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Muerte política, tortura constitucional

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La Asamblea Nacional busca censurar al Presidente Lasso. Las Elecciones Seccionales debilitaron la estructura de su Gabinete y, ahora se vuelve a poner sobre la mesa la muerte cruzada. Un análisis del panorama.

Foto: Mauricio Muñoz – Flickr Asamblea Nacional

No es un rumor, el presidente abiertamente lo ha confirmado. Ya está listo el decreto para la muerte cruzada. Espera -como si se tratara de un revólver cargado- en un cajón de Carondelet.

Corrección, no es un revólver, es un misil, un arma que no se le ha utilizado desde el nacimiento de nuestra Constitución. ¿Qué hecho hará que el presidente dispare la bazuca? la respuesta es una distorsión de la ley, una nueva violación constitucional.

La muerte cruzada significa que la Asamblea -art 130 de la Constitución- puede destituir al Presidente y, a pesar de librarse de él, se convocará a elecciones legislativas y presidenciales (como un pequeño suicidio); paralelamente, el Presidente -art 148- puede disolver la Asamblea, gobernar un pequeño periodo y enfrentarse a nuevas elecciones (un suicidio similar).

Los autores interpretamos el texto constitucional como una salida a un impase político, no como un mecanismo para escapar de procesos de control y fiscalización, para encubrir o protegerse de ilícitos. Es decir, entendemos que la muerte cruzada es un instrumento para favorecer la gobernabilidad, no como una puerta de escape al control democrático de los distintos poderes del Estado.

El Presidente amenaza con la muerte cruzada como una medida para evitar el juicio político. No ejecutará la muerte cruzada a favor del país, sino como una medida de protección personal. La Asamblea da claros indicios de ser un desastre, ¡qué la providencia nos libre de concederle méritos! Lasso podía en cualquier momento haber activado este mecanismo, motivos no le faltaron, irregularidades y descalabros de la Asamblea han sobrado. Pero, eso sí, no puede hacerlo ahora, no como un escudo para librarse del juicio político.

Esto sería nuevamente destrozar el texto constitucional, torturarlo, romperlo en un nuevo sentido. Si Lasso quiere evitar que se lo confunda con un autócrata cualquiera -que manipula las normas para su beneficio personal- deberá mantener esos papeles guardados en el cajón.

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