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La región lleva tres décadas mejorando sus procesos de comercio internacional

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En estos años, las cadenas de valor mejoran y generan dinamismo en las economías de la región. Sin embargo, la participación de América Latina aún depende de la relación con otras regiones como Asia y la Unión Europea.

El libre comercio en la región. Han pasado tres décadas desde que América Latina se embarcó en su proyecto de liberalización del comercio y volvió a los mercados mundiales, se eliminaron aranceles, se desmantelaron las barreras no arancelarias y los países –algunos de manera más activa que otros– firmaron ambiciosos tratados comerciales preferenciales. En este sentido, la economía de hoy está marcada por elementos como las grandes cadenas de valor globales, que se desarrollan precisamente gracias al comercio y la integración.

¿Qué son las cadenas globales de valor y cómo participar? Las cadenas globales de valor en términos sencillos son una suerte de división sistemática de las diferentes etapas del proceso de producción, divisiones que son conocidas como eslabones. Para conocer cómo se participa en estas cadenas globales, hay dos medidas complementarias: los eslabonamientos hacia atrás y hacia delante. Los primeros capturan hasta qué punto los bienes y servicios extranjeros se utilizan para producir bienes locales que luego se exportan; el hilo que importa Ecuador y que luego se utiliza para fabricar telas que se exportan es un ejemplo del eslabonamiento hacia atrás. En cambio, los eslabonamientos hacia delante capturan hasta qué punto los bienes y servicios elaborados internamente se utilizan para generar exportaciones de otros países; por ejemplo, la tela exportada desde Ecuador puede destinarse a una fábrica de México, donde se convierte en camisa que luego se exporta a Estados Unidos. Los eslabonamientos hacia atrás y hacia delante se pueden descomponer en vínculos intra y extraregionales, lo que revela la fortaleza de las cadenas de valor desarrolladas “en y entre las regiones” y el “resto del mundo”.

Las políticas comerciales de Latinoamérica. Sin embargo, la participación de América Latina en estas cadenas globales de valor, está rezagada con apenas un 4% promedio de los eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante, en relación a otras regiones como Asia (16% promedio) y la misma Unión Europea (23%). ¿Porqué? Debido a factores como la política comercial, la existencia de economías regionales grandes y dinámicas, ventajas comparativas a nivel de manufactura, altos costos comerciales, entre otros. América Latina no solo participa menos que la Unión Europea y Asia en los eslabonamientos hacia atrás y hacia delante, sino que también presenta contribuciones más bajas de los vínculos intrarregionales (4%), lo que señala una debilidad relativa de sus cadenas de valor regionales, en contraposición a la participación en cadenas de valor extraregionales, donde el promedio del 14% es levemente superior comparado a las otras regiones: UE 11% y Asia 13% promedio. Es decir, cuando se trata de obtener insumos de su propia región, un país europeo o asiático tiene menos limitaciones de la cadena de valor, al contrario de los esfuerzos fragmentados y menos eficientes de los países de América Latina.

Lo que falta por hacer… Si bien es cierto la liberalización comercial ha impulsado los flujos comerciales en toda la región, el efecto no fue lo suficientemente fuerte para que la región avanzara al ritmo del rápido crecimiento del comercio internacional y las mega-economías. Quizá sea decepcionante, pero se trata de una proeza que tenía pocas probabilidades de materializarse, si el único apoyo gira alrededor de la política comercial.

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