Una pincelada al éxito
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Romina Medina, emprendedora de 25 años, traza su camino al éxito con esfuerzo, constancia y un toque de su personalidad.

“El éxito no se da de la noche a la mañana”, un viejo adagio que, en el caso de Romina Medina cobra sentido. Con apenas 25 años, ‘Romi’ -como le dicen de cariño-, es propietaria de un emprendimiento que lleva cuatro años en el mercado.
‘Medinas Store’ es el reflejo del esfuerzo y constancia que Romina ha puesto, junto a hermana y el apoyo de su familia, para sacar adelante lo que comenzó como un sueño, se transformó en idea y ahora es una realidad.
“Para mí, mi tienda es lo que yo amo hacer. Hago las cosas por amor, cada detalle es pensado en mis clientas”.
Romina es maquilladora profesional y, es justamente esta una de las razones que la impulsó a emprender en su propio negocio. “Yo decidí emprender porque, para mi carrera, necesitaba comprar varios productos, pero nadie cumplía con mis expectativas. Me vendían por vender, no encontré la asesoría que, al momento de comprar maquillaje, una mujer necesita”, comenta.
‘Romi’, quien también trabaja como modelo, tuvo su primera oportunidad, tras un evento que le atribuyó USD 140, su primer capital para invertir en lo que ahora es un negocio que camina al éxito. “Yo estudié belleza y, con ese primer capital me decidí a emprender. Decidí dedicarme al mundo de la belleza, así inició ‘Medina Store’, a raíz de una necesidad que yo tuve”.
La relación de dependencia no es lo suyo
Una vez graduada del colegio, Romina trabajó en un banco en el área de cajas. “Duré seis meses nada más, porque no me hallaba ahí. Yo veía tras la ventanilla y pensaba ¿qué me espera aquí? Aprendí mucho, pero el tiempo que pasaba ahí me limitaba mucho para mis eventos. Después trabajé en la academia de baile de mi mamá, hasta que ya estudié belleza y fue el primer paso para emprender. Además, yo no me veía trabajando para nadie más”, cuenta Romina.
El poco capital no fue su único reto
“Darme a conocer, creo, fue uno de los mayores retos, porque yo inicié haciendo mi logo en word. Para ese entonces, yo no sabía nada de logos, ni marketing ni nada, pero así inicié. Luego abrí mi cuenta en Instagram (Medina_Store), perdí la vergüenza y me grabé todos los días, escribí a mis amigos y familia y ellos se convirtieron en mis primeros clientes”, fue el primer obstáculo que tuve que superar.
Luego, Romina tuvo la difícil misión de cambiar de tienda online a tienda física. “Yo tenía clientas que ya quería conocer un espacio, además sabemos que comprar en línea siempre resulta un poco complicado, antes no daba tanta seguridad y por eso yo comencé a publicar contenido conmigo para que la gente confié en los productos y haga sus compras”.
“Asesorar a mis clientas es súper significativo. Me gusta pensar que, con mi ayuda mis clientas puedan verse más lindas y conseguir productos de calidad”.

‘Medinas Store’ tuvo su primer espacio físico en el sector de la Rumiñahui en Quito. Romina le pidió a su madre que le ceda un espacio de su casa para poder montar la tienda que levantó conjuntamente con su hermana que es diseñadora de modas y dueña de la marca ‘Peri’. “La idea es que una clienta pueda venir y vestirse de pies a cabeza con ‘Peri’ y usar los maquillajes de ‘Medina Store’, con nuestra asesoría, por supuesto”. Una marca que, además de llevar su apellido, lleva su toque de gentileza, pues Romina no quiere que sus clientas padezcan lo que ella padeció, ella -personalmente- asesora a sus clientas en cuanto a maquillaje, qué tonos usar, qué tonos evitar, qué marcas son adecuadas (tomando en cuenta que no son universales), pero intenta ser la mejor guía posible para cada persona que ingresa a sus locales.
Un negocio con éxito
“Quisimos tener una tienda de chicas y poco a poco vamos trabajando para que esto sea una realidad”. Romina inició con el local en la Rumiñahui y ahora cuenta con otro en el centro norte (entre Río Coca y París), pero su siguiente paso es expandirse al sur, pues tiene muchos pedidos de allá.
Romina es una mujer soñadora. Sus ojos se iluminan cuando piensa en ser la creadora de una línea propia de maquillaje y ‘SkinCare’. “Es uno de mis más grandes sueños tener una línea cosmética y de cuidado de la piel propia. Es un camino largo, pero yo he pasado años estudiando eso y, además es costoso, pero es mi aspiración tener mi línea propia, por eso sigo empeñada en sacar adelante este sueño”.
Romina emprendió con apenas 21 años y un presupuesto de $140, ahora tiene dos tiendas físicas y una cartera de clientes fieles que confían en sus productos y sus recomendaciones. Romina prueba los productos antes de ponerlos a la venta y este se ha convertido en el plus de su negocio.