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El Limbo y la política

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La teoría del Limbo se hace visible en políticos, legisladores y jueces del país, a veces con premeditación y otras por desconocimiento o vacío legal.

Foto: Marcos Pin – API

Si la respuesta es “ni uno ni otro sino lo contrario”, ¿cuál sería la pregunta? Hay muchas preguntas que merecen esa respuesta; por ejemplo, el gobierno ecuatoriano ¿es liberal o estatista? Parece liberal porque habla de ofrecer incentivos a la empresa privada y asegura que ella es el motor de la economía, pero parece estatista a la hora de cobrar impuestos, de incrementar la deuda externa y aplazar el pago a los proveedores.

Estado es un concepto que sirve para todo. Sirve para hablar del crecimiento de la economía, del control de las empresas para evitar abusos y de la eficiencia en el cobro de impuestos. También sirve para hablar de atención a los pobres, de reparto de subsidios, de ofrecer educación, salud y seguridad.  Estado es también el objeto del deseo de los políticos que sueñan y ofrecen grandes cambios pero terminan haciendo lo mismo: incremento del gasto público, incremento de la burocracia, incremento de la deuda, reparto de porciones de poder.

Hoy más que antes, la política se nutre de la ambigüedad, las omisiones y las  contradicciones. Ejecutivo, legislativo y judicial tienen casos irresolubles archivados para siempre en las gavetas del olvido. Investigaciones hasta las últimas consecuencias, proyectos inconclusos, juicios que prescribieron y leyes que no alcanzaron votos suficientes para que sean aprobadas o rechazadas. Todo eso está en el limbo que es una metáfora prestada de la teología.

La teoría del Limbo fue redondeada en la Edad Media para tratar de resolver un problema teológico que nunca se ha clarificado del todo. Los seres humanos nacen con el pecado original y necesitan del bautismo para entrar al cielo. Esto obligaba a sugerir que los niños que morían sin ser bautizados irían al infierno. Los teólogos rechazaban la idea de que alguien manchado con el pecado pudiera entrar al cielo, pero tampoco se atrevían a sostener que los niños inocentes que no habían sido bautizados pudieran sufrir el castigo del infierno. La “solución” fue la teoría del purgatorio, un lugar que no era ni el cielo ni el infierno, no era premio ni castigo, ni estaba en ningún lugar.

Los políticos, los legisladores y los jueces se topan con frecuencia con casos de limbo jurídico o vacío legal, algunos son reales otros provocados o inventados. De acuerdo con el Dr. Luis Hidalgo López, en las bases de datos de LEXIS existen más de cuatro mil. La definición de limbo jurídico es muy simple, es la ausencia de reglamentación legislativa en una materia concreta.  En la práctica se presta para toda clase de debates, parecidos a los debates de los teólogos medioevales, y termina resolviéndose o archivándose de acuerdo con las conveniencias políticas.

Hemos vivido numerosos casos de limbo jurídico, el último el de la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, a quien querían destituir de su cargo prolongando una prisión preventiva, pero se toparon con un vacío legal porque la norma no dice cuánto tiempo de ausencia justificaría la destitución en el caso de la prefectura como sí dice para Alcaldes y otras funciones. La Prefecta se salvó y tiene la prefectura, y un grillete.

Hubo hace poco otro caso interesante de un Fiscal que se salvó de la censura y su caso quedó en el Limbo. La Comisión de Fiscalización que debía calificar la interpelación no pudo tomar una decisión por un “vacío legal” porque los reglamentos no pueden prever todo o los políticos pueden prever casi todo. El reglamento establece para las Comisiones Legislativas integradas por un número par de integrantes y por tanto susceptibles de un empate, que el Presidente de la Comisión tenga voto dirimente. Sin embargo, no previó la posibilidad de empate en las Comisiones que tuvieran un número impar de integrantes, probablemente asumiendo que resulta imposible un empate, pero los integrantes tienen la facultad de votar abstención, como votó uno en el caso del juicio político al fiscal, y producido el empate la interpelación ingresó al Limbo Jurídico”, no encontrando vía de salida el que salió bien librado fue el acusado.

Foto: Daniel Molineros – API

A veces el Limbo Jurídico se resuelve con una ilegalidad como acaba de ocurrir con el último proyecto de impuestos. El veto del Ejecutivo contenía una picardía al establecer que el régimen tributario aplicable a los dividendos entraría en vigencia  desde la publicación de la ley en el Registro Oficial. Esto implicaba la aplicación con carácter retroactivo de un impuesto, lo que está prohibido en la Constitución y las leyes.  La Asamblea Nacional dividió en partes el proyecto de reforma tributaria y al votar la parte que contenía esta disposición ilegal no tuvo los votos suficientes para rechazar el veto e imponer lo aprobado por la Asamblea. Pero al allanarse al veto se hacía cargo de una disposición ilegal. Para que no se quede en el Limbo, la Asamblea asumió que se había allanado al veto y aprobaba la disposición ilegal introducida por el Ejecutivo.

En otros países también se producen esos vacíos y contradicciones que terminan en el Limbo. La Constitución de Bolivia dice en el art. 169 que “En caso de impedimento o ausencia definitiva del presidente del Estado, será reemplazado en el cargo por el vicepresidente y, a falta de éste, por la presidenta del Senado, y a falta de ésta por el presidente de la Cámara de Diputados. En este último caso, se convocarán nuevas elecciones en el plazo máximo de noventa días”. Pero todos ellos habían renunciado con Evo Morales y dejaron la sucesión en el aire. Para que no se quede en el Limbo, la vicepresidenta del Senado se consideró en la línea de sucesión y asumió la Presidencia.

Otro caso interesante es el de España. El Presidente y Vicepresidente de Cataluña habían declarado unilateralmente la independencia de esa región. La Justicia los acusó de subversión, uno huyó del país y el otro se entregó a la Justicia. Cuando se convocó a nuevas elecciones ambos estaban en las listas de candidatos para el Parlamento Europeo y ambos ganaron. En su pronunciamiento sobre el tema la  Abogacía del Estado  sugería que Oriol Junqueras, el ex vicepresidente, fuera, al mismo tiempo, parlamentario europeo en Bruselas y presidiario en España.

La Iglesia Católica ya eliminó la teoría del Limbo considerándola una simple hipótesis teológica que ya no tiene vigencia porque se trata de “una visión restrictiva de la salvación”. Por tanto, el limbo solo queda para los políticos y los juristas que siguen amontonando casos, normas y resoluciones que nada resuelven ni norman.

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2 Comentarios

  1. Pilar Rivas-Castro 08/01/2020

    En el caso de la perfecta, al ser un cargo administrativo a nivel provincial, sus competencias NO le permiten hacer política. Esa causal debería ser suficiente para que a la señora le quiten del cargo…
    En definitiva, el gobierno vive en el limbo…

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    1. Muchas gracias por el aporte.

      Responder

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