El 75% de las empresas encuestadas no efectuarán o no tienen definido incrementar los salarios, dice PWC
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La coyuntura económica del país es determinante para un posible incremento de salarios en el 2020. La consultora PWC hizo una medición en 305 empresas.

PWC presentó su última encuesta sobre salarios. Participaron 305 empresas y son un reflejo del comportamiento de un grupo de organizaciones y nada tiene que ver con el salario básico unificado. Para la empresa consultora este es un insumo para que las organizaciones tengan un claro entendimiento de su nivel de competitividad salarial y puedan contar con información actualizada para la toma de decisiones en ese ámbito.
La mayoría de las empresas consultadas fueron industriales (35%) y de servicios (35%). Las restantes, comerciales (21%) y financieras (9%).
Sobre el comportamiento en los salarios de este año, un 45% de las empresas realizaron incrementos y un 55% no. El promedio del incremento salarial fue del 0,55%. Este porcentaje está acorde a la inflación, que para este año está proyecta, según el FMI, en un 0,50%.
Por otro lado, la encuesta de PWC para las proyecciones para el 2020 dice que apenas el 25% de los consultados realizaran incrementos. Y un 75% no realizarán o todavía no tienen definido hacerlo.
Asimismo, para el 2020 indican que un 61,78% de las empresas realizará el incremento durante el primer trimestre. Un 23,58% lo hará el segundo trimestre, un 13% durante el tercer trimestre y el 1,63% el último. De las que ya tienen definido hacerlo se proyecta un incremento de 0,43%.
En esa línea, PWC también efectuó un análisis de la coyuntura. Esto estuvo a cargo de Carlos Loaiza, socio Líder de Consultoría Empresarial de la firma, y Pablo Zambrano, presidente de la Cámara de Industria de Pichincha.
Para PWC hay un cuádruple problema en un entorno político y mundial, que lo califica como complicado. Son cuatro trampas para el desarrollo de América Latina. La primera es la trampa de la productividad que consiste en que se requieren economías más diversificadas, con productos y servicios más sofisticados. Ecuador, por ejemplo, tiene una baja calificación en el Índice de Competitividad Global, ocupa el puesto 90 de 141.
La segunda es la trampa institucional, ya que se necesitan mejores instituciones para restituir la confianza, mejorar la calidad de los servicios públicos y responder a mayores aspiraciones de una clase media más amplia. Una consecuencia es que en nuestros países, dice PWC, un 54% de la población considera justificable no pagar impuestos.
Luego, en tercer lugar, está la trampa de la vulnerabilidad social. Esta tiene que ver con el círculo vicioso del ingreso volátil y escasa protección social, y para combatir eso se requieren de más empleos formales, incrementar el PIB y disminuir las desigualdades económicas.
Finalmente, está la trampa ambiental que requiere de un modelo sostenible que exige avanzar hacia economías con bajas emisiones de carbono. La empresa privada puede ayudar a mejorar estos problemas, coincidieron los expositores, al tener más cercanía con los empleados, mejorando la eficiencia. Asimismo, participando en temas ciudadanos para reforzar la responsabilidad social. Y así mejorar más la imagen de ser un empresario.