De extremos a matices
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El poder se nutre del secreto y es la razón por la que, como señala la filósofa Hannah Arendt, cuando disminuye la legitimidad de un gobierno en la opinión pública se incrementa el uso de la violencia. Lea está reflexión contemporánea de lo que pasa en el Ecuador.

Custodiados por un soldado, permanecían en una zanja un grupo de mujeres y niños que sobrevivieron a la matanza. Cuando llegó el teniente, le ordenó al soldado y al resto del escuadrón que dispare al grupo de civiles. La mayor parte de los disparos los efectuó el soldado.
Del silencio de la muerte escapó el sollozo de un niño (de tres o cuatro años) -había sobrevivido cubierto por el cuerpo de su madre- que remontó la zanja huyendo hacia el arrozal. De nuevo el teniente se dirigió al soldado con la orden de que acabara con el niño, con lágrimas en los ojos el soldado se negó por lo que el teniente persiguió al pequeño hasta volarle la nuca con la carabina.
El 16 de marzo de 1965, el teniente del ejército estadounidense William Laws Calley ordenó la matanza en una aldea de la provincia de Quang Nai, denominada My Lai. El soldado que se negó a asesinar el niño era un joven granjero de Indiana, llamada Paul Meadlo. Ese día murieron 504 personas, varias de ellas mujeres embarazadas y niños, en el contexto de la guerra que Estados Unidos perdió contra Vietnam.
Los detalles de esta y otras matanzas injustificadas de civiles fueron descubiertas por Seymour Hersh, considerado uno de los grandes periodistas americanos de su historia, el relato fue extraído de su libro de memorias Reportero, publicado en el 2018.
La noticia original fue publicada por una pequeña agencia de noticias, la Dispatch News Service International, bajo la dirección de David Obst con apenas 23 años, luego de que Hersh intentara sin éxito publicar en las revistas Life y Look; tampoco dio resultado con el Washington Post y el New York Times.
La agenda de los medios tradicionales estaba alineada con los intereses estadounidenses, lo cuál significaba apoyar la guerra o mirar hacia otro lado.
El poder, especialmente el autoritario, se nutre del secreto, es la razón por la que, como señala la filósofa Hannah Arendt, cuando disminuye la legitimidad de un gobierno en la opinión pública se incrementa el uso de la violencia. A mayor control de los medios, mayor es el crecimiento de la violencia.
Las redes sociales, que aparecen como un espacio de libertad de opinión, muestran el mismo proceso, pero de forma inversa; allí se exponen noticias falsas, puntos de vista fragmentarios y opiniones emocionales que alimentan los algoritmos y garantizan que las personas básicamente se escuchen a sí mismas y a otros que piensan igual, mientras, los secretos del poder pasan desapercibidos.
En el segundo libro sobre la masacre de May Lai, publicado en 1972 con el nombre de El encubrimiento, Hersh denunciaba la cadena de ocultamiento del ejercito y del gobierno del presidente Nixon (que finalmente renunciaría en 1974 presionado por el escándalo Watergate) sobre las masacres en Vietnam.
Algunos portales de noticias en línea en el Ecuador, que sí hacen investigación han cumplido el rol que en su momento desempeñó Obst con el Dispatch, destapando la corrupción del gobierno y obligando a los medios a romper sus agendas y efectuar coberturas nacionales, lo que demuestra que cibermedios y los medios tradicionales entretejen una buena parte de la opinión pública.
La actual situación de incomunicación social, el descredito y la agresión permanente a los medios requiere cambiar la forma de cobertura binaria de las noticias; preguntar al un bando y luego al otro les rebota pues confirma en las audiencias el alineamiento a una postura. Es urgente que los medios promuevan la construcción de matices de pensamiento en las audiencias.
La investigación del poder y el descubrimiento de sus secretos estorba al pensamiento binario de los populismos, ninguno quiere audiencias que piensen por sí mismas.