Escribe para buscar

Debate Noticias

Una oportunidad para ser mejor ciudadanos

Compartir

Tras los intensos días de calor que vivió la capital, se hicieron visibles varias problemáticas. Hay acciones para minimizar el impacto del sol que tanto las autoridades como ciudadanos pueden emprender.

Foto: Juan Ruiz – API

Todos quienes vivimos en Quito, en las últimas semanas, tuvimos que hacer frente a un sol abrazador. Estar bajo sus rayos más de 10 minutos era una tortura: la piel enseguida se ponía muy roja, la sensación térmica era alta y el brillo casi intolerable para los ojos. ¡Y qué decir si debíamos ir a algún lado en los vehículos! El sudor era instantáneo, la sensación de ahogo llegaba y el aire acondicionado no siempre era suficiente.

Aunque no fue generalizado, la gente comenzó a usar sombreros, gafas, sombrillas y beber mucha más agua… En Cumbayá, Tumbaco, Los Chillos, en el norte de Quito, en el Centro Histórico… se veía que muchos hacían esfuerzo por cubrirse, por encontrar un poco de sombra y beber algo para continuar con sus actividades.

Lo que fue lamentable es que no hubo solidaridad ni prevención por parte de las autoridades. Es cierto que el Inamhi pronosticó cómo iba a estar el tiempo y lanzó alertas por las altísimas radiaciones, para que la gente tome algunas medidas. Lo mismo hicieron los sitios de trabajos y centros educativos, pero esta pudo ser una gran oportunidad para hablar de alternativas a corto, mediano y largo plazo, frente a la inclemencia del clima. No hay garantías que fenómenos como el ocurrido no se vuelvan a repetir. Además, julio y agosto son siempre meses muy duros para quienes vivimos en esta ciudad, donde los rayos del sol caen tan perpendicularmente.

En muchas ciudades del mundo, en las épocas de calor, los negocios y las autoridades trabajan de la mano. No es extraño ver en Sevilla o Córdoba, que en las zonas peatonales se extienden toldos que atraviesan las calles, a alturas considerables, para que quienes trabajan en el lugar, así como turistas, no reciban tanto sol y encuentren un lugar para descansar. También los cafés que están en las veredas tienen un sistema que cada cierto tiempo emite vapor de agua, para que los peatones se refresquen. Hay fuentes de agua para que quien lo desee se moje y bebedores públicos para que cualquiera rellene su termo. ¡Y en las guías turísticas se señalan esos puntos! 

Si la persona está muy acalorada, tampoco es problema que entre en algún lugar con aire acondicionado, hasta que se sienta mejor. Incluso, los más generosos, ofrecen enseguida algo de agua y preguntan sobre si se siente bien.

¿Qué nos protege a los quiteños? Pues nada. Los tallarines de alambres que hay entre poste y poste ni siquiera sirven para hacer sombra, aunque sí contribuyen para afear a la ciudad. En la capital ni siquiera nos planteamos qué hacer para nuestra época seca (llamada verano), cuando a más de sol fuerte, hay viento cargado de tierra y contaminación. Si lo duda, vaya, camine 30 minutos por cualquier parte de la ciudad, y cuando llegue a su casa tome un algodón humedecido con agua y páselo por su cara y cuello y verá que sale negro.

Hay mucho por hacer en la ciudad y eso da la oportunidad para que los quiteños nos sintamos parte de la solución. Es hora de que se cobre en serio las multas y se sancione a los automotores que emanan tanto gas negro y de tanto color y olor. Denunciarlos es tan simple como tomar una foto y enviarla a alguna autoridad de control, lo que no se sabe es a quién pedirle que se haga cumplir la ley. Tenemos que estar muy conscientes que no se puede caminar por Quito y que los peatones no deben seguir soportando una descarga de esmog cada vez que los vehículos retoman su marcha.

Es hora de que los buses no circulen por ciertas zonas de la ciudad. Sí, es tiempo que la gente camine, pero con una protección mínima frente al clima. Y para eso se necesita que, además, haya un proceso de arborización. Se deben cuidar los árboles porque, al dar sombra, no solo generan un lugar para descansar, sino que evitan que el pavimento esté tan caliente y que su brillo no sea tan fuerte, lo cual ayuda a que la sensación de calor también baje, que el brillo hacia los conductores baje y que todos estén más cómodos. Se pudieran escribir páginas de ideas para ayudar a Quito y a que los ciudadanos se involucren, pero lo importante es que las autoridades municipales se pongan este trabajo a sus espaldas.

Etiquetas:

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *