Rescatar el turismo desde la cultura
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Los emprendimientos culturales podrían convertirse en una herramienta clave para rescatar el turismo en la ciudad.

Quito, desde siempre, ha presentado un importante potencial en lo referente al desarrollo de oferta cultural y turística, debido a su importante contingente patrimonial, histórico, geográfico y social. Estos elementos le han facilitado la consolidación de servicios y productos con narrativas interesantes para públicos nacionales e internacionales que buscan las experiencias que oferta la ciudad, dando como resultado un catastro de 5.527 mipymes domiciliadas en la ciudad, dedicadas a actividades turísticas, hasta finales del 2022; de acuerdo a cifras presentadas por Quito Turismo. Dicha cifra evidencia la capacidad de la ciudad y sus sectores emblemáticos como es el Centro Histórico, la ciudad Mitad del Mundo, entre otros, de generar recursos económicos desde el aprovechamiento de su mera existencia.
Sin embargo, pese a los diversos rasgos comparativos y competitivos con los que cuenta la ciudad para construir industrias culturales y turísticas rentables en base a sus particularidades y densidad poblacional; de acuerdo a datos de la Federación de Cámaras de Turismo del Ecuador (FENACAPTUR), alrededor de 50 mil empleos directos y 30 mil indirectos perdió esta industria hasta mediados del 2022, como resultado de la disminución del consumo que han generado las diversas circunstancias que genera y atraviesa la realidad nacional, como el evidente crecimiento de delincuencia, movilizaciones y protestas sociales; además de los efectos de la pandemia aún presentes en la falta de liquidez de las empresas, haciendo merma de los esfuerzos emprendidos por organizaciones públicas y privadas para fortalecer a la industria y generarle resiliencia.
Por otra parte, a este análisis se suma la necesidad de comprender el papel de los diversos actores y gestores culturales en la cadena de valor de consumo de ocio y aprovechamiento del tiempo libre, partiendo del razonamiento que la narrativa que entrega una ciudad, producto de su propia historia y sinergias sociales; es decir, su cultura es la razón que motiva a un individuo a visitarla. Cuando una persona decide viajar a una ciudad en específico, su agenda -en la mayoría de los casos- se centra en conocer la oferta culinaria, patrimonial y artística que propone el espacio. El sitio para dormir, transporte y otros servicios conexos, necesarios durante el tiempo de estadía, mejoran la experiencia del visitante y le agregan valor; sin embargo, la mayoría de atractivos turísticos están en la calle, en teatros, museos y otros espacios similares que contienen arte, patrimonio y cultura.
En términos económicos, los sectores culturales ecuatorianos han evidenciado un fuerte revés desde marzo del 2020, inicio de la pandemia provocada por la COVID 19, que dejó pérdidas para todas a las industrias creativas ecuatorianas de alrededor de USD 225.24 millones, cifra correspondiente al 86.27 % de ingresos de años anteriores, de acuerdo a datos del Sistema Integral de Información Cultural (SIIC). En la actualidad, la precarización laboral persiste ya que el 48% de trabajadores de arte y cultura no tienen acceso a la Seguridad Social, como evidenció el Observatorio de Políticas de Economía de la Cultura de la Universidad de las Artes, en agosto de 2022.
Esta situación exige cambios de paradigmas en cuanto a la forma en la que la cultura genera recursos económicos si se pretende consolidar una industria que brinde desarrollo y estabilidad para quienes laboran en la misma, en contraste con la situación actual descrita anteriormente. Entre las diversas oportunidades que presenta la coyuntura actual, la posibilidad de generar sinergias entre la industria turística y la producción artística, siempre y cuando exista una alineación de intereses que propongan un ganar-ganar para ambas partes, puede gestar experiencias interesantes que combinen servicio y cultura con capacidad de generar mucho consumo y, por ende, recursos económicos para los involucrados.
Los contenidos creados por los sectores culturales, en cualquiera de sus expresiones artísticas, son narrativas interesantes que proponen reflexión y apreciación de rasgos sociales o coyunturales identificados y expuestos por parte de un artista sobre temas específicos. Este contenido de valor, sumado a una buena experiencia culinaria, un recorrido guiado en un espacio patrimonial o cualquier formato que permita su apreciación, promovidos por un empresario o emprendedor turístico, son experiencias apetecidas por las personas que buscan diferentes maneras de aprovechar su tiempo libre y gastar dinero a cambio.
Zonas como el Centro Histórico, La Mariscal y otros sectores emblemáticos de la ciudad, cuyo estado actual demanda de reactivación urgente, cuentan con infraestructura e historia para construir experiencias culturales y turísticas desde diversas ópticas y expresiones. La narrativa en la que se presenta el contenido y los servicios que le rodean son simplemente elementos de un producto con potencial altamente comercial; por ejemplo, un recorrido teatralizado por lugares emblemáticos de la ciudad que concluye en una cena temática, es el resultado de la conjunción de una buena historia y un servicio que ha generado ingresos, en diversos formatos a lo largo del tiempo.
Para promover un modelo de gestión viable, que facilite la construcción de iniciativas culturales turísticas y traiga los resultados esperados, se exponen 5 principios que faciliten su producción:
Aprovecha el tiempo libre de tus potenciales clientes
La apreciación artística y cultural es una forma de aprovechamiento del tiempo libre que requiere de servicios complementarios como alimentos o transporte para garantizar una experiencia plena; en ese sentido, el individuo que desea ofertar una experiencia cultural y turística para generar recursos económicos, debe entender que compite con otras actividades similares y por ello su propuesta debe tener un costo ajustado a la realidad de su público, estar disponible en horarios accesibles, presentar un contenido de forma interesante para llamar la atención por sobre su competencia, entre otras acciones que garanticen su comercialización.
La cultura es siempre una buena noticia
El arte y patrimonio tienen la capacidad de generar mucho espacio en lo referente a prensa y vocería de líderes de opinión, siempre y cuando tenga sentido con la coyuntura que atraviesa la sociedad. Construir oferta relacionada con fechas comerciales puede traer mucha prensa gratuita con alto alcance de difusión y promoción, en lugar de generar gastos de publicidad.
Conoce el barrio
Analizar e identificar la zona donde se pretende operar es muy importante. Si la oferta es complementada con fácil acceso a transporte público, seguridad, estacionamientos y cualquier elemento que mejore la experiencia del usuario, tendrá mayores posibilidades de recomendación y por ende recompra, generando volumen de venta para el producto.
Un buen guión es todo
En la actualidad los mercados que buscan entretenimiento valoran, sobre todo, invertir en experiencias significativas. Ese contexto demanda que toda oferta cultural turística se enfoque en entregar vivencias e historias interesantes a sus públicos, para lo que es necesario generar un guión que establezca cómo será la experiencia de principio a fin y las características especiales y diferenciadoras que tendrán para llamar la atención de las personas que participen en la misma.
Genera alianzas
Existen varios negocios e ideas que pueden complementar el producto cultural turístico que se pretende ofertar sin generar gastos o riesgo para quien propone la idea, agregando valor a su oferta. Por ejemplo, si se pretende incluir alimentación a la experiencia, no es necesario comprar la comida por adelantado, se puede proponer un modelo de repartición de ingresos que genere la taquilla vendida en función del costo que cada uno pretende recibir por su servicio, con una lógica de co producción donde cada uno comercializa lo que corresponde a su giro de negocio, pero juntos proponen nuevos canales de venta y generación de dinero.
Entre los beneficios más relevantes de gestar este tipo de iniciativas, están la reactivación y ocupación positiva de los espacios públicos por medio de la visita de personas a los lugares donde se ofertan esta clase de experiencias; garantizando así que sitios emblemáticos de Quito, como la Mariscal o el Centro Histórico se recuperen desde la visita y consumo de una oferta cultural turística renovada. También se destaca la posibilidad de generar oportunidades de empleo a través de la creación de productos y servicios que intervengan dentro de la experiencia o la complementen externamente.
Finalmente, hay que destacar el valor agregado que suman estas propuestas a la oferta de destino de la ciudad, puesto que renuevan la narrativa con la que cuentan su historia o exponen sus particularidades, diversificando la agenda de actividades con la que cuenta Quito y promoviendo su desarrollo económico.