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El veredazo

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La capital todavía conserva su alma de pueblo. El sentido común ciudadano puede dar luces a las autoridades para iniciar con los cambios.

Foto: Alfredo Llerena – CCQ

Quito es un pueblo gigantesco que hay que convertir en ciudad, dice la gente cuando compara la capital ecuatoriana con las grandes ciudades. Los peatones con sentido común sugieren modos de cambiar la ciudad.

Reclamo al Alcalde. Una señora amiga que trabaja en publicidad me visita en las oficinas de la Revista Criterios para presentar un reclamo, no es el lugar para reclamos pero es el único que se le ha ocurrido. La petición es para el Alcalde de la ciudad, pero ella no tiene acceso al Alcalde y piensa que por este medio puede llegar con su solicitud.

Aceras peligrosas. Dice la señora que la primera tarea de un alcalde debería ser arreglar las aceras. Si los peatones merecen alguna consideración, hay que darles la posibilidad de caminar sin correr riesgos. Ella misma dice haber sufrido caídas dolorosas y vergonzosas y haber visto tropezar a hombres y mujeres en las aceras quiteñas todas rotas, con los adoquines levantados, con agujeros sin tapa, con gradas en vez de rampas.

El veredazo. Los quiteños llaman también veredas a las aceras y por ello sugiere la señora del cuento que la alcaldía prepare una campaña que se llame «el veredazo para iniciar una reparación integral de las aceras de la capital. El Municipio tiene la costumbre de cobrar una parte de las obras a los dueños de las viviendas por lo que no sería significativo el presupuesto necesario para mostrar que los peatones son tomados en cuenta.

Los tallarines. Otra realidad que le da la imagen de pueblo a Quito son los famosos tallarines que no pueden ser más peligrosos y antiestéticos, además van en aumento. Las pocas calles que quedaron libres de tallarines son las únicas que tienen aspecto urbano moderno. Tampoco debería exigir costos prohibitivos porque hay empresas privadas que también se benefician del tendido de cables y ayudarían a pagar el soterramiento. Son dos aspectos que afean la ciudad y los quiteños le agradecerían al alcalde que logre eliminar las características pueblerinas. Otros problemas son más graves como las ventas ambulantes, el aseo, la falta de baños públicos.

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