Los contagios de COVID-19 en el Centro Histórico, Belisario Quevedo y Cotocollao están relacionados con su propio diseño urbanístico
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Las tres parroquias están entre las más afectadas por la pandemia. Su diseño urbanístico hace que el distanciamiento obligatorio tenga problemas para cumplirse. Lea este análisis.

Según el sociólogo estadounidense Richard Sennett, el término ‘ciudad’ tiene dos significados distintos. Por un lado, aquel que alude al lugar construido, que en francés se designa con la palabra ville; y por otro, aquel que se refiere a la manera en que las personas habitan dicho lugar, bautizado por los francófonos como cité.
A pesar que evidentemente existen fisuras entre ambos significados de ciudad, el lugar construido es en gran medida el resultado de la voluntad de sus habitantes, pero también constituye el escenario en el que éstos se desenvuelven, enmarcando su existencia.
El padre del término urbanismo, Ildefonso Cerdà, aprovechó esta interrelación entre ville y cité cuando proyectó el ensanche de Barcelona. Es así, que hasta mediados del siglo XIX la ville catalana era compacta, estaba amurallada e industrializada, albergando en su interior una cité densa, hacinada y enferma. Ante este escenario, el urbanista imaginó una ciudad sana, pero sobre todo democrática, la cual materializó a través de una malla ortogonal, que debido a su regularidad ofrecía en toda su extensión los mismos estándares sanitarios a la totalidad de sus habitantes.
Desde hace unos meses la humanidad se encuentra en medio de una situación similar a la que se enfrentó Cerdà dos siglos atrás, pues está combatiendo a un virus que se originó y que se propaga dentro del ámbito urbano. Consecuentemente, siguiendo el ejemplo del creador del ensanche de Barcelona, es preciso entender el medio construido y su relación con el despliegue de la pandemia, para poder proponer soluciones urbanas adecuadas a este nuevo fenómeno de la cité: el COVID-19 entendido como un fenómeno del habitar.
Pues bien, resulta oportuno relacionar los sectores más afectados por coronavirus en Quito con sus formas de división del suelo. Para esto debe rescatarse el componente de la ville debido a que determina en gran medida el funcionamiento actual y futuro de la ciudad. Si bien es cierto que el virus se encuentra presente en la totalidad del Distrito Metropolitano de Quito, se realizará el análisis de tres de los sectores más afectados por la pandemia que se ubican en el norte del altiplano de la capital: el Centro Histórico (229 casos), Belisario Quevedo (262 casos) y Cotocollao (151 casos).
En efecto, se trata de tres áreas con una división del suelo muy particular, establecidos antes de que se popularice el modelo de ciudad jardín que inspiró el desarrollo de los proyectos (ciudadelas) que en la actualidad cubren la mayor parte del sector analizado.
Como sabemos, el Centro Histórico fue fundado durante la Conquista, por lo que, al igual que muchas ciudades latinoamericanas de la época, se estructuró a través del damero; es decir, a través de una cuadrícula, conformada por manzanas de dimensiones similares.
Esta misma forma de división del suelo la encontramos en Cotocollao, parroquia originalmente rural que se erigió durante el período colonial con la finalidad de controlar el territorio circundante.
Por su parte, Belisario Quevedo es una mezcla entre tradición y modernidad. Se conformó en tiempos distintos a los otros dos sectores y se caracteriza porque presenta tres formas de división del suelo. En primer lugar, encontramos parcelas alargadas dispuestas sobre vías derivadas de la avenida 10 de Agosto, las cuales se benefician de la accesibilidad dada por estas infraestructuras.
De hecho, este sector de la ciudad se configuró como uno de los primeros barrios artesanales de Quito, sus habitantes buscaban tierras económicamente accesibles que a la vez estuvieran vinculadas con el centro urbano de la capital. La segunda forma de división del suelo de Belisario Quevedo es la malla, que está compuesta por vías paralelas y perpendiculares entre sí. Finalmente, este sector de la ciudad se caracteriza por la presencia de fincas con dimensiones excepcionales destinadas a usos especiales, como la Universidad Central. Esto se debe a que, por haber sido durante mucho tiempo un territorio exterior a la ciudad, mantuvo parcelas rurales de grandes dimensiones capaces de albergar este tipo de equipamientos.
Todas las formas de división del suelo mencionadas podrían relacionarse con la alta concentración de COVID-19 en estos tres sectores de Quito porque aportan significativamente al constante flujo peatonal, a la intensidad y variedad de actividades. Consecuentemente, promueven las aglomeraciones de personas que impiden el necesario distanciamiento social en tiempos de pandemia.

Efectivamente, la malla, el damero y las vías derivadas de la avenida 10 de Agosto conforman entramados viales continuos, conexos y redundantes en sentido norte-sur y en dirección este-oeste, lo cual facilita el movimiento tanto en el interior de estos tejidos, como entre éstos y otras áreas de la ciudad.
Las vías paralelas y perpendiculares de estos sectores se intersecan generalmente entre cada 60 y 100 metros, generándose mayor cantidad de puntos de concentración e interacción que los encontrados en otras zonas de la capital. En efecto, los sistemas viales de gran parte de las ciudadelas que componen el aglomerado urbano, tienden a entrecruzarse hasta cada 400 metros buscando aumentar su rentabilidad al trazar mayor número de parcelas y también siguiendo las directrices del Plan Director de 1948, cuyo objetivo era reducir el tráfico a través de la disminución de cruces viales.
Además, el ritmo vial de las áreas de estudio conforma manzanas generalmente pequeñas, las cuales promueven la realización de desplazamientos variados, dado que el recorrido más corto entre dos puntos no difiere significativamente de sus trayectos alternativos más largos. Esta diseminación de flujos propicia a su vez el despliegue de los servicios y del comercio tanto formal como informal, que abarca alrededor del 30% de las transacciones efectuadas en Quito.
Aparte de aquellas que se realizan en las estrechas calles tradicionales del Centro Histórico, de Belisario Quevedo y de Cotocollao, muchas de dichas transacciones económicas informales se llevan acabo dentro de sus respectivas plazas, a diferencia de lo que ocurre en el resto del territorio de la capital, donde los proyectos inspirados en la ciudad jardín remplazaron las plazas por parques. Las plazas, que se encuentran generalmente rodeados de equipamientos, comercios y servicios, atraen a la población de cada sector y también a los habitantes de otras zonas; más aún sabiendo que el Centro Histórico se caracteriza por la concentración del poder político, que Belisario Quevedo alberga una gran variedad de instituciones educativas y dedicadas a la salud, y que los tres sectores estudiados destacan por la presencia de grandes mercados ubicados en sus áreas.
Por su parte, el comercio formal se vincula directamente con el exterior al instalarse dentro de casas coloniales que generalmente se levantan a línea de fábrica, o a través de la construcción en los retiros de las edificaciones aisladas. De esta manera, el espacio público constituye la extensión del ámbito privado. Este vínculo se ve reforzado si se toman en cuenta el mal estado y las dimensiones reducidas de algunas de las viviendas ubicadas en estos sectores, que a veces se ven limitadas por el área de las parcelas que las contienen y otras veces son acotadas debido a la sobre construcción dentro de solares de dimensiones superiores. Desde el punto de vista urbanístico, las altas concentraciones de COVID-19 presentes en el Centro Histórico, en Belisario Quevedo y en Cotocollao pueden explicarse a través de la relación entre la ville y la cité.
Los tres sectores se caracterizan por formas físicas que aportan al uso intenso del espacio público, lo cual en términos normales es una condición ideal, pero en tiempos de pandemia se han convertido en una potencial amenaza. El equilibrio entre salud y vida urbana es uno de los retos más importantes que el despliegue del coronavirus nos ha dejado y solo la comprensión de nuestras ciudades nos permitirá abordarlo adecuadamente.
Lo vamos a analizar también en la ciudad de.ibarra para verificar realidad de lo expuesto.
Considero que en nuestra ciudad por estar en un valle y su fluidez de vientos ayuda a que no haya muchos contagios. Ibarra es una de las ciudades con el.mejor aire sin contaminación del Ecuador.
Muchas gracias por leernos.
Jean Cano