Atreverse a cambiar o perder
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Es inevitable la comparación entre Ecuador y Argentina. Ya se viene diciendo desde hace rato: cuidado con no atreverse a implementar el cambio; quedarse a medio camino tiene altos costos para la economía y para la política.

La derrota espantosa de Mauricio Macri en las elecciones primarias de Argentina debe poner las barbas en remojo de quienes creen que el populismo es rechazado por el pueblo y que las secuelas de sus pésimos gobiernos no volverán a ganar elecciones. Los pueblos desesperados por el desempleo, la inseguridad y el hambre prefieren creer mentiras con tal de castigar el mal desempeño económico de los gobiernos.
Ecuador y Argentina se libraron del populismo de Correa y de Kirchner, y han intentado corregir las atrocidades heredadas de esos nefastos gobiernos: endeudamiento, pobreza, desempleo, enorme gasto público, despilfarro y corrupción sin límites ni precedentes.
En ambos casos los gobiernos herederos ofrecieron un modelo económico liberal, apertura a la empresa privada, atracción de la inversión extranjera, reducción del gasto público, empleo y crecimiento económico. Ambos gobiernos suscribieron acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y ambos incumplieron los acuerdos. El Fondo Monetario, en ambos casos, alivió las condiciones y replanteó las metas. Los dos gobiernos apostaron por el gradualismo.
Ambos gobiernos quisieron cambiar de modelo económico pero no pudieron hacerlo. Si sobran 100 000 empleados públicos ¿cómo hacen? Echan a la calle y crean un problema económico y además un problema social… mejor van despacio, poco a poco, gradualmente. En ese caso siguen gastando, siguen endeudándose y no cambian de modelo. Sabían lo que había que hacer pero no sabían cómo hacerlo o no se atrevieron.
El fracaso de Macri en Argentina
Hubiera sido un milagro que Macri lograra la victoria para la reelección con una inflación cercana al 50% anual, con un precio del dólar siempre presionando hacia arriba (ha pasado de 9 pesos por dólar a 50 pesos por dólar), con la economía en recesión, desempleo y pobreza igual que con el populismo, después de cuatro años de gobierno. Los electores tuvieron en la elección del domingo pasado la oportunidad que esperaban para castigar el desempeño económico del gobierno. ‘Cambiemos’ se denominó la plataforma electoral anterior y ‘Juntos por el Cambio’ la de ahora; pero nunca se decidió a cambiar, fue un Presidente timorato.
Los primeros ministros que tuvo Macri parecían estar dispuestos a cambiar el modelo económico, uno de ellos consiguió la declaración de 100 000 millones de dólares en bienes no declarados en Argentina. No duró mucho; después de eso el gobierno de Macri se dedicó al culipandeo en la economía y en la lucha contra la corrupción. La derrota le deja ahora con menos de tres meses para alcanzar la quimera de remontar 17 puntos de diferencia con el victorioso dúo peronista Fernández-Kirchner. Le quedan también cuatro meses de gobierno ingobernable. El gobierno del pato rengo, le llaman los estadounidenses, cuando ya está elegido el sucesor y carece de valor la palabra del gobernante. Muchos argentinos hablan más de gobernabilidad que de posibilidades de victoria para Macri y sugieren que lo mejor para él sería aliarse con Fernández para evitar el deterioro de la economía y garantizar una salida decente. No se puede olvidar que en casi 100 años no ha podido terminar su mandato un gobierno no peronista.
El retorno de los corruptos
Los resultados de las primarias argentinas desatarán debates y preocupaciones sobre la corrupción política. Habrá quienes crean que la victoria de Cristina Kirchner constituye una suerte de perdón popular y ablandará a los jueces que llevan los juicios en su contra; alentará a los políticos corruptos que piensan que a la gente no le importa el robo de fondos públicos, que lo único que le importa es su bolsillo. Los acusados de malversación de todos los países se tornarán más alevosos y creerán que la solución de sus problemas es volver a ser candidatos.
Cristina Kirchner volvió a ser candidata y logró la victoria a pesar de los 13 procesamientos y siete pedidos de prisión preventiva, en libertad por los fueros de senadora y porque sus colegas políticos no autorizan a los jueces a ejecutar la orden de prisión. Tampoco influyó en el electorado la impactante revelación de ‘los cuadernos de la Corrupción’.
Parece que la corrupción política goza de buena salud. Las acusaciones, por graves y fundadas que sean, no impiden que los políticos ejerzan su derecho a ser candidatos ni la posibilidad de ser elegidos. Ellos saben utilizar el derecho a ser considerados inocentes mientras no se les pruebe la culpa. El dinero robado les permite pagar abogados, vivir en paraísos judiciales y disponer de partidarios a sueldo que mantengan vigente su figura. Los analistas políticos en argentina creen que Macri se equivocó, desde el comienzo de su gobierno, mostrándose indulgente con Cristina Kirchner aduciendo independencia judicial. Probablemente pensó que le convenía presentarse a la reelección contra una candidata que sería la encarnación de la corrupción y aseguraría la victoria. Algunos miembros de su gabinete le pedían que despida a un estratega que, según dicen, aseguraba que es mejor el optimismo que el realismo. Es el mismo personaje que da consejos políticos en Ecuador.