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Capitalismo: La robótica derrota la ‘explotación del hombre por el hombre’

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El propio sistema capitalista podrá poner fin a las pretensiones delirantes de que el mundo sea manejado por robots y que lastimará trabajos hacia el futuro.

AI robotic operations tablet

Será o no será aquello que dice la gente, que el ser humano libremente camina hacia un campo de “mutación robótica” continua. Una donde él habría perdido su capacidad de escoger libremente qué hacer, cómo hacer, cuándo hacer y con quién hacer; por ejemplo, la construcción de su vida familiar con bisabuelos, abuelos, padres, nietos, bisnietos, parientes y amigos; y que estos a su vez robustezcan el sistema capitalista democrático, basureando a los ‘antis’ y los disfrazados de ‘capitalistas’.

No es creíble esa pérdida de capacidad humana, ya que tanto la inteligencia artificial y su incrustación en la robótica, como axioma, han sido y serán desarrolladas y controladas por humanos. Es más, en la película épica de ciencia-ficción ‘Avatar’, el traspaso de la mente de un humano a un humanoide es recreado en la película del año 2154, como un manejo de ‘intercesores’, para cumplir con el apotegma. En este contexto, a un bajo el supuesto no consentido de que a los científicos no se les ha puesto ninguna barrera y que sus financistas tampoco tuvieran una demarcación en esa ansia infinita de poder, y aun con toda la inteligencia artificial que pudiera incrustarse en los robots, auspiciada con toda la estupidez política de por medio, jamás estos robots podrían, por ejemplo, ejercer ‘el voto’ en una elección, como expresión sentimental democrática e inclusive sería inservible e innecesario para cualquier otro fin protervo de los disfrazados de capitalistas.

Si filosóficamente se lograra aceptar que ‘el robot’ es simplemente un paso más del ser humano en la búsqueda de parecerse más al Dios de los judeo-cristianos, creando un ‘algo’, una ‘cosa’, un ‘artefacto’, que pareciera que existe, que vive, entonces, el ser humano parecería estar entrando en los umbrales de ‘el delirio del hombre: ser el mismo creador y Dios’, que ha subyugado las mentes de centenas de filósofos, escritores y poetas de la historia, incluido Don Patrocinio Navarro, escritor y poeta español contemporáneo, autor de la frase. 

Es que para muchos es fácil alegar que en este delirio del hombre sobresale esa tendencia del ‘yo humano’, de buscar poder, que se lo encuentra siempre asociado a cualquier faceta histórica en el tiempo. Así, parecería cierto pensar que detrás de todos los avances científicos en la automatización de decenas de procesos de producción industrial e informática, no han sido sino pasos intermedios hacia ese nuevo paradigma futuro dominado por la robotización y la inteligencia artificial, en la vida de los seres humanos. Y, así, se estarían confirmando las pretensiones de una buena parte de la clase científica del mundo que cree que a ellos no se les ha puesto ninguna frontera y se sienten como que estarían por encima de Dios, ya que creen que todo es factible y realizable y eso es poder. Esas es parte de las libertad en las que se desenvuelve la ciencia y la tecnología moderna, en una sociedad democrática capitalista que, mal o bien, al final del día, es la que financia este delirio humano.

Pero lo importante es reconocer que la robótica, y sus múltiples aplicaciones tecnológicas, es una ciencia exacta y que prueba ser muy eficiente a la hora de medir los resultados y por la aceptación de los consumidores en este mercado, en formación. No existe la suficiente información en aplicaciones distintas a las del sector fabril y manufacturero automotriz, a fin de comparar sus resultados económicos y si estos no están o no son distorsionados con subvenciones estatales. Pero, por ejemplo, los vehículos, de acuerdo con sus precios de mercado, parecerían ser muy competitivos; e inclusive el grado de robotización en la ciencia médica, capaz de sustituir cirujanos, está muy avanzado, y la tecnología está bastante expandida en todo el mundo.

Por otro lado, en una interpretación político-social de la robótica, su desarrollo científico y las aplicaciones tecnológicas en casi todos los órdenes, se puede afirmar que, además de conseguir los beneficios que ‘liberan de esfuerzos físicos y/o mentales’ a los humanos, son el nervio científico que responde también a una necesidad de otra parte de la sociedad de consumo que busca un ‘Refugio económico’. 

Esto con la robótica puede ayudar a sostener la competitividad empresarial en los mercados globalizados mediante la automatización de varias partes de los procesos productivos industriales y/o informáticos, donde la mano de obra ha ‘desbordado en derechos político-sociales’ al margen de las realidades, deberes y responsabilidades relacionadas con el mercado, la creatividad, productividad, logística y capacidad financiera.

Es que no es cierto que solo las horas de trabajo sean las que determinan el precio de un producto. Lamentablemente, los trabajadores buscan y quieren abrazar, ciegamente, ese renacentismo actual llamado Socialismo del siglo XXI y sus arcaicas teorías marxistas de hace más de 100 años sobre la plusvalía y aquel viejo eslogan comunista de la explotación del hombre por el hombre, sin darse cuenta que la ceguera laboral les ha llevado a aceptar sin escrutinio a esta nueva época de la ‘explotación del hombre por el Estado’.

Por tanto, también en estos casos sociales y políticos, la robótica y la inteligencia artificial tratan de rescatar a los trabajadores de las garras contemporáneas de explotación del hombre por el Estado, por las vías tributarias, monetarias-devaluatorias y las inflacionarias, que es como dejarse meter, a hurtadillas, las manos del Estado también en los bolsillos de los trabajadores. Ecuador, debido a que es una economía de mercado dolarizada, sus gobiernos, desde el año 2000 en adelante, solamente han podido meterle más impuestos, más tributos, más gravámenes arancelarios. 

Afortunadamente, los ecuatorianos también se libraron de la emisión de dinero electrónico desde el Banco Central, que intentaba imponer el Régimen gubernamental del 2007-2016. Sin embargo, la robótica implantada en procesos de producción en masa sí registra un reemplazo masivo en mano de obra, inclusive especializada. El impacto es preocupante debido a la eliminación de puestos de trabajo. Peor aún, la implantación creciente de la robótica en esta época, donde las propuestas políticas electorales tienen como discurso central la preocupación pública por la generación de trabajo y empleo, es que dicha tesis política tiene que ser compatible con la escala de la demanda laboral que año tras año convierte a la gente joven en un potencial trabajador. Es, entonces, en este contexto que el problema de la robótica se torna en un real problema social.

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