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La ineficiencia gubernamental y el pedido de comprensión

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La crisis política y económica que atraviesa el país es producto de un largo camino de tropiezos y de un gobierno débil justificado por la democracia.

Foto: Fernando Lagla – Flickr Asamblea Nacional

La crisis de corrupción e ineficiencia en la administración pública que venía arrastrando el país tenía que llegar a su punto de ebullición con las consecuencias que estamos observando y que se deben poner a considerar de la ciudadanía:

1.- Las medidas económicas van a afectar directamente a los estratos sociales más pobres, quienes asimilarán la escalada inflacionaria, que comenzó en los mercados con la elevación de los precios de los productos.

2.- El pueblo sigue cayendo en el permanente engaño de los caciques de la transportación, un grupo gremial que ha venido arreglando beneficios con todos los gobiernos a cambio de no paralizar el pésimo servicio. Grupo privilegiado que no le importa el sufrimiento y la impotencia del pueblo, solo persigue seguir lucrando con la explotación social y contribuyendo al incremento de muertos en la vía pública.

3.- Politiqueros que, aprovechando el caos social, lanzan consignas de desestabilización para que retorne el títere del castro-chavismo que dejó al país en una crisis sin precedentes.

4.- Estructuras de crimen organizado nacionales e internacionales que vieron la oportunidad de iniciar los saqueos y desmanes contra la propiedad y los ciudadanos, sin que puedan ser contenidos por los organismos encargados de mantener el orden.

5.- Un gobierno inexperto que no tiene liderazgo ni calidad moral para exigir cambios ni sacrificios al pueblo porque fue y son parte de la corrupción y destrucción del país.

6.- Un país que camina a pasos agigantados hacia el despeñadero con el grillete de Estado fallido ante la comunidad internacional.

La situación de caos nacional tiene un solo elemento de cordura e iniciativa político estratégica. Al dictar un Estado de Excepción trata el gobierno de restablecer los causes normales entregando como siempre la solución de la ineficiencia política a las Fuerzas Armadas.

La crisis nacional no se solucionará con uno o varios estados de excepción, el reguero de inconformidad está inundando las calles, mientras la estabilidad gubernamental está sujeta por un débil hilo de seda llamada democracia.

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