadanos de los países que constan en el informe. 

Ecuador y Venezuela pueden convertirse en los más afectados. Ambos tienen dependencia del petróleo para sus gastos, y dificultades, Venezuela mucho más, para acceder a los mercados financieros internacionales. A Venezuela solo le queda apelar a la ayuda de Rusia y de China. Es más, según el BID, tiene problemas de acceso a salud que se han vuelto críticos. Por ejemplo, cerca de la mitad de los hospitales no tienen el equipamiento básico, la salud de la población es pobre y los hace muy susceptibles al brote del Covid-19. “El 25% de los niños presentan malnutrición (2018) y el 64% de los adultos perdió peso debido a la crisis (ENCOVI 2016). Aún más, el régimen se ha mostrado incapaz de controlar la propagación de enfermedades como la tuberculosis y el sarampión, que, siendo enfermedades ya erradicadas, han visto un rebrote importante. A 2019, estas enfermedades han afectado a 400,000 personas”, indica el informe.

La Unión Europea también está preocupada por la crisis de Derechos Humanos. El derecho a la vida y a la salud son dos puntos clave que deben preocupar a las naciones y, en especial, las más acaudaladas.  Eamon Gilmore, representante Especial de la Unión Europea para los Derechos Humanos, indicó que, ahora mismo, proteger y preservar la vida es el propósito principal de esta lucha contra la pandemia. “En esta crisis sanitaria, que requiere una respuesta colectiva y la cooperación de las personas en todas partes, el respeto por la sociedad civil es más importante que nunca. Todos los derechos humanos son interdependientes e indivisibles y deben ser coherentes a nuestra respuesta a la crisis”, dijo. 

Además del derecho a la vida, a la salud, y a la alimentación, Eamon Gilmore advirtió también de decisiones políticas que pueden lastimar los Derechos Humanos. “Esta crisis no debería convertirse en una excusa para que los hambrientos de poder aumenten las medidas represivas, debiliten los controles y equilibrios democráticos o diluyan el estado de derecho. Tampoco deben explotarse los temores sobre el COVID-19 para difundir desinformación o reacciones racistas y xenófobas”, indicó. El 8 de abril, la Unión Europea anunció ayudas por más de 20 000 millones de euros para apoyar los esfuerzos de los países socios para combatir la pandemia.

Etiquetas:

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *