Escribe para buscar

Debate Noticias

El nuevo estado mental enfocado a la supervivencia

Compartir

Las emociones básicas aparecen muy fuerte en tiempos como el actual. Y son las que nos han servido para sobrevivir durante miles de años.

Foto: @AbsolutVision – Pixabay

Retornemos unos cuantos cientos de miles de años, quizá cuando evolutivamente pasamos de “homo erectus” a “homo sapiens”. Ya dominábamos el fuego, la cocción de los alimentos, el lenguaje oral y escrito, y nuestra preocupación principal era sobrevivir.

Teníamos que cazar con miedo, lo más rápido, e idearnos la manera de que esa presa de caza dure un buen tiempo.

Recolectábamos con miedo, no sabíamos si el fruto que tomábamos estaba maduro o era venenoso.

Dormíamos con miedo, en una cueva que tratábamos de cuidar con garras y dientes para protegernos a nosotros y a los nuestros.

Cualquier otro “homo sapiens” podría ser un enemigo potencial, teníamos que cuidarnos de él y, cada vez, encerrarnos más en una seudo-seguridad que nos daba lo poco a mucho que podíamos conseguir.

Esos patrones de comportamiento se están repitiendo actualmente en nuestro modus vivendi. Estamos en un estado de supervivencia.

Paul Ekman, psicólogo, estudió aquellas emociones básicas que todos los seres humanos, independientemente de raza, sexo, lugar de nacimiento, edad, cultura, entre otras, simplemente conectados por el simple y maravilloso hecho de ser seres humanos, indica que universalmente existen seis emociones básicas que son: alegría, miedo, ira, tristeza, disgusto y sorpresa.

De estas, solamente alegría es de valencia positiva, y sorpresa que es ambivalente, las otras 4 son de valencia negativa. Eso no quiere decir que son buenas o malas, simplemente que su valencia de interpretación es así, positiva, negativa y ambivalente.

¿Pero qué tiene que ver Paul Ekman y las emociones básicas con la sociedad en estado de supervivencia? Pues, son justamente estas emociones las que nos ha llevado a sobrevivir como especie y lograr colonizar al mundo. 

El miedo, poderosa emoción que impulsa a los humanos a luchar, o huir ante el peligro, a buscar soluciones ante las necesidades básicas y sociales. El miedo a morir, el miedo a enfermar, el miedo a perder a alguien cercano, el miedo a quedar desprotegido… gran impulsador para tomar decisiones.

La ira, dicen que es mala consejera, pero necesaria para confrontar, para buscar justicia, para moverse de una zona de confort e ir un poco más allá.

La tristeza, encargada de generar empatía, de sentirse y hacer sentir parte de algo, de ser resiliente y empezar de nuevo, de aceptar los cambios.

El disgusto nos ha ayudado a ver por nosotros mismos como personas, a saber, lo que es bueno para nosotros y lo que no, a no seguir la corriente y tener una opinión propia o diferente…

Y bueno, esas emociones están ahora mucho más presentes y alertas en esta sociedad en estado de supervivencia, como el “homo sapiens” de las cavernas, sentimos miedo al ir por nuestros alimentos, cosa que hace poco no lo sentíamos. La ira se presenta al sabernos desprotegidos y limitados, la tristeza al sentir el sufrimiento propio o de cercanos que pasan momentos difíciles, el disgusto de dar la mano, ayudar o siquiera tener contacto con alguien. ¿Qué ha pasado con nosotros?

Si de algo estoy seguro, es que seguimos siendo “homo sapiens” muy parecidos a ese primero en dar pasos por este planeta, porque compartimos en nuestro ADN universal esos miles de años de evolución. Pero el ahora nos ha hecho volver a un estado latente de supervivencia que, volviendo a la humanidad del ser, debe hacernos pensar y sentir que somos frágiles, efímeros y que nuestro transitar por el mundo depende de nuestras decisiones, que cómo vemos no han sido las mejores.

Quizá el mundo nos esta dando la oportunidad de volver a la esencia, a la base y re-escribir nuestro presente para seguir sobreviviendo como especie.

  • El autor es Socio Fundador y Director de Marketing de Neuromind.
Etiquetas:

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *