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La incomunicación del presidente Lenín Moreno con el país

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En este análisis se revisa la estrategia de la propaganda gubernamental. El Presidente Moreno ya tiene problemas con serias consecuencias, unas que golpean directamente a su imagen.

Fotos: Flickr Presidencia de la República

La comunicación efectiva no se trata solo de producir bonitos spots, ni informar cada semana los ‘grandes’ logros de la gestión gubernamental. Y mucho menos tomarse fotos con celebridades y lograr testimoniales de que todo va muy bien. Estas acciones soportan el mensaje al inicio, si se tiene un objetivo cosmético, pero al cabo de un tiempo se derrumba en detrimento de la imagen política de un gobernante.

Al inicio de su gestión, el gobierno de Lenín Moreno buscó diferenciarse de su predecesor (Rafael Correa) y lo logró. Pero, con el tiempo, tal ímpetu se volvió insuficiente. Hoy una de sus debilidades más notorias es la comunicación política y de gobierno. 

Para Gustavo Cusot, vicedecano del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco de Quito, una buena estrategia comunicacional se sostiene en sólidas acciones gubernamentales en el ámbito económico, político, social, cultural, entre otros. “En el gobierno actual no está claro el objetivo o eje conceptual de lo que se quiere transmitir.  Así la comunicación se siente vacía o fuera de contexto y, por lo tanto, esto afecta a la imagen del gobierno, sumado a los casos de corrupción que desprestigian y ocasionan una percepción negativa de su gestión”, dice Cusot.

La comunicación no debe ser vista como el último eslabón de un proceso político, sino como parte medular de la gestión gubernamental. Todo lo que se haga o deje de hacer debe estar acompañado de mensajes claves, con vocerías coordinadas, con campañas bien afinadas, pero sin caer en los extremos de un Estado de propaganda. La clave está en una estrategia que comprenda un análisis permanente de la opinión pública a través de sondeos, análisis de la agenda mediática y el día a día en territorio.

Las redes sociales no pueden, por si solas, medir un clima de opinión, ni tendencias en cuanto a intereses y preocupaciones. Las estrategias de compra de seguidores y creación de cuentas de apoyo o defensa vuelven maleables a las corrientes de opinión, es impreciso quedarse con esa percepción miope reduccionista, que considera que las redes sociales toman el pulso del sentir ciudadano.

La ausencia de una estrategia efectiva

¿Cuál es la estrategia de comunicación del Gobierno? Si la hay, no es efectiva. O la gestión es tan débil que ni campañas masivas frenan la caída de las cifras en cuanto a la medición de su gestión, según la encuestadora Click. El 84,06% de encuestados califican de mala la gestión del presidente Lenín Moreno. Según esa misma encuestadora, habría una baja de 51 puntos desde que inició su período en el 2017. 

El problema medular en cuanto a la estrategia radica en la gobernabilidad (hay una aparente reinstitucionalización del país, sin embargo, ni en el discurso del 24 de Mayo no dejó de justificar todos los problemas echándole la culpa al Gobierno anterior). Otro problema es el exceso de portavoces, consejeros, ministros y asambleístas, ‘comunicando’ sin lineamientos y con una mirada a corto plazo. 

La contradicción en los mensajes, denota un problema de liderazgo, pero también un problema de comunicación. No hay un discurso político unificado casa adentro antes de exteriorizar mensajes, lo cual deja vulnerable al Presidente y su Gobierno. Deja en el camino insumos a la oposición para hacer cuñas de sus errores, lastimando nuevamente la imagen gubernamental.

Ejemplo reciente de ello, fue, cuando en este mes, el vicepresidente Otto Sonnenholzner anunció, en una entrevista, el posible incremento del IVA.  Al día siguiente, el ministro de Economía, Richard Martínez, decía “no se ha tomado ninguna decisión” sobre un posible incremento del IVA y, un día después, el consejero presidencial, Santiago Cuesta, decía radicalmente: “El presidente Moreno decidió no aumentar el IVA”.   

Cualquier declaración, sobre todo, de un funcionario público del jerárquico superior (Vicepresidentes, ministros, subsecretarios, directores) puede ser noticia y así sucedió. La declaración del Vicepresidente trascendió en los noticieros y en medios impresos, que, incluso, pidieron reacciones y, obviamente, no fueron las mejores.   

 Otro caso similar fue al momento de cumplir con las ofertas de campaña. Moreno ofreció 250 000 empleos al año pero luego tuvo que rectificar y proponer 200 000 plazas. Contrario al discurso de campaña, el empleo es uno de los problemas que no se ha logrado solucionar pese a las políticas económicas impulsadas de la mano del Fondo Monetario Internacional, que parecían prometedoras según los mensajes que se reiteran en las cadenas nacionales de los lunes, en sus discursos y en las charlas ‘académicas’ y,  ruedas de prensa de su Ministro de Economía.

Se alega que el país está pagando “la fiesta” del anterior Gobierno, pero, incluso, ese discurso, también está desgastado, pues son dos años de gestión que aún no tienen una impronta propia.

Un maquillaje que debilita la imagen gubernamental

El último anuncio del “diálogo nacional” quedó en bonitos titulares, pero nuevamente no trascendió a propuestas concretas. Lo propio sucedió con el evento con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Guayaquil que logra el objetivo de seguir maquillando el rostro del Gobierno y no logran levantar la aceptación ciudadana. Actores importantes como los líderes gremiales piden claridad y participar activamente en una agenda de productividad y un verdadero plan económico que sigue apareciendo semana a semana, por retazos, sin una estrategia de comunicación política.

Ante la ausencia de una comunicación de gobierno sólida, las últimas movilizaciones hacen que políticamente el Gobierno tambalee y no atine qué decir ni qué hacer.  Caso último: la protesta del gremio de taxistas que solicitaron regulación para las plataformas de servicios digitales de transporte. Esto refleja que la agenda política no es clara y que no hay un trabajo previo de comunicación política y de relaciones con los diversos públicos. El plan de reacción es la única estrategia.   Aún en el poder, un Gobierno debe ganarse su cuota de legitimación diariamente, con una agenda política trazada y que no se pierda en reaccionar a la coyuntura.  Como dice el consultor Felipe Noguera: “quien gobierne como si aún estuviera en su (vieja) campaña va a fracasar, pero también lo hará quien gobierne como si no estuviera en (una nueva) campaña”.

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