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Espinosa, la OEA, AP y la Conaie

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Detrás de la postulación está la agenda del Socialismo del Siglo XXI. Varios actores ecuatorianos juegan un rol. La elección está prevista para mañana.

Foto: Flickr Cancillería del Ecuador

La política exterior del Ecuador puede resultar confusa, vista aisladamente. Sin embargo, si la vemos en conjunto con la política nacional, es simplemente un reflejo de cómo se maneja -y se ha manejado- el gobierno de Alianza PAIS (con sus diferentes variantes y socios), desde que llegaron al poder en 2007. 

Es fácil pensar que hay un real interés por dejar atrás ese pasado totalitario y estrechar relaciones con los países del continente en general, enmarcadas en las normas del derecho internacional. Tanto es así que en el Ministerio de Relaciones Exteriores hay un embajador de carrera al frente de ese despacho, como es José Valencia. También se ha guiñado el ojo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al cambiar a otro embajador de carrera como Francisco Carrión, por una diplomática eminentemente política y con fuertes lazos personales en Washington, como es Ivonne Baki. 

Sin embargo, aunque el presidente Moreno anunció que el Ecuador votará por la reelección el actual secretario, Luis Almagro, tampoco se quedó corto en elogios para Espinosa, quien ha sido postulada por Antigua y Barbuda y San Vicente y Granadinas, y cuenta con el apoyo del gobierno mexicano de Manuel López Obrador. Además, vale recordarlo, ya le dio su apoyo en otro cargo de importancia como fue la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas.  

Si bien los gobiernos identificados con el Socialismo del Siglo XXI oficialmente ya no tienen el mismo número de gobiernos que tenían en la región hasta hace poco -llegaron a seis países latinoamericanos, además de los actuales nominadores de la candidatura de Espinosa-, no hay dudas de que su estrategia está dirigida para mantener su influencia y poder en la región, pero desde otros espacios, mientras intentan volver a ganar las elecciones. 

Y, no solo eso: desde hace meses miran a la OEA como el sitio para tratar de salvarse luego de los procesos judiciales que se siguen en los países de origen de los líderes de esa tendencia. Sino ¿cómo se explica que ahora sí se hable de acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos si violan los derechos de los exfuncionarios de Estado que afrontan juicios penales? 

Pero hay una sospecha que va más allá de la relación siempre existente y negada, pero evidente de los morenistas y correístas, la presencia de los socios estratégicos. Me explico mejor: a mí no me deja de dar vueltas en la cabeza la carta firmada por el presidente de la Conaie, Jaime Vargas, y el coordinador general de la Coica, José Gregorio Díaz, en la que apoyan a Espinosa, luego de criticar a Luis Almagro, quien curiosamente ha estado al frente de ese organismo desde 2015, cuando los indígenas continuaban pasando duros momentos por la administración encabezada por Rafael Correa. Claro que en la carta reclaman por los hechos del año anterior, y al parecer se olvidaron de lo que había ocurrido cuatro años antes. 

Además, eso tampoco lo acabo de entender, ¿cómo una organización social, que no tiene capacidad de voto en un organismo como la OEA, hace campaña por una candidata? ¿cuál es su interés? ¿O, en serio, Vargas se cree el otro presidente del Ecuador o simplemente se trata de una campaña política más que coincidencialmente conviene a los Socialistas del Siglo XXI?

En todo caso, si el coronavirus lo permite, habrá elección y si gana Espinosa, Moreno no tendrá problemas en justificar su no voto por ella, finalmente son amigos, fueron compañeros de gobierno y él tampoco le ha puesto cortapisas a su carrera diplomática. 

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