El sueño de una ‘miss’ que representa a la Amazonía
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Tras la polémica decisión del Alcalde de Quito, el sueño de cientos de mujeres que persiguen una corona no se detiene. María José Rivera sigue en la búsqueda de su gloria.

Tiene el cabello oscuro, ojos grandes color miel, labios gruesos y una amplia sonrisa que conjugadas con su tez blanca le otorgan una belleza exótica. Luce un vestido plateado largo con cristales y los hombros descubiertos. Su metro y 78 centímetros de estatura hacen que se destaque entre las seis finalistas que están ahora en el escenario.
Son casi las 22:30, es vienes 19 de julio y en el Teatro Centro de Arte de Guayaquil, el sonido de las barras es ensordecedor. Se espera el anuncio de la cuarta finalista a Miss Ecuador 2019. Claudia Schiess, presentadora del evento y exreina de belleza, anuncia a María José Rivera. No ganó el certamen, sin embargo, llegar ahí ya es un triunfo para ella y para la Amazonía.
María José, tiene 18 años, nació en Guayaquil pero representa a la Amazonía, pues desde los cuatro años vive en El Coca, Orellana.
Para esta joven escuchar su nombre entre las finalistas del concurso representa un paso más en sus sueños y le abre oportunidades. El camino no fue sencillo, llegar a la noche final fue sacrificado. Desde que inició el certamen su vida dio un giro de 180 grados. Tuvo que viajar a Quito para prepararse. Fueron al menos tres meses de clases intensas de oratoria, gimnasio, pasarela, baile y también se concentró en la elaboración de su proyecto social, que es un requisito para todas las candidatas.
En el camino se cruzó con varios obstáculos. Uno de ellos fue el dinero. María José viene de una familia de escasos recursos económicos. Sin embargo, contó con el apoyo de personas de su localidad que ayudaron a financiar su presentación en el concurso.
Además, tuvo que adaptar su vida a nuevas rutinas. Su preparación estuvo encabezada por Jhon Salaberry, preparador de reinas, quien trazó jornadas diarias para ella. Todo enfocado en su única meta: la corona.

A las 06:00, María Jose hacía cardio y corría al menos una hora. Luego, el desayuno: proteína y muy poco carbohidrato, a veces fruta. El almuerzo y la cena eran similares. El día continuaba con clases de baile, protocolo, pasarela, oratoria y terminaban con gimnasio.
A la oratoria le dedicó gran parte de su tiempo y atención. A diario veía noticieros, leía los principales diarios del país. Debía conocer la realidad política y económica de Ecuador y el mundo para estar lista para entrevistas y ruedas de prensa. Los temas de coyuntura eran importantes pues sus clases iniciaban con diálogos con su maestra, una periodista.
Ella se preparó para contestar diferentes preguntas sobre los temas que están en debate, esto también para dar una respuesta correcta en la noche final.
El concurso representó un gran reto para esta joven, que previo al Miss Ecuador, únicamente participó en un reinado local de la provincia de Orellana. Fue la primera vez que pisó una pasarela tan importante.
Este concurso de belleza fue una palestra para María José, que tras ser electa cuarta finalista, recibió la invitación de la Organización Miss Ecuador para representar a nuestro país en el certamen Miss Hispanoamericana que se realizará en noviembre en Santa Cruz, Bolivia.
Este nuevo reto le emociona y le abre nuevas oportunidades. Sin embargo, también llegan las preocupaciones. Aún no tiene patrocinadores y debe conseguir financiamiento para los gastos que implican representar al país en el certamen internacional, es decir, debe conseguir dinero para viajar a la nación del altiplano, necesita telas para sus vestidos, fotografías para promocionar al Ecuador, entre otros.
El caso de María José en Miss Ecuador se repite cada año, con mujeres que sueñan con ser reinas, en diferentes certámenes como el Reina de Guayaquil o Reina de Quito. En este último, recientemente se abrió el debate sobre su representación en el país.
Para algunos, se trata únicamente de concursos que cosifican a la mujer. El Alcalde de Quito, Jorge Yunda, comparte esta idea y decidió suspender la elección de la Reina en la capital. Para algunos analistas como, Santiago Basabe, esta acción responde a un factor de distracción, es decir, ante la falta de políticas públicas claras en temas trascendentales para la ciudad como transporte, orden territorial, saneamiento, entre otros, el Alcalde toma decisiones coyunturales que pueden ser importantes pero que no atacan los problemas de fondo.

Gabriela Galarraga, periodista y exreina de belleza de la capital, explica que ser reina de Quito es una designación que debe complementarse, es decir, se busca a una mujer inteligente, solidaria y que además esté dispuesta a trabajar sin paga por la ciudad y la fundación Reina de Quito.
Y, ¿el negocio de la belleza? En el Ecuador quienes aspiran a ser reinas, deben presentar un proyecto social. Esto, según Galárraga, se debe a que no se quiere caer en la frivolidad. La idea en nuestro país es que la representante de la belleza ecuatoriana sea también inteligente y trabaje en un proyecto social para ayudar a quienes más lo necesiten.
Mientras estas discusiones transcurren en el país, María José Rivera, no centra su atención en el debate capitalino. Ella comienza a estudiar sobre historia Hispanoamericana para desempeñar un buen papel en Bolivia y traer su anhelada corona.
Ha transcurrido poco tiempo desde que la vida de María José cambió por completo y, poco más de un mes, desde el día de la elección de Miss Ecuador. Y ya no es la misma, sus cambios son evidentes. Su cabello está más claro, ahora tiene tonos rubios. No lleva mucho maquillaje, se ve fresca y natural. Aunque tiene apenas 18 años, luce muy segura de sí misma, su visión del mundo cambió en corto tiempo. No hay duda, la experiencia del concurso nacional de la belleza ecuatoriana la hizo crecer.