Un año de guerra en Ucrania, nuevos escenarios
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Se cumple un año de la guerra que Putin no llama guerra y esperaba que fuera una operación relámpago. Para occidente es un tiempo muy largo, para China muy corto, la guerra de Ucrania ha puesto nuevos escenarios.

El desplome de Rusia
El primer escenario es que la guerra termine por implosión del país invasor. La crisis económica atizada por las sanciones de occidente, el agotamiento de misiles y municiones, las dificultades de sostener las mentiras, la impaciencia del pueblo ruso, la traición de los mercenarios, la persistencia de occidente y de Ucrania y la locura de Vladimir Putin, son los factores que hacen predecir que la guerra está llegando a sus límites.
Wagner, la empresa de mercenarios al servicio de Putin, ha puesto en el escenario la verdad de la guerra. Yevgeny Prigozhin, su propietario, ha reclamado al ministerio de defensa que le entregue municiones y ha calificado como traición a la patria que mantengan a su ejército de mercenarios como carne de cañón. Los mercenarios de Wagner han estado largo tiempo al servicio de Putin y nunca han reclamado como ahora porque hacen fortuna en todas partes protegiendo a dictadores y pagándose con pillaje, violaciones y protección de los dueños de la ley.
Las debilidades del aparato bélico ruso han vuelto a poner en juego el fantasma de la extensión de la guerra mediante la colaboración de China, o la participación más activa de Irán y la extensión de la lucha a Bielorusia. Los expertos calculan que el acercamiento de China puede significar que Rusia está a punto de sucumbir y quiere que la guerra se mantenga porque es una sangría para occidente, un cáncer que va minando las capacidades de su enemigo, pero no llegará a involucrarse hasta el punto de provocar una confrontación directa con occidente.
La población rusa, encerrada en su ultranacionalismo, una libertad de prensa muy restringida y un aparato extraordinario de propaganda y mentira, ha tolerado un año de una guerra mentirosa, pero no es inmune a la realidad: un año de ataúdes que regresan con sus soldados muertos, la crisis económica, la filtración de informaciones que desbaratan las mentiras y algunos conatos de rebelión van minando la fe de los rusos en su ejército y su líder.
La televisión francesa asegura que hay grupos armados que se oponen a Putin. El grupo se llama Legión por la libertad de Rusia y ha provocado acciones que han sido registradas como una explosión en la vía férrea que utiliza el ejército ruso para aprovisionar a los combatientes en Ucrania. Algunos de los líderes han sido identificados como Igor Volobuev ex funcionario de Gasprembank y antiguo aliado de Putin, o Ponomareff, ex diputado de la Duma que se opuso a la anexión de Crimea. Ellos aseguran contar con al menos dos legiones de unos mil hombres cada una que combaten en territorio ruso o pasan la frontera para unirse a los ucranianos. La semana pasada se produjeron varios atentados con bombas molotov e incendios
Novedades de la guerra en el aniversario
La capital Kiev ha sufrido nuevos ataques al cumplirse el primer aniversario de la guerra, pero la verdadera novedad es que los ataques han venido de territorio de Bielorusia que se había abstenido hasta ahora de cualquier acción que pueda involucrarle en la guerra.
La segunda novedad importante ha sido la explosión ocurrida ayer en una base aérea de Rusia a 6.000 kilómetros de la frontera de Ucrania y a 7.000 kilómetros de Moscú. El ataque a la base aérea Engels parece haber sido realizado utilizando un bombardero ucraniano porque los americanos no le han proporcionado a Zelensky misiles capaces de esta operación.
Otra explosión se produjo en el aeródromo de Riazan más cercano a Moscú, apenas a 200 kilómetros de la capital rusa provocando numerosas víctimas. Son los primeros ataques realizados por Ucrania al interior del territorio ruso. Ataques anteriores realizados a bases navales y al puente en el estrecho Kersh fueron en territorios ucranianos controlados por Rusia. Las autoridades de Moscú endosan a Ucrania la responsabilidad de las dos explosiones y sostienen que fueron realizadas por drones y que solo destruyeron dos aviones.
Estas novedades tienen implicaciones técnicas, estratégicas y políticas. El general Dominique Trinquand, ex jefe de la misión francesa en Naciones Unidas, sostiene que Ucrania tiene armas de la época soviética de la guerra; lo que retiró de Ucrania era solamente armas nucleares y que, además, Ucrania está en capacidad de modificar algunas de esas armas. El general añade que se trata de un ataque de alto valor sicológico porque hace saber al ejército ruso y también a la población civil que pueden ser atacados, aunque por ahora solo sean blancos militares. Jean-Claude Beaujour añade que Ucrania se coloca al mismo nivel militar de Rusia al probar que puede atacar al corazón de la nación rusa, aunque lo haga sin consulta previa a los norteamericanos. También hace saber que Ucrania tiene capacidad de resistencia y resiliencia, pero también puede pasar al ataque.
Es interesante que Rusia haya señalado que son ataques con drones de fabricación soviética porque así diluyen la posibilidad de considerar una declaración de guerra por parte de Estados Unidos. Vladimir Putin ha sido ya informado de los ataques a las bases rusas y les ha restado importancia. Se sabe que son las bases de donde salen los ataques con misiles a objetivos ucranianos, especialmente a las centrales de energía eléctrica, y por tanto sirven de advertencia para nuevos ataques.
La locura de Putin
El mundo ha dejado de hablar de la locura de Putin o se ha acostumbrado a ella. Es indiscutible la capacidad del líder ruso para mantener su liderazgo, minimizar el impacto de las sanciones económicas y seguir sorprendiendo con decisiones que le colocan en la iniciativa y en la capacidad de infundir miedo. Una de las últimas decisiones ha sido retirarse del tratado de desarme nuclear, el START III, decisión aprobada de inmediato por la Cámara de Diputados.
Putin ha realizado varios actos de afirmación de su liderazgo con ocasión del aniversario de la guerra. En el estadio Louise Niki de Moscú convó a 80.000 personas, con la participación del líder de la iglesia ortodoxa, Kiril, para escuchar su discurso y presentarse como el padre de la patria. Las estrellas pop que participaron en el evento llevaban camisetas con la leyenda: yo soy ruso. Pero Vladimir Putin era una estrella rock aclamada por la multitud.
El discurso del líder ruso reveló un caudillo alucinado por la intención de occidente de destruir la madre patria:
“La responsabilidad de alimentar y escalar el conflicto en Ucrania y de los muertos les corresponde a las élites occidentales y al actual gobierno de Kiev que no está al servicio de los intereses nacionales, las élites occidentales no ocultan su intención, y lo dicen en lenguaje muy directo, provocar una derrota estratégica de Rusia, eso significa terminar con nosotros de una vez por todas. Quieren transformar un conflicto local en una confrontación global.
Los expertos en historia rusa entienden muy bien el nacionalismo que alimenta Putin y la locura que le conducirá a la recuperación del imperio o a la autodestrucción. La reacción a las explosiones en bases rusas es interesante porque dan una explicación que diluye la posibilidad de una escalada de la guerra. Sin embargo, parecen hacerse realidad los peores temores respecto de Moldavia porque las autoridades rusas han eliminado un decreto que declaraba la independencia de este país situado entre Ucrania y Rumania.
Mientras el presidente Biden visita Ucrania y Polonia, el líder ruso ha iniciado maniobras militares con Sudáfrica, un país que ha jugado a la neutralidad y ha incrementado el comercio con Rusia y la venta de armas. La fuerza naval rusa participa con la fragata más moderna de que dispone en estos momentos. Con todos los datos señalados, es evidente que la guerra de Ucrania entra en una nueva etapa que anticipa la preparación para una guerra muy larga.