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¿Alianza PAIS morirá por las consecuencias del ‘Arroz Verde’?

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Hoy en día, Alianza PAIS es un partido que depende de coaliciones para subsistir. Todavía no está claro su futuro luego de que se conocen los actos corruptos del ‘Arroz Verde’. Aquí el criterio de dos analistas políticos.

Foto: Flickr Presidencia de la República

En un país donde ha desaparecido una tradición partidista y donde la crisis de representación de los existentes condujo a la hegemonía de un partido ‘nuevo’ durante diez años… hablar de la muerte -casi obligada- de este, no debería sorprender. El caso ‘Arroz Verde’ también abre un debate urgente sobre el partido de Gobierno.

El declive de Alianza PAIS (AP) no es de ahora. La caída estrepitosa comienza en las elecciones de 2014, al año de que su líder Rafael Correa ganara en una sola vuelta la Presidencia y la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. En ese entonces perdió representación en las ciudades más importantes del país. Esto coadyuvado por la polarización y por el resurgimiento de una centro-derecha encarnada en partidos no tradicionales como CREO o SUMA. En ese momento, AP se tapó ojos y oídos, prefirió creer que podían seguir como el partido más votado en Ecuador. Esto condujo, no solo a mantener un líder caudillista, sino también a impedir la construcción de nuevos liderazgos. Terminaron en la elección de Lenín Moreno.

Para la analista política y docente universitaria, Manuela Celi, PAIS nunca fue un partido, fue un conglomerado de sectores políticos y sociales, un pequeño buró o grupo de amigos que levantó la candidatura de Rafael Correa en 2006 tras una suerte de representación de luchas históricas. Además, Celi recalca que no existió una identidad ideológica de partido, convivían izquierdas, derechas y centros que se apegaban a aspectos coyunturales. Recuerda también que la luna de miel terminó en 2009, cuando empezaron a aparecer las voces críticas dentro de este conglomerado, terminando con una ruptura total con la llegada de Jorge Glas.

Foto: Gianna Benalcázar

Por su parte, para el analista político y director General de la Consultora Icare – Análisis y Comunicación, Pedro Donoso, la actual situación de AP estaba de cierta manera predestinada a ser así desde el alejamiento de Moreno de la disciplina partidista. Donoso recuerda que Moreno es el único miembro activo de AP en su gabinete en este momento y la estrategia podría ser firmar el acta de defunción del movimiento, sin descartar una posible fusión con el movimiento Ruptura 25 o Democracia Sí.

Foto: Cortesía Icare Comunicación

¡Sálvese quien pueda! AP nunca tuvo estructura dura dice Celi, y por tanto, no tenía mecanismos de resolución de conflictos; así, sin el caudillo que contenga el partido, cuando “la mesa no estuvo servida” estalló la bomba. Actualmente, en AP no existe una motivación ideológica, solo se buscan cargos que aseguren la supervivencia política y en ese ring están los actores para salvarse el pellejo frente a las estructuras de corrupción develadas. Más allá de las investigaciones periodísticas o de Fiscalía General, los grandes responsables de los escándalos de corrupción son los mismos AP y ex AP, quienes se tiran al ruedo. Todo esto sin un líder que lo detenga, ya que el papel de Moreno es irrelevante, dice Celi.

AP es un barco a la deriva, sin firma de responsabilidad y sin rostro, afirma Donoso. Sin embargo, lo que le preocupa al analista es la existencia de un bloque legislativo importante, sin estructura y sin capitán del barco, por ello, sin una postura clara frente a temas significativos de la coyuntura como reformas laborales o tributarias.  

“Yo no fui”: la frase que resume el gobierno de Moreno. El presidente Moreno no tiene personalidad política, la historia no lo recordará, su representatividad radica en el ‘yo no fui’, dice Celi. Luego de la Consulta Popular, que marcó la separación final, nadie ha querido hacerse cargo de AP, por el contrario, muchos buscan desligarse de este.

Foto: Gianna Benalcázar

Lo preocupante, según Celi, es que Moreno no tiene adscripción de partido y por tanto no tiene que responder a ninguna estructura. Es un presidente sin partido, solo hay sectores políticos que han decidido apoyarlo en momentos determinados. No existe una AP morenista, existe un gobierno aislado políticamente. Con alianzas temporales: Lasso apoyando el diálogo y el PSC respaldando algunas decisiones.

Moreno no convoca pero todavía no se puede hablar de la muerte de AP, para Celi. El único camino (para todos los partidos en el mapa político) es una candidatura de coalición, asegura. Todavía no se puede establecer que sea el partido más corrupto de la historia porque la corrupción, recuerda, ha existido siempre en esferas de poder. La estrategia ha sido construir casos de corrupción alrededor de Rafael Correa y no de AP, asegura Donoso. “Los colores de la corrupción no están con los partidos sino en las personas”, dice.

Para establecer una memoria histórica es importante fortalecer el sentido de la función/servicio público, la responsabilidad por parte de los medios de comunicación y academia, así como el renacer de movimientos sociales que exijan procesos de rendición de cuentas.

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