¿En qué tipo de utilidad se va a enfocar tu negocio?
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La pandemia aceleró el proceso de transformación del consumidor, que ahora es más consciente, más humano y más transparente. El cambio debe ser asumido por el tejido empresarial.

Foto: @pvproductions – Freepik.es
El formar una empresa se ha entendido a lo largo de los años como el camino para generar rentabilidad económica, para ser un generador de empleo y para dejar un legado. Es por eso que en Ecuador el 80% de las mismas son empresas familiares y esto es una tendencia a nivel mundial.
Con los últimos acontecimientos y con la profunda necesidad tanto del emprendedor como del consumidor por identificarse con una historia, más allá del servicio y/o producto, vemos la importancia de reconceptualizar el objetivo de una empresa.
El concepto de crear una empresa actualmente va más allá de un estudio de mercado y de cuanta utilidad queda al final del año. Esta utilidad hoy no es solo financiera sino que es una utilidad más completa. Ahora el dejar un legado positivo es primordial; pueden ser estos en el cuidado del medio ambiente, en el tener un propósito social, entre otros.
La importancia de generar confianza en nuestros negocios nos han obligado a transparentar las cadenas de producción, el trato a partes interesadas, etc., como una respuesta a la desconfianza que generó el COVID-19, pero esto también responde a la necesidad del consumidor de conocer qué hay detrás de ese servicio/producto que compra. La pandemia sólo aceleró el proceso, respondiendo a las características de este consumidor más consciente, más humano y más transparente.
Tenemos emprendimientos ecuatorianos como this shirt does right que tienen una historia más allá de una camiseta porque apoyan a mujeres migrantes que no tienen un hogar. También hemos visto a la famosa Zara hacer campañas de donación de ropa en buen estado a fundaciones porque la moda es una de las industrias que más contamina.
Lo que empezó siendo un plus del marketing como lo era la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) ahora es la base de cualquier tipo de negocio. Lo que pudo ser un beneficio tributario y un refuerzo de marca es primordial en esta época para fidelizar a ese consumidor joven pero comprometido con la comunidad.
Este deseo de buscar la esencia de las cosas se traduce en una tendencia en concept stores, en el auge de diseñadores locales y de canales de venta directos. Los emprendedores no quieren llegar a ser multinacionales sino quieren un nicho pequeño de mercado. Concentrarse en un nicho bien delimitado donde empresa y cliente se alinean en valores, principios y conceptos, generando una alianza fuerte y duradera. Constatamos que el consumo local va tomando fuerza porque las economías de escala ya no son lo que buscan los directivos. El consumo masivo ha dejado de ser atractivo porque esta utilidad completa de la que les hablo no se alcanza al tener con este tipo de modelo de negocios. Las empresas quieren enfocarse en un trato justo a los proveedores y como ejemplo vemos las corrientes de FAIR TRADE son un requisito primordial para muchos consumidores.
Estas corrientes de Fair Trade, RSC, entre otras permiten recuperar la ética, los principios asociados al negocio, y que estos trabajos sean responsables con la sociedad. Estoy convencida que se puede generar utilidad financiera sin dejar de ser moralmente responsables con cada uno de los interesados de nuestra organización, sean estos empleados, proveedores, clientes, comunidad y demás partes interesadas. Pero sobre todo el impacto que tengan los negocios no sea solo un impacto financiero sino que a través de las historias que hay detrás de sus ofertas vayan educando a la sociedad.
El legado para las próximas generaciones que asuman el liderazgo de estas empresas se base más en la rentabilidad de conceptos, que las ganancias de la organización sean a todo nivel y no solo a nivel financiero porque hemos visto que imperios se han caído en esta crisis. Ejemplo de estos son los almacenes JCPenny mientras que pequeños emprendimientos se han vuelto en grandes competidores porque sus historias pesan más, como lo es aquí en Ecuador los chocolates Pacari.
El legado y el reto para esas empresas familiares es sembrar consciencia social en las próximas generaciones para que las adaptaciones que tengan que hacer sean siempre sin descuidar los principios que los llevaron al éxito como empresa y como comunidad. Cuando más profunda sea la historia detrás de la marca mayor será el grado de empatía que tengan tanto accionistas, como empleados y consumidores y podrá ser una más que perdure más allá de las circunstancias.