El paro cesó, la paz volvió a Ecuador
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Fueron 18 días de zozobra e incertidumbre que culminaron con una firma. Representantes del Movimiento Indígena y Gobierno Nacional se sentaron una vez más a dialogar y, tras hacer unos ajustes, finalmente firmaron la paz para Ecuador.
Fotos: Gianna Benalcázar – CCQ
Una firma devolvió la calma a Quito, la paz al Ecuador y le dio un respiro al Gobierno Nacional. La CONAIE, FENOCIN Y FEINE -con sus representantes- celebraron esta victoria a la que catalogaron como «parcial», pues sus peticiones fueron escuchadas y aprobadas, pero no bajo sus términos, sino bajo los términos de mediación propuestos por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
La incertidumbre y la zozobra de los 18 días de protestas se concentraron en el auditorio de la Santísima Trinidad en donde se llevó a cabo la firma por la Paz entre el Gobierno Nacional y el Movimiento Indígena. Cerca de seis horas tomó el proceso impulsado por la Iglesia Católica, luego del fracaso que se produjo bajo la tutela del presidente de la Asamblea Nacional, Virgilio Saquicela en un intento por consensuar un diálogo que se ahogó por la muerte de un militar y la revelación de la real postura de Saquicela ante el Gobierno Nacional…
La paz debía volver al Ecuador de cualquier forma. Así lo expresaron Leonidas Iza, presidente de la CONAIE y el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez. Es así que, tras casi dos horas de espera -ante los medios de comunicación- los principales actores de este diálogo por la paz tomaron sus lugares en la mesa principal y llegó el momento de conocer las decisiones tomadas. El Monseñor David de la Torre, Secretario General de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana empezó a leer el documento redactado, bajo el cual la calma retornaría al país.
El cese al paro, la reapertura de vías y la desescalada de la violencia eran algunos de los puntos que De La Torre mencionaba a medida que daba lectura al acta. La calma se apoderaba -poco a poco- de la sala, pese a que, de vez en cuando en sus intervenciones, los representantes de los movimiento indígenas dejaban claro su inconformidad con el documento y con las «victorias parciales» alcanzadas, tras 18 días de «arriesgar sus vidas y dejar sus tierras para venir a Quito a luchar por justicia», aseguró Iza.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana tomó la batuta. Su iniciativa por el proceso de diálogo, su función como mediador entre ambas partes y su propuesta para construir un documento que, con una firma, regrese la paz a los ecuatorianos, puso a dudar a las bases de la CONAIE. Leonidas Iza pidió 15 minutos -que finalmente fueron más de 30- para dialogar con sus compañeros y explicarles cómo se suscitó el procedimiento en la mañana de este jueves, 30 de junio de 2022.
En medio de esto -en las afueras del auditorio de la Santísima Trinidad- las manifestaciones se hacían escuchar con cantos, música, bubucelas y juegos pirotécnicos. Ellos, al igual que quienes se encontraban a la interna del auditorio, estaban expectantes de lo que ocurriría. Estaban prestos a continuar en sus luchas y acogerse a la resistencia, sin saber que el momento de volver a sus hogares estaba cerca.
Ingresaron con cambios en mano
Llegó el momento de la verdad. La expectativa creció. Leonidas Iza retornó al auditorio junto con los miembros de la CONAIE. Tomó el micrófono en sus manos y, enfático, aseguró que el documento antes leído fue elaborado por la CEE, que él y sus compañeros dirigentes de FEINE y FENOCIN no han negociado con el Gobierno y que su afán es retomar la tranquilidad. El país no aguanta un día más paralizado.
Por tanto, los dirigentes se acercaron a los mediadores en busca de solicitar unos cambios en el documento, previo a firmarlo. Así lo hicieron. Firmaron, aunque no todos lo hicieron con convicción. Gary Espinoza de Fenocin protagonizó un nuevo capítulo dentro de este diálogo al negarse -en principio- a firmar el documento. «Si uno de nuestros compañeros no está de acuerdo y no quiere firmar, dejaremos el espacio en blanco y continuamos», dijo Iza dejando en evidencia la fractura que existe dentro del movimiento indígena.
Iza firmó. Toala firmó. El ministro Jiménez se aprestaba a firmar, mientras Espinoza permanecía en su silla, de brazos cruzados y negando con la cabeza. Su bases le pidieron ser escuchado. Le pidieron firmar por la unidad, por la paz. Cedió. Gary finalmente cedió ante la presión que sus bases comenzaron a ejercer sobre él y firmó el documento.
Finalmente, Francisco Jiménez tomó el esfero, acomodó los papeles, firmó y, enseguida, los tomó en sus manos y posó con ellos ante la gran cantidad de prensa que se dio cita en este lugar para registrar lo que acontecía este día que se volvió histórico.
El paro terminó. La disposición de Iza fue clara: «retornemos a nuestras comunidades, pero nos mantenemos en la lucha por la justicia», dijo previo a dejar en manos del Gobierno la «no criminalización a los miembros de sus pueblos, quienes además fueron objeto de discriminación».
La paz se firmó. La manos se estrecharon. Los grupos llegaron a un acuerdo, pero no todos ellos. En las afueras del auditorio, tras la firma, el ambiente de la manifestación que se encontraba allí cambió su tono. «Prensa corrupta. Lasso Fuera. No a la firma. No se vendan», entre otras eran las consignas que la turba enardecida gritaba -mientras intentaba tumbar las puertas- y obligaron a periodistas, autoridades y demás asistentes a abandonar las instalaciones por una puerta trasera. El miedo volvió – por unos instantes- ante un inminente riesgo de que la violencia se vuelva a apoderar de aquel lugar de paz. Sin embargo, nada ocurrió. La Paz retornó a Quito y al Ecuador. Poco a poco las calles volverán a su movimiento normal. La ciudad deberá reconstruirse, una vez más. Lasso sorteó la primera crisis de su mandato -que en realidad fueron dos en una-. Lasso ahora deberá mantener firme sus propuestas, trabajar junto a quienes ya una vez se alzaron, porque pueden volverlo a hacer. Lasso debe trabajar para recuperar su credibilidad, el apoyo y la aceptación que alguna vez tuvo, ahí cuando inició su presidencia.
La Paz ha vuelto por ahora.