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Nos roban la ciudad

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Secuestros, robos violentos, personas desaparecidas que, no en todos los casos, retornan con vida, inseguridad y más inseguridad en la ciudad, ese es el panorama de este 2023.

Foto: Gianna Benalcázar – CCQ

En sólo tres meses del 2023 ya nos están robando la ciudad. Y es que, en este trimestre vamos ya con 24 secuestros por extorsión y cada vez los casos son más cercanos. Es decir, que lo que antes parecía una situación aislada y lejana; hoy las víctimas son nuestros propios familiares y amigos. Esas noticias escalofriantes que veíamos de Colombia o México hoy las vemos, pero con nuestras ciudades de protagonistas.

De hecho, para muchos expertos en seguridad, Quito no está lejos de convertirse en lo que fue Bogotá o Medellín hace algunos años o lo que en sí es México DF. Basándome en todo esto es que me atrevo a decir que nos están robando la ciudad.

El miedo que ha generado los altos índices de violencia hace que los quiteños hayamos perdido el control de nuestra propia ciudad. Los delincuentes son ahora quienes nos manejan y quienes ponen los límites. Tras el secuestro en la Ruta Viva, hoy esa carretera ya no quiere ser frecuentada en la madrugada. Esto genera que la gente evite los planes nocturnos y que dependiendo del grado de aprehensión ya ni siquiera aceptamos un plan en horas de la mañana.

Esos avances por tener calles más activas con comercios con horarios extendidos y al aire libre, como, por ejemplo, la Isabel la Católica, la República de El Salvador o el sector del Parque de Cumbayá; son de los más afectados. En estas calles es donde muchos asaltos y robos se han dado y poco a poco el miedo le ganará a los quiteños y terminaremos por dejar de ir.  Los negocios empezarán a registrar pérdidas, los comercios indirectos igual tendrán bajas y no habrá medidas económicas que nos logren levantar.

Tanto nos encerraremos que terminarán encontrándonos en nuestras casas. Por eso creo que si bien es cierto que tenemos que ser mucho más cuidadosos tampoco podemos dejar de vivir. No todos estamos en la misma situación ni con el mismo grado de tolerancia; sin embargo, la ciudad necesita seguir desarrollándose.

No permitamos que nos roben nuestra ciudad por miedo. Tratemos de seguir con nuestras actividades, pero eso sí con el doble de cuidado. A esto me refiero a estar atentos a quienes están a nuestro alrededor, tratar de no tener celulares y computadores a la vista e informar a nuestros conocidos de donde estamos y sobre todo de no tener rutinas marcas en nuestros horarios y trayectos.

Aprendamos a manejar nuestros miedos, pero no nos privemos de vivir. Si bien es cierto que esto es un trabajo de las autoridades; desde nuestra posición tratemos de controlar nuestros miedos para no dejar de salir con las precauciones que consideremos apropiadas para nosotros. Me parece oportuno la organización de los barrios por tener mecanismos de control ya que la Policía no logra abastecerse con todo Después del miedo y las inseguridades emocionales y físicas que vivimos por el COVID-19, intentemos no dejarnos vencer por la delincuencia.

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