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Las negociaciones para ingresar a la Alianza del Pacífico avanzan en medio de la pandemia

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México es el país con el que se negocia actualmente y los diálogos no se han detenido. Sin embargo, los resultados pueden mejorar con mayor compromiso del lado ecuatoriano. Aquí las claves.

Foto: @wirestock – Freepik.es

La integración económica se puede entender como una estructura enfocada en eliminar todo aquello que impida conseguir la liberación de barreras económicas mientras busca la unión de países al conglomerado económico global. Este particular proceso se basa tanto en el libre intercambio como en el proteccionismo, siendo ambos los principios macro que rigen las relaciones económicas entre los países. Y es precisamente en el componente del libre intercambio que se encuentran todos los esquemas que facilitan el comercio mundial: Acuerdos Comerciales Preferenciales, Zonas de Libre Comercio, Uniones Aduaneras, Mercados Comunes, Uniones Económicas y Uniones Monetarias.

La implementación de mega acuerdos regionales, y la continua incorporación de más economías, configuran nuevos escenarios y posibilidades para los Acuerdos Comerciales, en términos, por ejemplo, de economías de escala y redes de producción conjunta que involucren actividades de mayor valor agregado. Según información del BID, los Acuerdos Comerciales cubren más del 70% del total comerciado por América Latina y el Caribe (ALC), y de los 280 tratados de libre comercio actualmente vigentes en todo el mundo, más de 80 incluyen a países de ALC.

Sin embargo, para que ALC, y particularmente Ecuador, pueda aprovechar al máximo las ventajas del comercio y de los Acuerdos Comerciales, necesita contar con políticas complementarias destinadas a bajar los costos del comercio. Esto puede lograrse, por ejemplo, a través de la mejora de los transportes, redes viales, infraestructura, logística, la facilitación del comercio, seguridad comercial y jurídica, instituciones públicas eficientes, y, la superación -mediante actividades efectivas de promoción de las exportaciones- de toda barrera que impida diversificar la oferta exportable. Estas políticas son esencialmente importantes para apoyar a las pymes de modo que puedan desarrollarse como la próxima generación de exportadores.

Política Comercial antes y después

La retórica política de los últimos años ha sido elocuente, y compañera de los reveses más importantes de la política comercial de la región, que, como se podía prever, afectaron algunas de las economías más ricas en recursos como las de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela. 

Los responsables de las políticas públicas en Ecuador del gobierno anterior, por ejemplo, argumentaban que la liberalización comercial era un “desastre económico”, que “los daños son mayores que los beneficios”, y que lo que se debía hacer era “recuperar la capacidad de sustituir importaciones para impulsar la industria local” bajo el paraguas del cambio de la matriz productiva, que fue una iniciativa improductiva. 

El gobierno actual, por otro lado, centra su retórica en promocionar diferentes objetivos y estrategias que permitan la inserción externa del Ecuador a la integración económica, concentrando sus esfuerzos en nuevos Acuerdos Comerciales, como Alianza del Pacífico, Estados Unidos e incluso con Asia. Formalizar estos Acuerdos puede tener impactos directos sobre la matriz económica, social y laboral del Ecuador, siempre y cuando su instrumentación, articulación, y negociación se efectúe sobre bases consistentes, técnicas y participativas que cuenten con la proactividad conjunta de los enfoques público y privado.

Rumbo a la Alianza del Pacífico: México

Foto: Flickr Eneas De Troya

A finales de enero de 2020, los equipos técnicos del Ministerio de la Producción y Comercio y de la Secretaría de Economía de México, llevaron a cabo la ‘I Ronda de Negociaciones del Acuerdo de Integración Productiva entre la República del Ecuador y los Estados Unidos Mexicanos’, con miras a agilizar la adhesión del país a la Alianza del Pacífico. Esta tuvo como fin terminar los trabajos de negociación bilateral que se han venido ejecutando desde noviembre de 2019, mes en que se presentó ya la primera oferta de intercambio comercial. Actualmente, México y Ecuador mantienen vigente un Acuerdo de Alcance Parcial AAP en el marco de ALADI, que otorga preferencias arancelarias a un número limitado de productos en el comercio bilateral.

Los equipos negociadores tratan una serie de disciplinas como: Acceso a Mercados, Normas de Origen, Medidas sanitarias y Fitosanitarias, Facilitación del Comercio, Propiedad Intelectual, Buenas Prácticas Regulatorias y Política de Competencia, Pequeñas y Medianas Industrias, Comercio, Servicios Financieros, Inversiones y Solución de Controversias; trabajadas tanto en mesas presenciales como virtuales. Todo el universo de productos de ambos países está sujeto a negociación, con plazos tentativos de desgravación que van desde 0 años (inmediato), 5, 7, y 10 años; sin descuidar los tratamientos especiales para productos sensibles, como plazos mayores a 10 años, reducciones parciales del arancel, plazos de gracia e incluso exclusiones.

Debido a la emergencia sanitaria a nivel nacional e internacional, el calendario de actividades en el marco de este proceso debió ser postergado y reprogramado: la II Ronda que se tenía prevista para el pasado mes de marzo fue suspendida, la nueva agenda se reinició de forma virtual a finales de mayo, y se prevé una tercera reunión para fines de junio. La meta política de finalizar las negociaciones hasta mediados de año, por este factor imprevisto, no fue alcanzada. 

Avances Positivos. En temas de Acceso a Mercados se ha revisado aproximadamente el 90% de productos de los capítulos Arancelarios, manteniendo las estrategias de los equipos negociadores de cada país para continuar revisando los sectores potenciales y también sensibles en las próximas rondas. En Facilitación al comercio el 90% del texto está aprobado por las partes; en Política de Competencia está cerrado un 98% del texto, y en Compras Públicas está definida la estrategia del Ecuador, tomando como referencia el acuerdo con Chile. En la I Ronda destacó la participación de algunos sectores productivos ecuatorianos y mexicanos mediante la modalidad de Cuartos Adjuntos, para ser informados continuamente sobre los avances en la negociación, al tiempo que pudieron mantener reuniones conjuntas, donde compartieron intereses comunes complementarios para incrementar inversiones.

De mayor complejidad. Ecuador debe negociar estratégicamente aquellos temas controversiales relacionados a Propiedad Intelectual, considerando lo adelantado de la legislación mexicana en esta materia y el pedido para que Ecuador eleve su protección en varios temas. Asimismo, en lo concerniente a Medidas Sanitarias y Fitosanitarias se analizan temas de equivalencia para tener procedimientos más expeditos e inclusive reconocimiento de medidas entre ambos países. 

Las sensibilidades mexicanas en sectores primarios como el agropecuario, debido al volumen de producción y competencia ecuatorianos; así como las del sector automotriz, metalmecánico, línea blanca, entre otros, para el sector empresarial del Ecuador, son elementos sobre los que se deberá trabajar, invitando a los actores de estos sectores sensibles, a seguir aportando con información sobre necesidades, riesgos y realidad productiva, como insumos útiles para la estrategia del equipo negociador ecuatoriano.

¿Expectativas realistas?

No se puede colocar el listón demasiado alto, para que tanto el gobierno o los analistas conviertan a las políticas comerciales de integración en mera propaganda política o en un blanco fácil para los ataques de aquellos intereses que se creen perjudicados por dicha liberalización, así como de aquellos opuestos ideológicamente al libre comercio. 

En el Ecuador debe superarse la obsesión histórica con las manufacturas, un sesgo heredado de la época de la sustitución de importaciones. Algunos sectores deberán aceptar que no serán ‘ganadores’ en el proceso, por el retraso de competitividad que enfrentan desde hace tiempo, producto del proteccionismo, para lo cual la estrategia debe precisar las posibilidades de recambio o inversión estratégica.

Foto: Flickr Alianza del Pacífico

En el ámbito del comercio global se acepta ampliamente la opinión de que un acuerdo que comprenda menos del 90% del comercio es imperfecto; sin embargo, es erróneo orientar el Acuerdo Comercial exclusivamente al comercio existente entre países, ya que los aranceles aduaneros, los contingentes arancelarios, o las medidas no arancelarias ciertamente lo restringen. Por lo tanto, una mejor medida sería considerar el volumen del comercio potencial, y también el número de líneas arancelarias (listas de productos) que intervienen en la negociación para avanzar hacia un criterio más objetivo. No obstante, los negociadores ecuatorianos deben tener en cuenta que los beneficios del Acuerdo aumentarán al máximo a través de la más amplia cobertura posible del comercio de bienes, y no tienen otra opción que ser tan ambiciosos para definir los límites tanto de los puntos en común, como de aquellos con los que se prevé llegar a un punto intermedio.

Es prioritario para el Ecuador delimitar un marco jurídico transparente para regular y facilitar el incremento de los flujos de comercio de bienes, servicios y las inversiones entre ambos países. El llamado a los actores productivos y comerciales del Ecuador es a mantenerse atentos y participar proactivamente de estos procesos. Si bien es cierto las barreras arancelarias tradicionales siguen siendo cruciales en algunos sectores, es prioritario también abordar el impacto de los costos comerciales no tradicionales. 

El país sigue luchando contra la inseguridad jurídica, los altos costos de la logística, la información, los trámites en la frontera, y el impacto -nunca antes vivido por el libre comercio- de una pandemia mundial. Las soluciones comprenden desde mejorar el conjunto y la eficiencia de las redes de transporte hasta implementar programas mejor financiados y focalizados para promover las exportaciones y las inversiones, la recompensa suele empequeñecer los beneficios asociados con la eliminación de las barreras tradicionales. Es fundamental abordar también estas cuestiones y crear el entorno propicio para que las empresas puedan participar en cadenas de valor regionales o globales gracias a los Acuerdos Comerciales. El balance final negociador: bueno, pero no excelente.

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