Ecuador ¿Estado federal?
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Un Estado federal es la unión de otros estados en uno solo y la diferencia del descentralizado, es la capacidad de autoadministrarse con relativa independencia.

El Estado es una organización de poder que se constituye sobre un territorio determinado donde habita un pueblo. En la actualidad, se reconocen diversas formas de Estado, tanto territoriales como políticas, considerando la variedad de relaciones que se pueden dar entre sus elementos constitutivos y en atención a la historia y realidad de cada país.
Al respecto, en lo que se refiere a la posibilidad de un Ecuador federal, nos interesa analizar las formas territoriales del Estado, es decir, la diversidad de relaciones que existe entre los elementos: poder político y territorio. De esta manera, es posible distinguir entre Estados unitarios (también conocidos como simples) y Estados compuestos (por ejemplo, el Estado federal).
En Ecuador, el artículo 1 de la Constitución de la República establece que el Estado es unitario. La característica fundamental de esta forma territorial del Estado es la centralización política. Por lo que, el poder político se ejerce desde órganos centrales comunes que tienen competencia a nivel nacional. En esta forma de Estado, hay un único sistema de órganos de gobierno, por lo general con sede en la capital y cuyos poderes actúan sobre todo el territorio.
Ahora bien, a diferencia de los Estados unitarios, los Estados compuestos se caracterizan por el reconocimiento de la autonomía política en favor de los entes territoriales menores, que cuentan con instituciones, competencias y capacidad legislativa propia.
El Estado federal, que tiene su origen en la Constitución estadounidense de 1787, nace de la unión de varios Estados independientes que deciden vincularse jurídicamente por una Constitución común y buscan alcanzar la unidad apelando al máximo reconocimiento de su diversidad.
En esta forma de Estado, junto a la Constitución federal, existen otros textos constitucionales propios de cada uno de los entes territoriales menores o estados federados. A su vez, junto a las clásicas funciones del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial), cada Estado federado tiene esos mismos poderes en su territorio; eso sí, respetando siempre la superioridad del poder federal.
¿Es posible hacer la transformación?
En el caso ecuatoriano la respuesta es sí. Para ello, se deberá cumplir con el largo y complejo procedimiento que se requiere para reformar la Constitución. Sin embargo, en la práctica, cambiar la forma territorial del Estado y hacer efectivo el federalismo necesitará mucho más que una reforma a la Constitución. Como sabemos, ese proceso no es sencillo y posiblemente tomará muchos años hasta alcanzar su real implementación.
De hecho, la actual Constitución ecuatoriana, en lo referente a la organización territorial del Estado, copia casi textualmente a la Constitución española de 1978, reconociendo la opción de constituir regiones autónomas. Para esto, es necesario un proyecto de ley de regionalización (elaborado por los gobiernos provinciales) y una propuesta de estatuto de autonomía regional. Podemos afirmar que el Estado de autonomías, como el Reino de España, es ya un Estado del tipo compuesto, pero no llega al mismo nivel de autonomía política que se reconoce en un Estado Federal.
Sobre esto, se debe señalar que hasta la presente fecha no se ha constituido una región autónoma en Ecuador. Entonces cabe preguntarse, en lo referente al reconocimiento de autonomía política de los entes territoriales menores, ¿si no se pudo lo menos, se podrá lo más?
Finalmente, es más importante aún preguntarse si cambiar la forma territorial del Estado ecuatoriano (de unitario a federal) será la solución a los problemas que enfrentamos como país. La historia nos demuestra que no siempre la solución a nuestros problemas está en un cambio a la Constitución, pero lamentablemente hemos insistido en eso.
Ahora bien, si la propuesta prospera, será necesario escucharnos y abrir un gran diálogo y, en lo posible, llegar a un consenso sobre la mejor ruta para un Ecuador diverso y plural, al que le urge fortalecer la unidad y construir la identidad nacional.