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Deberemos reconstruir con solidaridad

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Este tiempo de confinamiento nos hace apreciar y dar valor a las cosas más simples. Eso se verá reflejado en el futuro del país.

Foto: Gianna Benalcázar – CCQ

Hoy queda reconfirmado que el mundo es uno solo. Que además de estar conectados, todos estamos interrelacionados.  Más que nunca se ha sentido este efecto, y así, lo que sucedió en un lugar del mundo hoy afecta a todo el planeta; sabemos que saldremos de esta, si hacemos todos lo correcto.

Hacer lo correcto hoy, para la mayoría, significa quedarnos en casa. Esto ha roto drásticamente nuestra acelerada y desenfrenada rutina, una que, tras la consecución de un objetivo o visión, mueve al mundo a una velocidad que muchas veces nos ha obligado a no ver lo que sucede a nuestro lado porque nos urge llegar al objetivo.

Esta parada abrupta, en pocas horas, nos obligó, en principio, a tomar decisiones para minimizar los efectos colaterales negativos para nuestro entorno. Ahora, luego de varios días y horas inmersos en una nueva rutina, nos damos cuenta de que muchas cosas no dependen de lo que hagamos, sino que depende de que todos hagamos las cosas bien.

Reconocemos estar comunicados, recibimos tanta información de lo que sucede a nivel global que es imposible leerla, asimilarla y digerirla en su totalidad. Tenemos todo el tiempo que no disponíamos para entregar el amor y cuidado a quienes siempre están a nuestro lado, hemos podido ordenar nuestras cosas, poner al día el trabajo, planificar y replantear nuestras vidas, cocinar, observar nuestro entorno, respirar pausadamente, inspirar el aire fresco, sentir el sol que nos arrulla.

También tenemos momentos que la angustia pretende invadir nuestro pensamiento y es aquí cuando sabemos que esto sí depende de nosotros. Mi pensamiento lo controlo yo, y puedo dejar que se inunde de angustia y miedo, o puedo llenarlo de pensamientos positivos al darme cuenta que, lo sucede en mi vida, no es más que un nuevo capítulo y experiencia que, sin duda alguna, me ayudará a tener mayor conocimiento y conciencia para crecer como ser humano.  

Si bien hoy vemos cómo se destruye nuestro país y muchos otros países, cómo empresas empiezan a dormir para poder sobrevivir, cómo hay familias con dolor por el contagio del virus dentro de ellas y que incluso ha arrancado a los suyos en este momento, cómo hay tanta gente desamparada sin tener a donde recurrir… también debemos ser conscientes de la mayor responsabilidad que llevamos como individuos y, que con toda esta nueva información que tenemos, debemos reconstruir. Siempre con esta nueva conciencia de solidaridad y de hacer las cosas bien.

Pronto, las necesidades serán mayores a las que nos imaginamos. Para superar este nuevo reto deberemos mostrar toda nuestra capacidad creativa, de innovación, ser eficientes y, sobre todo, mostrar la actitud positiva. Tampoco perderemos nuestra inteligencia, talento, experiencia, capacidad y ganas de trabajar, nuestra fortaleza y esperanza, porque todo esto lo llevamos dentro. No se compra, lo tenemos y son herramientas que debemos utilizarlas, primero, para vencer en esta carrera de resistencia, y luego para volver a construir. Construir con mayor coraje porque ahora sabemos qué hicimos bien y qué no hicimos tan bien. La oportunidad de escribir la nueva historia es única, como todo lo vivido en los últimos días.

Ya entendimos el mensaje que, para salir de esta, todos tenemos que extender la mano. Para, en un solo compás, con el nuevo nivel de conciencia, dar el siguiente paso para escribir la nueva historia alrededor del planeta.

  • Empresaria. Especialista en Finanzas y Marketing. Vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Quito
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1 Comentario

  1. Zaid Corrales ElFil 27/03/2020

    Excelente magnífico! retrata de cuerpo entero a una extraordinaria mujer, una dama maravillosa abanderada de los empresarios quiteños.

    Responder

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