En las tiendas de barrio ya se siente la asfixia económica por la cuarentena
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Los locales han bajado sus ventas. Las razones son varias, pero una es por la falta de dinero en la ciudadanía. Ellos deben enfrentar día a día a la pandemia con trabajo limitado para respetar el toque de queda. Por eso tienen pedidos urgentes para el COE.

Las tiendas de barrio se convirtieron en un sensor de la economía. Al ser de los pocos locales que pueden atender clientes, por que ofertan productos de primera necesidad, ya sienten el apretón económico en la población. Y, claro, en sus propios negocios.
Hay locales, muy tradicionales en algunos barrios de Quito, cuyos dueños ganan muy poco dinero y los productos caducan. En la cuesta hacia el Panecillo, en el Centro de Quito, está Víveres Gladycita. El nombre de la pequeña tienda es de la hija de María Zoila Bustillos, de 76 años. Nació en ese sector y no ha salido jamás. Su negoció esta abierto durante 40 años.
Cuida que nadie pise más allá del portal de ingreso. Luce una mascarilla, que le estorba. La manipula constantemente. Hasta que se la retira poco a poco. Dice que está “fregada”. La falta de compradores y eso hizo que arroje producto a la basura o por la alcantarilla. Caducaron.

Sus clientes eran principalmente los choferes de buses, controladores y pasajeros que subían en el transporte hasta la enorme Virgen de Legarda. Al día, ella vende hasta USD 6. La gente no tiene plata, dice.
Esa realidad también la vive Gladys Tibanquisa, de 48 años de edad y 13 de tendera. Su local, en San Bartolo, al sur, está lleno de coloridos productos, unos tubérculos y legumbres. Hay muchas bebidas. Sus ventas bajaron porque no hay muchos compradores. Desde las 07:00 hasta las 13:45, tiempo en el que atiende, vende hasta USD 10. No solo nota la falta de dinero en sus clientes, sino que debe lidiar a diario con las ventas ambulantes a pocos metros del ingreso a su local y un gran supermercado a pocas cuadras. El arriendo de este mes le preocupa. Paga USD 150. No sabe si le alcanzará el dinero. Usa mascarilla, gel antibacterial.
Esas protecciones también las lleva Francisco Jiménez, de 46 años. Tiene una tienda en una esquina del sur de Quito. Todos los días va en bicicleta hacia su negocio. Ciclea 1,5 Km hasta el local que no tiene nombre. Aunque se protege con guantes y mascarilla, tiene un plástico que hace de barrera al atender a sus clientes. No es 100% seguro, dice, pero es necesario. Sus ventas han descendido en un 50%.

Hay productos que se han encarecido. Las papas, los huevos, las legumbres y hortalizas. Cecilia García atiende en Solanda. Ella tiene 60 años. En su distribuidora de huevos los precios cambian cada semana. Y enseña las facturas de los proveedores. Una cubeta de huevos ya se vende USD 1,50 más caro. Y eso hace que disminuya sus ventas, ya cuando las personas tienen menos dinero en los bolsillos, asegura.
El gremio de los tenderos tiene peticiones urgentes para el COE
Estas realidades son bien conocidas por la Red Ecuatoriana de Tenderos. Están organizados porque ya suman 130 000 locales en todo el país. La baja en las ventas por la falta de dinero de la ciudadanía la conocen en esa organización. Pero hay más problemas que deben ser solucionados.
Guido Varela, director de la Red, cuenta los inconvenientes que tienen estos locales, que los califica como el nervio económico del Ecuador. Aquí extractos de la entrevista.
¿Las tiendas de barrio ya sienten la crisis económica en la ciudadanía?
En términos generales, ya empezamos a sentir como ecuatorianos el impacto económico de esta cuarentena. Nosotros, como la Red de Ecuatoriana de Tenderos, estamos articulando una propuesta que enviamos ya a la Asamblea porque necesitamos precios más asequibles ya para que la tienda pueda vender a precios más bajos. Hay ciertas categorías de productos que están cargadas con ICE, que los que tienen mayor rotación. Por ejemplo, las gaseosas, los licores, de tarjetas recarga, que son categorías que pesan entre un 20% y 30% de todo el portafolio de una tienda de barrio y esos productos siempre están cargados. Por otro lado, en la propuesta planteamos un fondo de ahorro que sea alimentado por las empresas de consumo masivo, que pagaban ICE, y que vaya a un fideicomiso que permita la reactivación económica de las tiendas.

Hay tenderos que hablan de una ganancia diaria de 3 a 5 dólares. ¿Eso es generalizado?
Lo que mencionas nos han comentado otros. No tengo un estudio de mercado para decir si efectivamente el nivel de impacto. Pero lo hemos sondeado. Estamos en conversaciones con muchas compañías de consumo masivo para tratar de obtener mejores precios para las tiendas. Y eso lo vamos a concretar con una aplicación que hemos desarrollado, la app Del Tendero. Esta será una aplicación gratuita para la tienda que conecta al fabricante con el local. Hoy por hoy hay muchos descuentos que se los gana un intermediario, un mayorista. Entonces, necesitamos reducir el nivel de intermediación. Por otro lado que el tendero no tenga que ir a un mercado mayorista, y no ponga en riesgo la salud con un un potencial contagio. Por que también puede darse un contagio para los vecinos. Incluso, con esa aplicación puede haber la posibilidad de canalizar créditos para las tiendas de barrio. Estamos en conversaciones con cooperativas, con bancos, que le otorguen un crédito para comprar productos y reactivar el negocio. En pocas semanas estará disponible para muchas ciudades y así colaborar en los problemas que tenemos.

Según un estudio de Ipsos, más gente se abastece en las tiendas de barrio.
Siempre ha sido así. Lo que pasa es que la tienda de barrio nunca había sido evidenciada ni tomada en consideración. En esta pandemia se ha notado la importancia. Lo que un médico es para la salud, un tendero es para la seguridad alimentaria del país. Eso es así porque las tiendas de barrio son 130 000 a nivel nacional, y su principal ventaja es la cercanía con el hogar.
¿De qué provincias son sus agremiados?
A nivel nacional tenemos agremiados.
¿Cómo se han distruidos los protocolos de bioseguridad para la protecicón del tendero y del cliente?
La Red Ecuatoriana de Tenderos fue uno de los primeros gremios en dar la alerta respecto de los problemas de potencial desabastecimiento de los hogares ecuatorianos. El Gobierno nacional, seccionales, empresa privada y tiendas de barrio, formamos un Comité para evitar el desabastecimiento y desde el inicio se empezó a generar acción referente a la bioseguridad. Por que hay un doble vía de cuidado, del tendero hacia el ama de casa, pero también de la ama de casa a su tendero. Por eso, me da mucho gusto que lo haya notado en su recorrido, la gran mayoría se están cuidando. Y es mutuo. Hogares y puntos de venta. Hemos informado a través de las redes sociales, a través de WhatsApp, y los mensajes fueron coordinados con todos los actores. Nos apoyamos en los vendedores de las compañías de consumo masivo para que transmitan este tipo de información.

Los comerciantes hablan de una baja significativa en sus ventas. ¿Cuáles son los problemas que ha identificado su organización?
Hay mucha tienda pequeña que la esta pasando mal. Eso puede tener relación con la cercanía a un supermercado o a un competidor mucho más grande. Una de las amenazas fuertes que tiene la tienda de barrio es el surgimiento de nuevos formatos de venta, cadenas de supermercados, que están llegando a los barrios, y cada vez que abren se alterna el entorno. El problema es que no es una tienda sin ingresos sino una familia, una tienda de barrio es un hogar y un hogar ecuatoriano en promedio tiene cuatro personas. Estamos hablando de medio millón de personas que viven de manera directa en una tienda de barrio. Es como la población de Cuenca. Entonces, por eso hay que precautelar, hay que cuidar mucho el empleo, porque la tienda de barrio es la columna vertebral de la economía del país y la que puede ayudar en esta reactivación. Una amenaza es que la tienda pequeña sucumba mucho más rápido porque no puede competir, en esta competencia. Hay también otra problemática con las compañías de consumo masivo que se están saltando la tienda de barrio y están yendo directamente al consumidor final. Están ofreciendo su portafolio entregado a domicilio, parqueando en los barrios con camiones para abastecer directamente a la ama de casa. Entonces eso, obviamente, también es algo que no existía antes de la pandemia. No creo que sea sostenible en el tiempo. El toque de queda afecta el abastecimiento a la tienda de barrio.
¿Qué problemas tienen con el abastecimiento?
Actualmente el tendero tiene que salir en los días de su placa para poder circular y abastecer, pero hay el toque de queda. Eso afecta porque cuando va al mercado el mercado esta repleto, y tiene problemas para abastecerse y eso obviamente repercute en el surtido. Expusimos esto al COE. Le indicamos que las tiendas de barrio necesitan un tratamiento especial. No es un ciudadano más. Es como que le pongan un salvoconducto al médico. Pero hay evasivas más y el COE no termina de entender que el tendero está expuesto a una multa cuando va a abastecerse.
Deberían darnos algún préstamo para poder levantarnos