Las lecciones que nos regala el coronavirus
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Es innegable que la vida nos está cambiando, transformando. La pandemia nos brinda la oportunidad de revalorizar nuestra vida, incluso, en el trabajo.

El hecho de vivir en cuarentena ha transformado no sólo nuestra rutina sino que también transformará la convivencia de la sociedad una vez que las medidas de aislamiento sean levantadas paulatinamente en el país y en el mundo.
El coronavirus resultó mejor que cualquier acuerdo entre países para disminuir el CO2. Ni Alan Gore con su documental y sus conferencias logró despertar tanta consciencia sobre el calentamiento global y sus impactos para la sociedad. En pocos días de aislamiento, la contaminación se ha reducido, hemos visto vida animal donde creíamos que ya no existía y hemos optado por el consumo local. Seguramente en todas las casas hay menos desperdicios y hemos cerrado ciclos con objetos que ya no tenían uso o que encontraron otro fin.
El confinamiento, a más de cuidarnos, le ha dado el descanso al planeta que tanto lo necesitaba. Ha respirado, se ha recuperado y se está renovando para poder seguir siendo nuestro hogar. Muchas fotografías circulan en las redes entre ellas las de Venecia y esperemos que no se vayan de nuestra mente para que podamos seguir haciendo cosas por La Tierra aún cuando nos reactivemos socialmente. Hemos aprendido a vivir con lo necesario y nos hemos vuelto a encontrar con la esencia de la vida. Dejamos el consumismo excesivo porque con eso no llenamos el corazón y acabamos con el medioambiente
Cuando volvamos a las calles debemos nosotros también regresar renovados. El coronavirus nos enseñó a vivir en comunidad, algo tan básico pero que tan rápido se nos había olvidado. Pese a convivir con nuestros familiares o con nuestros colaboradores de trabajo no compartíamos realmente con ellos. Hoy, nos hemos acercado a la familia, a nosotros mismos y a nuestros sueños. Muy probablemente cuando se reactiven las actividades muchos lucharán por sus sueños por locos que parezcan. Aprendimos a conocerlos más, a reconocer nuestras debilidades y fortalecer nuestras virtudes. Hemos puesto a prueba nuestra capacidad de resiliencia. En pocos días hemos compartido más con nuestros seres queridos que lo que lo hemos hecho en años. Entendimos que no debemos aglutinar todos los productos porque hay más personas que lo necesitan. Dejamos de hablar en singular para hablar de nosotros. Conocimos a nuestros vecinos y pudimos ayudarlos en más de una ocasión. Con amigos que están lejos hemos buscado la manera de estar en contacto. En el tema laboral, aunque las reuniones sean por medios tecnológicos nos hemos interesado más en conocerlos y en cómo afrontan esta extraña situación.
Es primordial que cambiemos los valores de la sociedad y sobre los cuales se reformarán los negocios que sobrevivan esta crisis. Acerquémonos a esos trabajadores que parecían no aportar valor agregado y entendamos que un buen trato a las personas es la mejor forma de motivar y agradecer. A ese repartidor de comida que alguna vez no encontró su dirección, hoy, se está arriesgado por cuidar a quienes se quedan en casa. El médico que no le da cita para un control rutinario, hoy, se está jugándose la vida por salvar otras sin tener los insumos necesarios. El guardia que se olvidó un recado está ahora protegiéndole para que pueda estar tranquilo en su hogar. También al recolector de basura que alguna vez se le abrió una bolsa y dejó algo en la vereda hoy recoge todo tipo de desechos esperando no contaminarse para que nuestros hogares sigan libres de basura. El cajero del banco que cierto día se demoró más de lo normal no ha parado de trabajar para que podamos seguir haciendo uso de los servicios financieros. Aquel agente municipal al que reclamó por ponerle una multa por hablar por celular, hoy, está controlando la circulación de la ciudad para evitar las aglomeraciones.
Y así algunas profesiones que esperemos, por fin sean revalorizadas gracias al coronavirus. Cada uno de ustedes puede en estos momentos revalorizar a sus colaboradores porque el vivir en comunidad es entender que todos son valiosos en el puesto en el que están.
Excelente reflexión