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Bajo fuego cruzado

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Debilidad informativa, de planificación y de articulación de acciones concertadas para controlar la propagación del Covid-19, caracterizan la acción del régimen, pero, a paso lento busca remediarlos.

Foto: Karla Sánchez – Flickr Vicepresidencia de la República

No hay otra expresión. La cuarentena por el Covid-19 tiene a la población ecuatoriana y mundial, usuaria de redes sociales, bajo fuego informativo cruzado. Incesantemente cruzan ráfagas de verdades a medias, manipuladas y falsas informaciones, como mensajes del mismo condumio, que arrasan a la débil comunicación real y confiable.

Sí, el drama nacional conjuga con productos comunicacionales sesgados, trucados, sin réplica, convirtiéndose en “verdades” que alimentan angustias y temores en usuarios de redes, desencadenando no pocos desajustes emocionales en una población ávida por contenidos esperanzadores de efectiva defensa del virus.

Frente a ello, la enorme estructura gubernamental parece estar envuelta en sosiego y limitaciones para contrarrestarlas sin confrontarlas, y parece despertar al desarrollo de efectivos productos comunicacionales de prevención y desarrollo de culturas preventivas encaminadas a controlar la propagación de la epidemia. Ojalá así sea, porque la orfandad de la creatividad comunicacional del régimen evidencia lo quimérico del supuesto “talento humano” de sus mandos, quienes han puesto en tela de juicio presuntos intereses particulares con sórdidas fricciones por el poder, relegando el efectivo servicio público, la organización y disciplina de trabajo en equipo que, desde el inicio tenían la obligación desplegar acciones como efectivo equipo multidisciplinario para posicionar la prevención de la propagación del virus.

No fue así y no lo es, por lo que no llama la atención leer titulares como las “Inconsistencias en los registros de los fallecidos denuncian los familiares” o sarcasmos relacionados al Semáforo Nacional dispuesto para la “segunda fase” de control gubernamental: Municipios en Rojo. Gente  en Amarillo. Corrupción en Verde.

Y el sarcasmo parece conjugar con la realidad, porque rigiendo el rojo con las restricciones primarias de control en los cantones, un grueso de egoísta e indisciplinada población transita y se aglomera libremente en espacios urbanos, mientras el peregrinaje de la corrupción no tiene obstáculos para hacer de las suyas en el escenario de temor, angustia y desesperación.

Pero casi a la docena de semanas del inicio de estado de excepción los responsables de vigilar la salud de la población iniciaron procesos de consolidación del número de víctimas mortales e infectados, revelando que las cifras anteriores fueron erráticas porque a una misma víctima fue registrada dos o tres veces o registraron decesos por Covid-19 cuando en realidad fue por otra patología, según el viceministro de salud.

¿Planificación? 

El errático manejo de la crisis de salud respondería a que la declaratoria del estado de emergencia no fue acompañada por planificación alguna para controlar la propagación del virus, que podría entenderse porque en el país es historia un órgano planificador, cuya regencia en la década trucada fue visible articulador del discurso de la demagógica “revolución ciudadana”, por lo que el protagonismo en la crisis recayó en el Comité de Operaciones de Emergencia-Nacional (COE-N), con vocería política y no con técnicos en salud y seguridad que habrían dado confianza pública.

Por ello es que cuando municipios, juntas parroquiales, organizaciones comunales y barriales  estaban llamadas a ser protagonistas en la organización y disciplina ciudadana para el control de la epidemia y evitar su propagación, por su evidente cercanía con las poblaciones locales, su papel fue secundario, por decir lo menos. Desde la segunda fase se les responsabilizó de informar de las condiciones locales para eventuales cambios del color de la semaforización que inició en rojo.

Y al mencionar gobiernos locales, tampoco han tenido contacto con el denominado Consejo Nacional de Competencias, cuyos ejecutivos habrían decidido ser rigurosos cumplidores de la cuarentena, en lugar de promover y enlazar procesos de acción efectiva en municipios y parroquias en torno a la emergencia.

Corregir debilidades

En tal panorama, el régimen está persuadido de corregir sus debilidades, por la sensación colectiva de que sus palabras no acompañan a los hechos, cuya credibilidad sufre más cuando por su desesperación por conseguir dinero para alimentar la escuálida caja fiscal, canaliza trámites de perversos proyectos legales tratando de gravar más a personares naturales y jurídicas sin actividad económica  y con egresos improductivos, orientados a cubrir necesidades básicas  aumentadas por el forzado enclaustramiento y por el sostenimiento de plantillas laborales sin producción.

Un régimen recaudador, rentista del bolsillo ciudadano, se muestra impávido a corregir sus egresos presupuestarios, porque a un año de culminar su mandato ha mantenido y acaso aumentado su gasto corriente en sueldos y salarios, manteniendo su gruesa burocracia e instituciones como la Unidad de Registro Social,  la Agencia de Control y Regulación Postal, la Empresa Pública de Espacios Públicos, la Empresa Pública Importadora, y un largo etcétera. Múltiples voces han encontrado oídos sordos a la reducción del tamaño burocrático, hacerlo hoy sería traumatizante, por lo que el analista Oswaldo Landázuri apuesta por la reducción de sueldos y salarios, elevados en momentos en que el precio del petróleo estaba en su mayor pico internacional, por el gran “egonomista”. Hacerlo, en algo aliviaría la caja fiscal.

Nadie está exento de los efectos de la epidemia; corrijo, indemnes están los especuladores y  los malversadores de fondos públicos. Si el deseo es salir pronto del cautiverio preventivo, imperativo es disuadir el caracterizado egoísmo individual y social ecuatoriano y dar paso a la solidaridad con disciplina y organización, asumiendo la prevención primaria de uso  de mascarillas, frecuente lavado de manos y distanciamiento social, para reducir la propagación del virus, hasta cuando emerja la prescripción médica para reprimirlo y retornar a la denominada “normalidad”.

“Normalidad” que no será la misma, porque pronósticos internacionales cifran en al menos 300 millones de habitantes de las ciudades del mundo que serán relegados a la pobreza, y, proporcionalmente, no serán menores los efectos en el Ecuador, donde el 60% de su población económicamente activa trabaja informalmente y crecerá, pero en estos días diseñemos un horizonte que haga más llevadera la salida de la crítica situación, con organización y disciplina, con una fuerte cultura preventiva de salud.

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