Las cárceles de Quito tienen estrictos protocolos para enfrentar el COVID-19
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Este portal pudo comprobar que en dos cárceles de la capital los protocolos de bioseguridad se cumplen a diario. En los dos recintos no hay contagios. El personal del sistema dispuso varias restricciones.

El gran mural de esa cárcel tiene tres episodios. El primero es una madre que levanta a su bebé. Lo hace sonriente. Hay flores y representaciones del universo. Estrellas y planetas. Todo encierra a esa pareja eterna. El segundo es una mujer mirando hacia el cielo. Dos palomas vuelan cerca de ella, un cetáceo aparece. Y la tercera parte del gran mural es una mujer cerrada los ojos. Meditando.
La pintura adorna el patio principal del Centro de Rehabilitación Femenina de Quito – Atención Prioritaria – Chillogallo. Allí están 31 personas privadas de la libertad y 29 niños. Sus hijos. El centro acoge a las condenadas por delitos y a sus hijos, de hasta tres años, porque el sistema busca que el afecto entre madres e hijos no se rompa pese a la falta de libertad.

Está cárcel, al sur de Quito, no registra contagios por COVID-19. Los protocolos de bioseguridad son estrictos. Al punto que no reciben visitas. Esto sucede también en otras cárceles del país, donde ya están 37 571 internos, según el último corte de datos del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI).
Los centros penitenciarios pueden convertirse en bombas biológicas si no existe un control adecuado de la pandemia. El virus, que es altamente contagioso, si ha afectado a las cárceles.

Según los datos proporcionados por el SNAI, hasta el 13 de julio pasado, se registraron 14 fallecidos por COVID-19 y 13 por sospecha. Además, 830 casos confirmados del virus (104 casos activos) y hay 565 cuadros sospechosos. 125 presos están en cuarentena. El sistema estatal ha realizado 877 pruebas PCR y 3 063 pruebas rápidas para COVID-19.
Paulina Villegas, la directora del Centro de Mujeres, cuenta que dentro de la cárcel las reclusas tienen con todos los implementos de bioseguridad, mascarillas, alcohol, alcoholgel, señalética para distanciamiento, incluso se han realizado pruebas para COVID-19 con la ayuda del Municipio de Quito. Además, tiene un pabellón destinado únicamente para mujeres que deben hacer cuarentena, cuando llega alguien de otro centro penitenciario o cuando deben salir a revisiones médicas.


Los niños también son atendidos. Dentro de la cárcel está ubicado uno de los pocos centros de desarrollo infantil que funcionan en Quito. Dos veces por semana llegan los técnicos del Ministerio de Inclusión para trabajar con los niños. Mientras estaban totalmente confinados se registraron hechos de violencia verbal y física a los menores.
Los niños, de hasta tres años, reciben clases de motricidad, cuidados médicos y alimentación. Mucho de los que tienen dentro es pro las donaciones. Los pañales son oro, dicen las parvularias.


Las detenidas cuentan con tres teléfonos para comunicarse con sus familiares a cualquier moentos del día, entre las 08:00 y las 17:00.
La Policías y los guías penitenciarios están capacitados para hacer controles de bioseguridad en el ingreso y dentro de la cárcel. Incluso son los que permiten el paso de los pedidos de alimentación y vestimenta de las mujeres encarceladas. Y esto pasa en todas.
En el Centro de Rehabilitación 4 de Quito, donde están detenidos policías, militares y personajes de la política del país, los controles para el ingreso son exhaustivos. Los visitantes, generalmente los abogados, deben ingresar con trajes de bioseguridad. Gabriela Rivadeneira, directora de ese Centro, cuenta que las visitas también están suspendidas, incluso las íntimas.

En esa cárcel, la del norte de Quito, donde hay 44 presos, se registraron seis casos confirmados de COVID-19. Pero ya no hay contagiados. Los presos pueden contactarse con sus familias a través de la plataforma Zoom.
Ya con el Centro libre de contagiados, se han retomado las actividades educativas, laborales y deportivas. Los presos siguen sus maestrías, incluso, uno de ellos sigue un PhD.
En el centro hay también un estricto control del aseo de los detenidos, con alcohol, jabón, desinfección de las instalaciones. Los días martes, personal del Ministerio de Salud, llega para las revisiones médicas y tienen la asistencia inmediata del 911 en caso de emergencias.


En la visita que realizó este portal se puedo ver a los detenidos en sus actividades laborales y deportivas. Los tres pabellones se mantienen en orden y nadie se queda sin realizar actividades. Incluso, el exasambleísta Daniel Mendoza, quien ingresó al Programa de Víctimas y Testigos de la Fiscalía, está encargado de tareas de aseo y deportivas.
Las autoridades conocen que las visitas son fundamentales para la tranquilidad en los centros y para que el proceso de rehabilitación no se vea afectado. Por eso, están evaluando la situación que atraviesa cada provincia. Las visitas, revelaron, se planificarán de manera progresiva, evaluando la situación de cada centro. Las autoridades adelantaron que en los próximos días se empezará con un solo familiar por cada PPL, y que estos, cumplan debidamente con todos los protocolos establecido en el manual de ingreso de visitas.
El hacinamiento es un problema que se enfrenta con revisiones de penas

Hasta el 17 de julio de 2020, el hacinamiento en los centros de privación de libertad es del 27,25 %, siendo, según SNAI, el porcentaje más bajo de los últimos años. Esto por el trabajo coordinado con las entidades, como el Consejo de la Judicatura, para cumplir las directrices emitidas por los organismos internacionales que velan por los derechos humanos. Desde el primero de abril, se han otorgado 2016 beneficios penitenciarios cambio de régimen semiabierto, beneficio de prelibertad a personas privadas de la libertad.
Es más, el COE nacional solicitó la creación de una comisión técnica para reducir el nivel de hacinamiento en los centros de privación de libertad, la cual está integrada por delegados de la Corte Nacional, Consejo de la Judicatura, Secretaría Jurídica de la Presidencia, Secretaría de Derechos Humanos, y liderada por el SNAI.
Dicha comisión, que después de varias reuniones ha solicitado la participación de CONADIS y el Ministerio de Salud Pública para el análisis de casos de presos adultos mayores, mujeres que viven con niños en los centros, con discapacidad, enfermedades graves o catastróficas, para que puedan acceder a posibles indultos. Esta comisión también trabaja conjuntamente con la Defensoría Pública para la tramitación de libertades a personas con apremio o caducidad de la prisión preventiva.

Además, el presidente de la República, Lenín Moreno, ya concedió 66 indultos conmutativos (cambios de pena) a favor de las personas privadas de libertad que pertenecen a los grupos de atención prioritaria y con doble vulnerabilidad.
Y para continuar con el trabajo de detener el virus, SNAI ha trabajado para que los privados de la libertad elaboren sus propias mascarillas. Adquirió tela quirúrgica (antifluido, antibacterial, anticloro, el material de algodón y reutilizables) para la elaboración de 14 580 mascarillas para ser distribuidos en los internos en los distintos CRS del país. Esto, según las autoridades de SNAI, ha tenido dos enfoques importantes, uno, que los internos fabriquen estas mascarillas y así rehabilitarlos; y dos, la reducción del costo de cada una de estos insumos.